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Feminicidio en Veracruz

Por Alma Celia San Martín

Es una lástima que a los asesinatos de mujeres no se les dé importancia en Veracruz; por un lado, las autoridades ministeriales insisten, cada vez que sucede uno, en acabar de inmediato con la investigación o, en todo caso, consignar el caso ante el juez correspondiente, para quitarse de las manos la bola de nieve.


En todo el estado de Veracruz no hay semana en que no se conozca de asesinatos, amenazas, violaciones, golpes, entre otros delitos en contra de las mujeres; las cifras son extensas y hablan por sí solas. Nadie engaña a nadie. Desafortunadamente, en éstos, como en otros tantos asuntos, las cosas ni siquiera terminan. Son pocos los asuntos que se logran esclarecer al cien por ciento; los demás quedan en el olvido, en los archivos muertos de las agencias del ministerio público o en algún juzgado.

Me vienen a la mente varios casos muy sonados en Poza Rica y en Tuxpan; el primero, el asesinato de una sexoservidora que fue prácticamente degollada por sus verdugos en un domicilio particular donde habían sido solicitado sus servicios, ya que la mujer se anunciaba en un periódico.

El marido está aún en la cárcel porque esa noche él la acompaño a la casa donde la asesinaron; al escuchar gritos desde el interior, el hombre esperó un tiempo para posteriormente avisar a la policía que la habían secuestrado. Total, muchas horas después fue hallado el cuerpo inerte de la mujer, quien tenía varios meses de gestación.

El o los asesinos nunca han sido capturados; se dice que el hijo de los propietarios de la vivienda es el responsable. Lo cierto es que el joven, de buena familia, no aparece por ninguna parte; nadie sabe de él, ni sus mismos familiares.

Otro caso más es el de una joven mesera que fue asesinada y arrojada a escasos metros de un campo de Pemex; su cuerpo fue rescatado después de varios días de permanecer en el lugar. Hay un detenido, quien por cierto resultó que tiempo antes había sostenido una relación sentimental con ella; el hombre fue encontrado culpable y se encuentra el reclusorio de Papantla, pero queda la duda: ¿realmente él fue el asesino? ¿En verdad la policía ministerial realizó una investigación a fondo?

Hace más de 10 años, en una colonia popular de Poza Rica, una profesora de nombre Clara Smeck, quien se dedicaba a la venta de joyas, realizaba algunos cobros a sus clientes en la colonia Agustín Lara. La mujer fue asesinada y además le robaron la mercancía.

Se detuvo a algunos sospechosos, quienes presuntamente fueron los victimarios; las joyas y el dinero nunca aparecieron, pero se especuló que un jefe policiaco vendió a muy buen precio una parte y el resto lo mandó fundir para que le hicieran una gruesa cadena y una pesada esclava.

La investigación también se cerró y aún queda la duda de si realmente están recibiendo castigo los verdaderos culpables. En la cárcel de Poza Rica aun permanece interna una mujer que en ese tiempo era la sirvienta de la familia Smeck; a ella la acusaron de ser cómplice de los asesinos y darles la información. Ella siempre negó las acusaciones, pero continúa encerrada.

Los casos de las mujeres asesinadas en Tuxpan este año tampoco se han esclarecido. Las autoridades dicen que, de acuerdo con las investigaciones, podría haber un vínculo con el narcotráfico, pero eso es sólo una hipótesis.

En Coatzacoalcos, Veracruz, Xalapa, y en otros municipios del estado, también se han registrado asesinatos de mujeres; quizá la cifra no sea tan elevada como la de otros estados, pero sí son varios casos los que aun siguen sin resolverse, y los asesinos están libres porque a las autoridades les ha faltado investigar mas, o simplemente porque se trata de mujeres.

¿Cuántas violaciones han quedado impunes? Sólo basta darle una ojeada a los periódicos o informarse en las agencias especializadas. Muchos casos no son denunciados; las victimas prefieren no ser tratadas como si ellas hubieran provocado a los hombres. Lo cierto es que la mayoría de las funcionarias que laboran en ese lugar no tienen la sensibilidad para tratar esos asuntos.

Entonces, ¿qué nos espera a las mujeres? Quizá aguardar a que los gobiernos, los procuradores de justicia y los agentes del ministerio público se sensibilicen y se decidan a esclarecer los asesinatos de mujeres sin que los grupos y organizaciones de mujeres tengan que denunciarlos.


Comentarios y sugerencias [email protected]

*Periodista mexicana

05/AM/YT

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