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Estudiante chiapaneca dejó de ser víctima de violencia en el noviazgo

Mari (nombre ficticio), joven estudiante del quinto año de Psicología, de 23 años, vivió durante cuatro años violencia en el noviazgo, hasta que su familia y amistades la ayudaron, se trasladó a un Albergue en San Cristóbal de las Casas, a donde llegó en muy malas condiciones, y pudo tiempo después salir fortalecida.

Ella es una de las miles de mujeres mexicanas (casi el 70 por ciento), de entre 15 y 24 años de edad que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo (Envinov) 2007, elaborada por el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ), sufre violencia en el noviazgo.

La violencia en el noviazgo puede ser «leve» (empujones, arañazos, jalones de cabello y mordidas), «media» (bofetadas, golpes, agresiones con objetos pesados, patadas o que rompan sus objetos personales) y «severa» (riesgo de quemaduras, intentos de estrangulamiento y amenazas con cuchillo, navaja u otras armas).

— ¿Cómo ocurrió?, se le pregunta a Mari.

— Tenía unarelación de codependencia con él, era posesivo, celoso, me prohibía las cosas. Primero por los celos comenzó a prohibirme cosas, Luego llegaron los jaloneos, cachetadas. Comenzó a prohibirme mirar a los lados y me empezó a hablar con gritos y entre jaloneos.

— ¿Cómo te diste cuenta que estaba viviendo violencia en el noviazgo?

— Porque me pegaba. Me subía a la fuerza en el carro, me prohibía vestirme como yo quería. Me ordenaba que no levantara los ojos y mirara a los hombres cuando íbamos a comer.

— ¿Qué pensabas cuando se daba todo ese tipo de violencia?

— Que era normal, que tenía que soportarlo porque era mi novio.
En muchas ocasiones por el miedo de hablar lo dejamos así. Lo dejamos pasar, nos quedamos callados, porque a veces decía «él tiene la razón». Es tan fuerte la codependencia que no queremos perder a la pareja y no queremos salir del mismo círculoy queremos seguir con ellos.

— ¿Que hablaban, que le decías?

— Le decía que no tenía derecho de pegarme, que simplemente era mi novio, pero ya se sentía con derecho de mí por el simple hecho de no tener un noviazgo, sino de tener relaciones sexuales. Por esa razón muchos hombres se siente ya dueño de una.

–¿Cómo te sentías cuando decía esto?

— Pues ya no podía hacer nada.

— ¿Cuándo te golpeó por primera vez?

— Me agarró a cachetadas porque miré a un amigo de él.

— ¿Cuál fue el momento más grave de su violencia?

— Fue cuando decidídejarlo: me pegó e intento asesinarme con un balde de agua con un enchufe. Dijo que me quitara toda la ropa, porque me iba a meter ahí. Como me estuve defendiendo, me empezó a pegar, me tiró a la cama, me aventaba, me mordió, sufrí mordidas en las mejillas, golpes en los brazos, y en la parte de la cintura, también en las piernas porque me estuve defendiendo, porque me quería asesinar. Pero como vio que no me dejé aunque me estuviera arrancando la ropa y todo eso, me dejó en paz, estaba demasiado tomado también.

— ¿Qué decía tu familia, tus amistades sobre esa vida de violencia?

— Mi familia no tenía tanto conocimiento de que me golpeaba, pero mis amistades sí. El último día que me pegó, hubo gente que me apoyó, llegué a ella. Ya me habían hablado de un albergue para que pudiera salir y tomé la decisión de dejar todo tirado, trabajo, escuela, que eran tan importantes para mí. Y dejé abandonada a mi familia, me fui al albergue. Mi familia me dijo que estaban conmigo, que me apoyarían en lo que se pudieran.

— ¿Te imaginabas que en tu noviazgo vivirías violencia?

— No, nunca me imaginé. Y es que a veces topas con alguna persona y no sabesqué tanto vas a vivir con ella o cómo es. Por eso desde el principio no hay que permitir que te griten, que jaloneen, ni nada. Una debe darse a respetar.

DENUNCIA EN LA FISCALÍA

–¿Cómo te acercaste a las autoridades, a la Fiscalía para poner alto a la violencia?

— Una amiga psicóloga del Hospital General, que trabaja en el departamento de violencia, me ayudó. Me tomó fotografías y ese mismo día me preguntó si quería ir al albergue, si quería dejar toda esa violencia. Ese mismo día mi familia se enteró de lo que vivía y me dijeron que me fuera, aunque dejara tirado todo. Me llevaron a San Cristóbal de las Casas, era un 24 de octubre y estuve ocho días ahí. Pero mi situación estaba muy fuerte, pues él (ex novio) tenía muchos conocidos ahí y corría más riesgo. Me trasladaron entonces a Tuxtla Gutiérrez en donde estuve albergada durante tres meses.

— ¿Cómo te dejó la violencia, físicamente y emocionalmente?

— De principio, yo no podía mover mis manos, no podía lavar, tenían que vestirme, estaba muy dañada de las manos. Pero eso a él no le importaba, no le importaba si estaba enferma. En el albergue me recuperé. Me enfermé por estar cuatro años con él, por retener tantas situaciones, mi organismo fue el que resintió los daños. Espiritualmente aquí me apoyaron, tenía que conocerme yo misma, mi autoestima estaba muy baja. Ahora ya la levanté bastante, ya me conozco, ya puedo tomardecisiones. Antes me sentía tan insegura que no podía salir del problema, del círculo del maltrato donde estaba.

— ¿Levantaste acta administrativa o averiguación previa?

— Primero denuncia (acta administrativa) porque nadie vio lo que él me hizo. Así está abierto mi caso y se trasladó a Comitán. Si esta persona (ex novio) vuelve a agredirme, ya se elevará a averiguación previa.

–¿Qué sabes de él?

— Al parecer ya no se encuentra en el mismo lugar y no sé nada más. Cuando se le notificó la primera cita, en su domicilio, dijeron que no vive nadie ahí, aunque él siempre ha vivido en ese domicilio.

— ¿Es importante el apoyo de la familia?

— Sí, es importante y creer en una misma. Cuando una entrega todo, puede ser el primer paso para que la pareja se sienta dueña de ti, así sucede aquí en Chiapas. Si tú tienes relaciones con esa persona y es un macho mexicano, ya se siente dueña de ti.

— ¿Qué les dirías a las mujeres jóvenes que, como sucedió contigo, viven maltratadas en su relación de noviazgo?

— Que ellas tienen que saber bien hasta dónde van y sentirse seguras de ellas, apoyadas por la familia, porque cuando ellos se sienten dueños de ti, no te permiten hacer nada.

— ¿Y el otro paso es la denuncia?

— Sí, muy importante, para que vean que no están solas.

09/CR/GG

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