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En un año, se duplica tasa de desocupación femenina

Por la Redacción
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Las mujeres enfrentan mayores obstáculos que los hombres para conseguir o mantener una plaza laboral, lo que trae como consecuencia que ellas carezcan de una fuente de ingreso, de autonomía económica y de la posibilidad de empoderarse.
 
Según una nota preliminar sobre los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), correspondiente al primer trimestre de 2014, la tasa de desocupación (TD) para las mujeres corresponde a 5.01 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) femenina, mientras que la TD para los hombres equivale a 4.66 por ciento de la PEA masculina.
 
Cabe advertir que la nota preliminar de la ENOE arrojó sólo datos relativos, es decir porcentajes; pero no mostró todavía ningún dato absoluto sobre la PEA general 2014, los cuales podrían ayudar a estimar la equivalencia en número de personas para cada indicador.
 
Pese a que la TD nacional aumentó 0. 45 por ciento en términos generales, los porcentajes de desocupación femenina crecieron el doble que la de los hombres, ya que entre marzo de 2013 y el mismo mes de 2014 la diferencia fue de 0.41 por ciento para las mujeres y 0.2 por ciento para los varones.
 
De acuerdo con las características de las mujeres desocupadas en marzo de 2014, se estima que 4.61 por ciento no había concluido la primaria, mientras que 47.82 por ciento concluyó el nivel medio superior de estudios.
 
Llama la atención que en este último dato la información con respecto a los hombres difiere por varios puntos porcentuales, ya que del total de hombres desocupados 8.14 tienen primaria incompleta, mientras que 38.29 por ciento de ellos completó el nivel medio superior.
 
Estas cifras revelan, según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) sobre oportunidades laborales para adolescentes y jóvenes, que aunque las mujeres se esfuercen por concluir los niveles educativos –80 por ciento de las personas graduadas son de sexo femenino–, 67 por ciento de ellas no acceden a empleos de calidad.
 
POBLACIÓN OCUPADA
 
De acuerdo a la PEA ocupada, las mujeres que son trabajadoras subordinadas y remuneradas representan 66.21 por ciento; mientras que las empleadoras, es decir mujeres en puestos de jefatura, representan únicamente el 2.05 por ciento.
 
Además, del total de mujeres que están ocupadas, 8.12 por ciento son trabajadoras no remuneradas, es decir, realizan actividades productivas que no son reconocidas económicamente ni para la seguridad social; en cambio, este mismo indicador es del 4 por ciento para los hombres, es decir, se reduce a la mitad.
 
De las y los trabajadores por cuenta propia, que no sólo considera a microempresarios y profesionistas independientes, sino también a quienes venden por catálogo o están emprendiendo pequeños negocios, 23.62 por ciento son mujeres.
 
Según la actividad económica que desempeña la PEA ocupada, se contabilizó que en el sector agropecuario participa 3.46 por ciento de las mujeres económicamente activas, mientras que en la construcción hay 0.62 por ciento.
 
No obstante, la industria manufacturera está ocupada por 15.68 por ciento de las mujeres económicamente activas; en el comercio 26.22 de las mujeres desempeñan la actividad, y en el sector servicios interviene 53.19 de las mujeres en edad laboral.
 
A esto se suma la tasa de informalidad laboral de las mujeres ocupadas, la cual es de 59.68 por ciento. Las personas en esta situación tienen trabajos sin seguridad social, micronegocios, o una dependencia laboral no reconocida por su fuente de trabajo, como las trabajadoras del hogar.
 
En este contexto, la tasa de “condiciones críticas de ocupación” –que se refiere a las condiciones inadecuadas de empleo al considerar el tiempo de trabajo, los ingresos o una combinación insatisfecha de ambos– es de 11.44 por ciento para las mujeres.
 
Por otro lado, la tasa de subocupación femenina es de 7.9 por ciento; este porcentaje corresponde a las mujeres que declararon tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas del horario laboral que ya cubren. De ellas, 46.16 por ciento está en el sector servicios y 32.43 por ciento en el comercio.
 
Este indicador es mayor para los hombres; sin embargo, en 2012 una mujer dedicó 22.1 horas semanales en promedio a los quehaceres domésticos, por 7.8 horas dedicadas por los varones. 
 
La economista Carmen Ponce advirtió en un análisis sobre las cifras presentadas al respecto por el Inegi en 2013 que la ausencia de empleo conlleva a que las desempleadas no sólo carezcan de una fuente de ingreso, sino también de la opción de una autonomía económica y la posibilidad de empoderarse.
 
Esta situación es aún más preocupante, ya que en el país existen 33 hogares con jefatura femenina por cada 100 hogares con jefatura masculina; además, a pesar de contar con un empleo enfrentan desigualdad salarial, ya que por cada 100 pesos que gana un hombre por su trabajo, una mujer gana en promedio 75 pesos.
 
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