Inicio Empleadas del hogar, 9 de cada 10 migrantes guatemaltecas

Empleadas del hogar, 9 de cada 10 migrantes guatemaltecas

Por Rubí López, corresponsal

Hay 1.4 millones de guatemaltecas y guatemaltecos que viven en el exterior; de esta población, 27.6 por ciento son mujeres, de acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
 
Radicadas en su mayoría en Estados Unidos, cruzan las fronteras de Guatemala buscando mejorar su calidad de vida.
 
Según la Encuesta sobre Migración en la Frontera Sur de México 2009 (EMIFSur), publicada por el Instituto Nacional de Migración de México (INM), en los años 70 y 80 las migraciones de guatemaltecas y guatemaltecos fueron motivadas por el conflicto armado interno. Pero con el paso de los años y la firma de la paz en 1998, estas razones han cambiado.
 
“Hoy más y más mujeres migran por razones económicas: buscando mejores niveles de ingresos para sus hogares. En ese sentido puede ser tanto para atender las necesidades de su familia ascendente (padres, abuelos), como en beneficio de sus hijas e hijos (familia descendiente)”, dijo a Cimacnoticias la politóloga Claudia López Robles, investigadora del Instituto de Investigación de Gerencia Política (Ingep) en el área de incidencia política y social sobre migraciones, de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala.
 
“Las mujeres, así como los hombres, migran en su mayoría a Estados Unidos, sin embargo en el sur de Guatemala encontramos el fenómeno de la frontera, donde muchas mujeres de los departamentos fronterizos migran temporalmente hacia el sur de México”, explicó.
 
Para muestra un botón. La socióloga guatemalteca Ana Silvia Monzón, en su libro “Las viajeras invisibles: mujeres migrantes en la región centroamericana y el sur de México”, menciona que en ciudades como Tapachula el 90 por ciento de las trabajadoras domésticas son guatemaltecas.
 
La inserción de guatemaltecas migrantes en el sector laboral, tal como en el caso de Tapachula, es mayor en el área de servicios.
 
Según el libro de la OIM “Encuesta sobre remesas 2010, protección de la niñez y adolescencia”, las guatemaltecas migrantes se emplean en primer lugar en el sector de servicios y ventas (36 mil 467); en segundo lugar como empleadas de oficinas (33 mil 789), y  en tercer lugar como operarias –ya sea de instalaciones o mecánicas– y agricultoras (30 mil 52).
 
En cuarto lugar como técnicas profesionales de nivel medio (23 mil 995), en quinto como profesionales (15 mil 726), y en sexto lugar como directivas (228).
 
Dos factores determinan la inserción laboral de las migrantes guatemaltecas: la edad y el grado de escolaridad.
 
Según el estudio de la OIM, el 16.8 por ciento de ellas tiene entre siete y 19 años de edad; el 61.5 por ciento, entre 20 y 34; el 15 por ciento, entre 35 y 44; mientras que el 6.7 por ciento restante tiene 45 años o más.
 
En cuanto al nivel de escolaridad, 40.2 por ciento de las migrantes guatemaltecas mayores de siete años cursó la primaria o menos; el 30.6 por ciento cursó nivel diversificado; el 21 por ciento el nivel básico; el 3.7 por ciento no tiene ningún grado de instrucción, y el 0.8 por ciento tiene nivel universitario.
 
En su ruta hacia el norte, las migrantes deben transitar por México. “Se ha observado que las mujeres toman rutas más cautelosas, es decir viajan más con ‘coyotes’ (traficantes de personas) de confianza o bajo encargo. Algunas también viajan con documentos y luego deciden quedarse. Las mujeres toman menos riesgos en general”, dijo Claudia López.
 
Aún así, la deportación es una realidad que sigue sumando mujeres sin lograr su sueño. La EMIFSur publicó que en 2009 (el dato más reciente disponible), de los 28 mil 188 guatemaltecos deportados, 4 mil 322 eran mujeres, mientras que de EU deportaron a 2 mil 728 en 2012, según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala (Minex).
 
Muchas de estas mujeres deportadas son quienes denuncian las amenazas a las que se ven expuestas: extorsiones, abusos, maltrato y estafas.
 
Monzón escribe que “es evidente que en la ruta crítica que atraviesan miles de mujeres migrantes, sus Derechos Humanos fundamentales son vulnerados, por ejemplo, su derecho a la integridad física, a un trabajo digno y a vivir libres de violencia.
 
“Es decir, la mayoría de los derechos asociados con la ciudadanía plena, le son vedados a las mujeres desde el lugar de origen, en el tránsito migratorio y muchas veces también en el país de destino”.
                                                    
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