Tristeza y sentimientos de desazón fue la primer respuesta de las feministas en Estados Unidos al triunfo de George W. Bush y ahora se declaran listas para enfrentar la batalla que el New York Times ha denominado la Guerra contra las Mujeres del presidente reelecto.
«Estados Unidos se mueve de forma creciente hacia la teocracia más que a la democracia» advirtió en entrevista exclusiva con Cimacnoticias, Frances Kissling, directora de la organización internacional, con base en Washington, Católicas por el Derecho a Decidir (CDD).
«Hay muchos aspectos de la elección que anuncian tiempos difíciles para las mujeres en Estados Unidos, no sólo la reelección de Bush, sino también el aumento de republicanos conservadores en el Congreso».
Desde la campaña electoral, a lo largo del 2004 las organizaciones de mujeres y derechos humanos alrededor del mundo advirtieron peligro para los derechos sexuales y reproductivos, si Bush era reelecto para un segundo mandato.
«Con las políticas económicas nacionales, se dañará a las familias de bajos ingresos» y la derecha, incluyendo a la jerarquía católica, se sienten ahora muy poderosos porque «fueron muy influyentes durante la campaña para la reelección, añade la católica feminista.
«Cuando esto se cruza con el dato de que un 22 por ciento de estadounidenses votaron con base en sus valores morales, vemos que los próximos cuatro años serán de un gran empuje para que Bush recompense y satisfaga a estos votantes conservadores y a los grupos religiosos de derecha.»
La Guerra se inició desde el primer día del presidente Bush en la Casa Blanca, con el recorte de fondos en la cooperación económica a organizaciones que trabajan por los derechos reproductivos.
«El modelo conservador se basa en la idea del padre estricto a cargo de la familia. En el país de Bush, el padre estricto está a cargo de la familia y el estado, lo que significa que habrá menores apoyos a las mujeres trabajadoras, recortes a la planificación familiar y el aborto.» En todo caso, asegura, las pobres sufrirán más.
Kissling prevé nuevos condicionamientos para la cooperación económica norteamericana a la educación sexual, como podría ser negar asistencia a las organizaciones que enseñen algo más que abstinencia sexual.
«Veremos también que los grupos de la iglesia estadounidense reciban más dinero del gobierno y, por tanto, se vuelvan más activos en América Latina. Incluso, podríamos ver fondos directos que vayan a las iglesias católicas y evangélicas en la región.»
Más aún, no se sabe como se relacionará el gobierno de Bush con los gobiernos más liberares como Brasil o Argentina, ni que tipo de ayuda condicionarán.
De cara al décimo aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer (Pekín+10), Kissling proyecta que la estrategia de su gobierno será la misma de los años pasados ante la ONU.
«Se hará énfasis en el intento para que se renuncie a los compromisos con la salud reproductiva» y del lado positivo llevarán la agenda del tráfico de mujeres como su carta fuerte. Lamentó que para Bush el problema no esté en la degradación de las mujeres en un trabajo forzado, sino un apoyo a la derecha religiosa al estar siempre contra el sexo.
HACIA ADELANTE
«La estrategia de CDD es levantarnos en oposición al papel político de la iglesia católica y grupos de derecha a su alrededor, principalmente investigando sus actividades», continuar las alianzas con el movimiento internacional de mujeres e incorporar a más mujeres jóvenes.
«Las solteras votaron por Kerry y las casadas, por Bush. Necesitamos tomar ventaja del entendimiento de las solteras sobre la amenaza que representa Bush para la libertad personal.»
Hizo un llamado a las feministas del resto del mundo a «alzar la voz y trabajar por los derechos de las mujeres en todos los foros, especialmente en la ONU y los tribunales de derechos humanos. También construir alianzas con quienes se opongan a la Guerra y elegir tantos gobiernos liberales como sea posible.»
2004/MR/LR/SM
