Al volver, el 3 de enero, me encontré con un montón de mensajes. Se trata de la indignante noticia sobre una mujer que fue vendida por su padre el 23 de diciembre, durante sus vacaciones de Navidad.
Aurelia tiene 31 años, es originaria de Oaxaca, en la comunidad indígena de Tlaxiaco. Llevaba trabajando en el Distrito Federal cuatro años y se había hecho de un novio quien no fue aprobado por su familia.
El padre decidió arreglar la venta de su hija con un viejo viudo conocido por su mal carácter, su afición a la bebida y su maltrato a sus hijos y mujeres. Aún así, Aurelia fue vendida por 15 mil pesos, pero como el viudo sólo contaba con diez mil aportó un caballo flaco y cansado a la oferta.
Sobra decir que enseguida me comuniqué con CIMAC, con las amigas. Ya con los datos del procurador del estado y los centros de derechos humanos de la región, empezaron los problemas.
La prima y dos hermanas que denunciaron la privación de la libertad, la violencia con que fue arrastrada y encerrada en la casa del viejo se echaron para atrás. Tienen miedo a las represalias. Dudan acerca del castigo que merece el delito. ¿La cárcel?, piensan, y se arrepienten de haber denunciado a su padre y tío, al hombre que vendió a una hija, a una mujer, como si fuera mercancía, en pleno siglo XXI, en un país libre, frente a todo el mundo.
Temen al viudo, alegan sus usos y costumbres, pero recuerdan los gritos de Aurelia y se estremecen. Ya no saben el nombre de su padre, ni la dirección, ni nada. Se encuentran en la encrucijada de su vida, tienen clavada la promesa que le hicieron mientras se la llevaban: «¡Te vamos a ayudar!» Pero, ¿la cárcel? ¡Precisamente!
Tráfico de personas, asociación delictuosa, privación de la libertad, abuso, maltrato y violación. Son delitos graves y nadie, ni la costumbre, puede pasar encima de la ley. Esto se persigue de oficio. Señor procurador, Sergio H. Santibáñez: Aurelia Ramírez lo necesita. Nosotras las mujeres, por lo menos, queremos saber si es su voluntad permanecer presa mientras su antiguo novio la está esperando.
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