Erika Zamora Pardo, en huelga de hambre desde hace ocho días como demanda para que se le conceda un amparo, recibió la visita del general Francisco Gallardo, del presidente de la Liga Mexicana de Derechos Humanos (Limedh), de algunos de sus profesores de la UNAM y de esposas de presos políticos guerrerenses, entre otras personas.
«Es un abuso de poder de los altos mandos del ejército lo que hicieron contra Erika», declaró Gallardo, luego de salir de la celda de la exalumna del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco, quien tras la masacre en la comunidad de El Charco, Guerrero (el 7 de junio de 1999) fue trasladada a un penal de máxima seguridad por acopio de armas y terrorismo.
Y enseguida remató: «Lo ocurrido en El Charco fue una violación del ejército mexicano contra los derechos humanos de la población indígena: las acusaciones que le inventaron a Erika sólo fueron para justificar la masacre.»
Para el también expreso político, el caso de Zamora Pardo no debe recibir el trato de carácter jurídico que se le está siguiendo, ya que es evidente que se trata de un asunto político.
Sin embargo, señaló, «en cuanto se agoten las instancias legales nacionales, deberá impulsarse que este caso se lleve a los tribunales internacionales para que los responsables de la masacre de El Charco sean castigados».
El general Gallardo arribó al reclusorio de esta capital alrededor de las 11 horas, acompañado de otras ocho personas, incluyendo un hermano de Erika.
A pregunta expresa de si se sentía vigilado, Gallardo respondió: «Por supuesto, me vienen siguiendo de la 22 zona militar; conozco a los compañeros, me siguen por medio de la inteligencia militar: pero para que los altos mandos militares cuiden sus intereses, no para cuidar los del pueblo, a quien se deben.»
Asimismo acotó que ya está acostumbrado a que lo vigilen y, pese a que es una forma de presión, no cejará en su lucha contra la impunidad en el ejército mexicano, ya que «no debe servir a un partido político o a los caciques, sino al pueblo de México».
Además del militar que ha cuestionado a los altos mandos del ejército mexicano, en el primer grupo de visitantes estuvieron el presidente de la Limedh, Adrián Ramírez López y la diputada perredista perteneciente a la comisión de Derechos Humanos en el Congreso del estado, Rosario Merlín, quienes coincidieron en señalar que «Erika se mantiene firme, tranquila y convencida de su lucha.»
No obstante advirtió Ramírez López que si el proceso de la revisión del amparo, solicitado al juez que lleva la causa, y el traslado de los detenidos en Puente Grande se alarga, su estado de salud se deteriorará.
Profesores y profesoras de los planteles Azcapotzalco, Oriente, Vallejo y Naucalpan del CCH, lo mismo que estudiantes de las facultades de Derecho y Filosofía y Letras, de la UNAM, visitaron a Erika Zamora Pardo. «Es una forma de festejar el día del maestro», externó la profesora de matemáticas, Rosa María Bayona.
También acudieron Virginia Patricia Mendoza Garibay, presidenta de la Organización Democrática de la Mujer (que agrupa a las esposas de presos políticos guerrerenses, con sede en Acapulco), Arturo Campos Herrera, coordinador de la Organización Independiente de Pueblos Mixtecos y Tlapanecos, Pedro Nava, dirigente de la Organización de Pueblos y Colonias de Guerrero, y Bertoldo Martínez, del Frente de Organizaciones Democráticas de Guerrero.
Dado que la huelga de hambre de Erika Zamora busca también que se traslade a Efrén Cortés Chávez y Ángel Martínez del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco. el gobernador del estado, René Juárez Cisneros, ratificó que en Chilpancingo hay suficiente espacio para recibir a los dos jóvenes.
| |
disponible para periodistas y medios de comunicación impresos y electrónicos por favor citen la fuente |
