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El VIH/Sida, parte de la realidad de sexoservidoras

Por Belinda Hernández

La imagen que predomina en los medios de comunicación cuando se habla de trabajadoras sexuales inmigrantes en territorio español responde a mujeres víctimas del tráfico sexual, raptadas, esclavizadas y violentadas en sus derechos. Si a lo anterior se le suma el estigma que conlleva el VIH/Sida como infección de transmisión sexual tenemos un coctel sensacionalista que no refleja lo complejo que puede ser la realidad social de las trabajadoras del sexo.

Para algunas mujeres decidir formar parte de la industria sexual es una opción para subsistir en su proceso migratorio ya que enfrentan circunstancias como ser ilegalizadas, la precariedad del trabajo femenino, la discriminación por lugar de procedencia, ser jefas de familia y tener la prioridad de conseguir dinero para mandarlo a su país de origen. Lo anterior, entre otras variables, pueden ser también los factores que las hacen más vulnerables a contraer alguna infección de transmisión sexual como el VIH/Sida porque si necesitan trabajo y dinero tendrán relaciones sexuales sin protección.

TRABAJADORAS SEXUALES DE LATINOAMERICA

En los últimos siete años, según datos registrados por Ambit Dona, asociación que trabaja con trabajadores y trabajadoras del sexo comercial en Barcelona, el número de trabajadoras latinoamericanas se ha incrementado rápidamente. Del 0.5 por ciento registrado en 1998 al 32 por ciento en el 2004, siendo el colectivo mayoritario que trabaja en el sexoservicio dentro del territorio español, seguidas por Africa subsahariana con el 26 por ciento.

En cuanto al lugar de procedencia de las trabajadoras sexuales, en su mayoría son peruanas y ecuatorianas. En sus datos no se registran mexicanas; sin embargo, cabe destacar que las usuarias del servicio de Ambit Dona son trabajadoras de la calle y locales, por lo cual no tienen registros de otros ambientes en donde la industria del sexo profesional se desarrolla con servicios a través de llamadas telefónicas o cuando las trabajadoras sexuales tienen clientes particulares. Además las mexicanas, por una cuestión geográfica seguramente, migran hacia en norte de América.

En el trabajo nocturno que realiza Ambit Dona se reflejan los siguientes resultados: el grupo mayoritario sigue siendo el colectivo de Centro y Sudamérica con un 24 por ciento. De éstos, el 53 por ciento son transexuales y el 47 por ciento son mujeres.

LA VULNERABILIDAD ANTE EL ESTIGMA

El fenómeno de la inmigración en España cobra importancia durante los años 90, al tiempo que la pandemia del Sida adquiere fuerza. Es entonces cuando se cree que los/as inmigrantes pueden ser una entrada del virus al país; sin embargo, con el paso de los años, se sabe que si bien son más vulnerables al virus por factores de precariedad social y económica, entre otros factores socioafectivos la propagación de la pandemia en Europa ha sido fundamentalmente autóctona.

Por otra parte, el hecho de ser mujer inmigrante que trabaja en el sexoservicio hace que se viva una triple discriminación, y si le añadimos la suposición de ser positiva al VIH/Sida, hablamos de cuatro estigmas sociales, nos indica el pedagogo social Jesús Edison Ospina.

LA VULNERABILIDAD LABORAL

El trabajo femenino en la mayoría de las sociedades es menos remunerado y valorado y, además, por lo general las mujeres se han dedicado tradicionalmente a labores de cuidado y servicio. Ante la situación de poca oferta laboral, carencia de papeles legales en territorio español para trabajar, la importancia de obtener dinero rápido para subsistir y mandar dinero a sus países de origen, el sexoservicio se convierte en una opción en donde las mujeres encuentran rápidamente un trabajo en el cual no les piden papeles, existe algo de autonomía y ellas deciden, si no trabajan para alguien más, las tarifas a pagar por sus clientes.

La experiencia de algunos países en donde se ha tratado de erradicar el trabajo sexual es que las trabajadoras sexuales terminan siendo más vulnerables. En Alemania, Holanda y Bélgica, el trabajo sexual está regulado y sus políticas incluyen respeto al espacio de trabajo así como derecho a atenciones sociosanitarias como cualquier otra trabajadora.

LA VULNERABILIDAD ANTE EL VIH/SIDA

En los últimos años se observa la feminización de la pandemia, entre otros motivos como la falta de información, porque el cuerpo femenino es más propenso a afectarse con el VIH/Sida.

España es uno de los pocos países en donde, independientemente de la situación legal de cada persona, el servicio de sanidad es para quien lo necesite. Para extender una tarjeta sanitaria no es requisito tener estancia legal en España; sin embargo, pocas lo saben y las mujeres tienen miedo de ir porque temen ser deportadas, estigmatizadas y juzgadas.

Si a lo anterior se le suman otros factores como lo complejo que suele ser un proceso migratorio, la falta de información sobre conductas de riesgo, carencia de programas preventivos sobre salud sexual y reproductiva en sus países de origen y la persecución policial, además de la prioridad de obtener dinero porque deben cubrir sus necesidades básicas, pagar multas por utilizar el espacio público o deudas contraídas por el pasaje que las ha traído a territorio español, tenemos mujeres más vulnerables a la infección o coinfección del virus.

Si les pagan más, lo harán sin ninguna barrera de látex o polietileno de por medio, olvidando cualquier discurso preventivo.

PREVENCION Y TRATAMIENTO DEL VIH/SIDA

En los pasados meses, el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través del Plan Nacional sobre el Sida, distribuyó un total de 284 mil 750 folletos divulgativos y 24 mil pósteres sobre cómo prevenir el Sida en todas las lenguas cooficiales además de inglés, francés, portugués, ruso, polaco, rumano, árabe y chino con el objetivo de llegar también a toda la población extrajera que reside en España.

Además, existen varios organismos no gubernamentales (ONG) de apoyo a los y las trabajadores sexuales; sin embargo, el índice de afectadas por el VIH/Sida aumenta.

La antropóloga Clarisa Velocci, de la asociación GENERA en Barcelona, explica que desde su grupo se están replanteando la forma en que se interviene con las trabajadoras del sexo. Considera que los discursos son ortodoxos y no reflejan la realidad de las mujeres inmigrantes. No se consideran sus prioridades ni se les escucha, por ello las campañas suelen ser poco efectivas.

Se deben crear líneas de acción política, empoderar a las mujeres, escucharlas y hacer uso de sus recursos, como son las redes de solidaridad que las trabajadoras sexuales tienen, principalmente las latinas. A través de esas redes han llegado a territorio español, sin engaños, sabiendo en lo que trabajarían. Se ayudan en el cuidado de la casa y los/as hijos/as y es ahí -desde sus recursos y su cultura- donde se puede actuar, opina la activista, quien también es miembro del Grupo de Trabajo Sexual de la RED2002.

Existen muchos retos y líneas de actuación para la prevención del VIH/Sida, en principio luchar contra el estigma social y cultural que arrastra el trabajo sexual, la inmigración, el VIH/Sida y el hecho de ser mujer. «Tenemos que actuar contra los vacíos que existen en el trabajo con las y los trabajadores sexuales migrantes», concluye Velocci.

05/BH/GM

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