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Feministas critican agenda de seguridad: Femme Globale

Por María de la Luz González

La exclusión y la subrepresentación de las mujeres en los procesos de paz fue motivo este viernes de un debate sobre cuál debe ser el papel de las feministas y las organizaciones de mujeres frente a los conflictos armados, en un terreno que sigue dominado por la visión y las decisiones masculinas.

«Seguridad para todos. Una crítica feminista de la nueva agenda de seguridad», un documento presentado por Gitti Hentschel, del Instituto Feminista de la Fundación Heinrich Boll, inició la discusión sobre si es posible otra política de paz y seguridad; si debe o no justificarse una intervención militar y bajo qué criterios, y cómo afecta a las mujeres estar subrepresentadas en la toma de decisiones sobre conflictos armados y procesos de paz.

Cinco años después de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 1325, sigue sin reconocerse la enorme contribución de las mujeres a la prevención y solución de conflictos, así como los esfuerzos de reconstrucción que realizan en la posguerra, senaló Asha Hagi Elmi, integrante de la organización el Sexto Clan, de Somalia.

La también nominada al Premio Nóbel de la Paz recordó como las mujeres fueron excluidas de las negociaciones de paz en Somalia pues, de acuerdo con la estructura tradicional de clanes, sólo los hombres, representantes de los cinco clanes existentes, pudieron participar, ya que las mujeres carecen de voz en las estructuras políticas de la sociedad somalí.

«Hay una exclusión sistemática de las mujeres; no hay perspectivas de género en la toma de decisiones sobre conflictos», sostuvo, y explicó que para superar la negativa de su derecho a participar en Somalia tuvieron que crear el Sexto Clan como un mecanismo para hacer oír su voz en los asuntos nacionales.

Pero la marginación de las mujeres de las negociaciones de paz o la prevención de conflictos es sólo una de las formas de exclusión citadas por las panelistas, quienes también destacaron los efectos desiguales de la guerra sobre la población femenina, las amenazas a la seguridad personal de las activistas y defensoras de la paz, y la violencia sexual y doméstica que enfrentan al ser el grupo civil mayormente afectado por algún conflicto.

Hagi Elmi destacó que las políticas nacionales e internacionales de seguridad rara vez reconocen la importancia de las relaciones de género en el desarrollo y la naturaleza de los conflictos armados.

Afirmó además que las amenazas y efectos de la violencia que enfrentan las mujeres y niñas en su ambiente social deben ser reconocidas también como un problema de seguridad, y que, de igual manera, deben reconocerse también los riesgos para las promotoras de la paz y los derechos humanos.

«La seguridad personal es un asunto de la mayor importancia si estamos discutiendo el tema de la seguridad, porque las mujeres, como defensoras de la paz, se encuentran generalmente en una situación muy precaria», advirtió.

La insistencia en el cumplimiento total de la Resolución 1325, que dispone la protección de las mujeres y las niñas en una situación de conflicto, pero también la participación equitativa de las mujeres en las misiones de paz, sacó a relucir el dilema de cómo el movimiento feminista debe dar la lucha en una situación de conflicto.

Las perspectivas feministas tienden principalmente hacia las políticas pacifistas. Crear paz y seguridad para las mujeres y los hombres, las niñas y los niños, las minorías y mayorías étnicas y religiosas, los pobres y los ricos, es el desafío. «Como feministas debemos defender posiciones pacifistas», recordó Gitti Henschel.

Las panelistas coincidieron en que se ha conformado una nueva agenda de seguridad en torno a la amenaza, real o supuesta, del terrorismo, la cual require estrategias concretas para establecer el género como una categoría en todas las áreas de las políticas de paz y seguridad.

Richa Singh, de la India, y Josefa Francisco, de Filipinas, insistieron en la necesidad de orientar esas políticas preferentemente hacia la prevención de los conflictos, con énfasis en la defensa y plena vigencia de los derechos humanos.

Por ello, consideraron, más que reforzar el papel del Consejo de Seguridad de la ONU, como propone el documento presentado para debate, deben fortalecerse la intervención y facultades de la Comisión de Derechos Humanos del organismo.

La seguridad humana es uno de los temas eje del foro Femme Globale XXI, organizado por la Fundación Heinrich Böll y el Centro de Estudios Interdisciplinarios de Género de la Universidad Humboldt de Berlín, en cual participan mil mujeres de 30 países. El encuentro concluirá mañana sábado.

05/LG/YT

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