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Elena: genio y espíritu

Por Lydia Cacho

Ese día cumplía 74 años y vestía un traje sastre amarillo que le iluminaba el rostro. Cuando le pasé el micrófono en la Universidad de Stanford, subió al podio con la gracia de una princesa de 20 años. Luego, con la fuerza e inteligencia de una sabia, narró –como sólo ella lo hace– cómo viven las familias de Ciudad Juárez luego de haber perdido alguna hija en esa vorágine de feminicidio sistemático.

Más tarde, con paciente respeto y gran curiosidad periodística, Elena, esta escritora que siempre está dispuesta a desentrañar historias y develar fortalezas de quienes sobreviven al dolor, escuchó largos testimonios de las activistas de Chihuahua.

Al terminar la conferencia, la universidad nos ofreció una cena; las mexicanas decidimos improvisarle un festejo de cumpleaños a la maestra y amiga. Un grupo de estudiantes que tocaban reggae hizo las delicias de la fiesta.

Elena, animada, bailó sin parar ante la mirada atónita del cuerpo académico, que no podía creer que la ganadora del premio Xavier Villaurrutia y nombrada Doctora Honoris Causa por ocho diferentes universidades, zapateara como quinceañera feliz.

Los conmovidos estudiantes cantaban «No woman no cry», metiendo un coro improvisado con el nombre de la festejada «Elena, Elena, Eeelena» al más puro estilo Bob Marley. Ella bailaba con ágil hermosura.

De la mano de una de las amigas, Elena subió a la mesa y se meneó como quien celebra una vida bien vivida y merecida, como quien respira la realidad entera y la devuelve como magia, en tinta y papel.

Sus padres la bautizaron Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor. A esta hija de un príncipe heredero del Rey de Polonia y de una mexicana, la gente de la calle la conoce como Elenita, o Elena Poniatowska. Ella no soporta el diminutivo y ciertamente no le queda a una mujer de su estatura moral y fuerza vital.

En un par de años cumplirá 80 y su pluma es tan ágil como siempre y más sabia que nunca. «Leonora», su más reciente libro, es prueba de ello. Basta leer esta nueva obra de Editorial Seix Barral para entender por qué gano el premio Biblioteca Breve 2011.

Basada en la genial pintora surrealista Leonora Carrington, este magnífico libro, escrito como una biografía novelada, revela desde la voz de una narradora omnisciente que mira por el ojo de la cerradura, a la niña inglesa que intuye que su locura más que una enfermedad es una búsqueda existencial.

Reproduce diálogos imaginarios con un prístino tejido de voces sólidas, sello de Poniatowska.

Ya con Tinísima (1990), la vida de la fotógrafa Tina Modotti, Elena reveló el fino arte de navegar entre los géneros de novela y biografía; pero esta vez la lucidez de la maestra de la crónica periodística, ésa que ilustró a varias generaciones con Las noches de Tlatelolco (1971) se muestra esplendorosa.

Regresa la poeta y escritora, entregada a la tarea de redescubrir a grandes mujeres que la historia quiso dejar como casualidades de una narrativa patriarcal que las califica de locas, ingenuas o excepcionales (excepcionales no por magníficas, sino por pocas entre los muchos).

Ya con Querido Diego, te abraza Quiela (1978), Poniatowska rescató la historia de la pintora rusa Angelina Beloff, mujer de Diego Rivera e influencia vital del pintor. Por eso no sorprende que esta gran escritora mexicana haya elegido reconstruir la vida de Leonora.

Allegada de datos verídicos, Elena narra, a través de una vida entre mansiones, monjas crueles, instituciones siquiátricas y pasiones tan desmedidas como mágicas, el desarrollo del movimiento de arte surrealista, el más grande del siglo pasado.

Elena nos revela a una mujer-artista compleja y genial que logró escapar de un manicomio español para dejar su huella en Nueva York; esa pintora que encontró su voz al refugiarse en México, que redescubrió el amor con Renato Leduc y cuyos hijos vivieron en carne propia el movimiento estudiantil del 68.

Con este libro, Elena Poniatowska, la activista congruente, la niña rebelde, la poeta, la periodista, la que escribe cuentos infantiles, la solidaria feminista, la culta intelectual, la abuela dulce, la bailadora de reggae y bebedora de tequila, se hace presente con la admirable fuerza de una inmensa escritora, dueña de las palabras que cantan al ritmo de una lucidez que no tiene edad, pero cuyo sello es, ahora y siempre, inconfundible.

www.lydiacacho.net Twitter: @lydiacachosi

*Plan b es una columna publicada lunes y jueves en CIMAC, El Universal y varios diarios de México. Su nombre se inspira en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá.

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