Grupos fundamentalistas internacionales atentan contra los avances logrados en la política de población dirigida a las y los jóvenes, en temas referentes a salud sexual y reproductiva, alertó hoy Carlos Javier Echarri, investigador del Colegio de México (COLMEX).
En entrevista vía telefónica, el investigador del Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano del COLMEX, explicó que la actual crisis económica que vive nuestro país es un factor de riesgo para la desaparición de programas de salud reproductiva por los costos que implica.
Además, lamentó que el contacto entre las instituciones de salud y la juventud sea inexistente, y se pronunció por la búsqueda de otras iniciativas de acercamiento, como las de líneas telefónicas para disipar sus dudas sobre sexualidad, que ya existen en México.
Puntualizó que los servicios de salud se centran en el control del embarazo adolescente y aunque hay un ligero descenso del mismo, insistió en que también existen problemas como las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) que están atacando a la población joven convirtiéndose en un problema de salud pública.
El demógrafo señaló que es necesario dejar de responsabilizar a la mujer del control de la fecundidad, por lo que sugirió trabajar desde el ámbito científico en la creación de otras alternativas de anticoncepción dirigidas a la población masculina, sin dejar de lado el uso del preservativo y la vasectomía sin bisturí.
A 30 años de la aprobación de la Ley General de Población, en México se han registrado avances pero también quedan pendientes, señaló el investigador, entre los que resaltó el fomento de la educación sexual a edades tempranas desde la escuela y desde los padres.
Carlos Javier Echarri puntualizó que independientemente de la creencias religiosas y morales que sugieren que «hay que llegar virgen al matrimonio», también es necesario informar sobre otras opciones como los métodos para protegerse en caso de decidir tener una relación sexual.
Como ejemplo citó el caso de Estados Unidos en donde ahora se promueve la abstinencia –que no tiene nada de malo, apuntó el investigador- lo que sí es malo es que se deje de apoyar a programas que brindan información oportuna, veraz y objetiva sobre salud sexual y reproductiva.
Para Echarri, la educación sexual no sólo debe darse en la escuela, debe extenderse a los padres, incluso comentó, a las abuelas que también participan en la educación de las y los menores; y debe contarse con lugares a dónde acudir para solicitar información.
Finalmente, el investigador del Colmex dijo que el papel del Consejo Nacional de Población (Conapo) es trascendental, toda vez que en él está representado la sociedad civil y permite la pluralidad de voces en los aspectos poblacionales, con una visión más amplia y no sectaria o reduccionista .
Pidió a la sociedad mexicana estar «muy vigilante» de que se respete la laicidad del Estado y el respeto a los derechos humanos, que incluyen los sexuales y reproductivos.
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