Diana Molatore Salviejo, restauradora, y Beatriz Palavicini, arqueóloga, ambas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), presentaron el pasado fin de semana los resultados de sus trabajos de diagnóstico, limpieza y mantenimiento de la capa pictórica del mural La Batalla, en Cacaxtla, Tlaxcala.
No es la primera vez que las pinturas de Cacaxtla son sometidas a las manos expertas de mujeres, pues ya en los años 90 la restauradora Diana Magaloni llevó a cabo el análisis químico de las pinturas, con el fin de determinar una metodología adecuada para su restauración, junto con un investigador del Instituto de Química de la UNAM.
Y en esta ocasión, el proyecto de restauración, a cargo de Molatore y Palavicini, estuvo acompañado por estudios geofísicos del suelo.
En el Mural se puede apreciar actualmente la representación de dos grupos guerreros: ave y jaguar, vencidos y vencedores. La primera parte muestra el sometimiento de los que portan el atuendo de ave, en la segunda el hacer sangrar a los prisioneros representa el sacrificio, dejando al descubierto vísceras de los guerreros vencidos.
La estructura arqueológica luce frágil bajo la gran techumbre de 11 mil metros que la protege principalmente de la lluvia y los fuertes vientos de la región, debido a que el principal material de construcción es el adobe y estuco, sin embargo,» ha generado otro problema: los pájaros la han transformado en su nuevo hábitat, dañando con sus heces parte de la superficie» explicó Diana Molatore.
LA RESTAURACIÓN
Los principales objetivos del Proyecto de Conservación Integral y Mantenimiento Mayor de la Zona Arqueológica de Cacaxtla (obra perteneciente a la cultura Olmeca-Xicalanca) fueron: consolidar los aplanados de estuco; hacer limpieza de toda la zona, retirando la tierra cumulada y que ya estaba ocasionando serios daños a las pinturas, y quitar el techo provisional, que tenía ya 25 años instalado.
El trabajo de restauración consistió en el retiro la lámina metálica (26 x 1.60 metros de longitud) y poner una cubierta de vidrio, que propiciaba la acumulación de tierra que arrastraba el viento e impedía ver en su totalidad el mural.
En su lugar se colocó una protección de policarbonato con filtro UV, material muy ligero e impide el reflejo de la luz, lo cual permite apreciar perfectamente la obra. Con esto se da homogeneidad al Templo B.
La Batalla, se encuentra en la parte norte del sito, en el Edificio B. Fue creada aproximadamente en el periodo Epiclásico (800-1000 d. C.) Mide 22 metros de longitud, presenta grandes paralelismos con los ritos del área maya y está asociada a fechas arqueoastronómicas, comentó Palavacini.
Frente al mural, Molatore, explicó cómo se había hecho la restauración: explicó que lo primero, luego de constatar que el mural guarda un buen estado de conservación, fundamentalmente de su parte cromática, fue un diseño de protección de la pintura y estructuras prehispánicas.
Se utilizó madera, papel kraf y hule espuma para proteger las paredes, pisos y mural para evitar algún daño que pudieran sufrir durante la maniobra. El desmontaje de la lámina metálica estuvo a cargo de restauradores de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), dirigidos por Molatore.
«Anteriormente se creía que el Palacio era una unidad habitacional, pero, en el 2005 Ana María Soler Arechalde, del Instituto de Geofísica de UNAM, realizó un estudio de los residuos materiales en el suelo y se pudo comprobar que era el lugar donde se preparaban y hacían ofrendas», señaló la arqueóloga Beatriz Palavacini.
LA RENOVADA IMAGEN DE CACAXTLA
Los positivos resultados de la recién terminada restauración, así como la de anteriores intervenciones, han dado lugar, como en los años 90, a una mayor difusión del sitio.
Las intervenciones de Magaloni fueron difundidas a través no sólo de los canales académicos, sino también de medios de divulgación internacional como la revista de National Geographic y televisoras extranjeras.
Más recientemente, en septiembre de 2006, Molatore y Palavicini participaron en el Primer Coloquio Internacional de Cacaxtla a 30 años de su Investigación.
Molatore ha trabajado también en la restauración y conservación de la Tumba 1 de San Juan Ixcaquixtla, Puebla. Participó además en la Tercera Reunión de Planeación del Programa de Prevención de Desastres Naturales en Materia de Patrimonio Cultura.
Por su parte Palavicini, investigadora del Centro INAH-Tlaxcala, participó en VII Congreso Internacional de Mayistas y, entre otras cosas, realizó una de las primeras bibliografías en español sobre Cacaxtla.
Pero sin duda lo que generó una mayor polémica fue la techumbre colocada para proteger la estructura y las pinturas murales.
A FUTURO
Debido a la fragilidad de la zona arqueológica, permanentemente se monitorea las condiciones del sitio, como: la dirección e intensidad del viento y grado de humedad.
Para este año se tiene planeado retirar el techo metálico del Edificio A, que presenta vibraciones y provoca doble condensación de humedad, aunque ya se retiraron las cortinas que cubrían la visibilidad de los caballeros Águila y el caballero jaguar.
Lo mismo se hará con la parte sur denominada La Escalera.
Igualmente se pretende reconstruir la zona norte, que es la más dañada a causa de las lluvias, comentó Palavicini a Cimacnoticias.
Se realizará un monitoreo topográfico que estará a cargo de José L. Rangel, de la UNAM, mientras que en la Dirección General de Cómputo Académico de la misma institución se trabaja en la animación en tercera dimensión del mural La Batalla.
07/MM/CV/GG