El gobierno federal no debe ver el fenómeno de la migración como un aspecto de seguridad nacional y de terrorismo, porque de seguir haciéndolo «solamente vamos a ir creando una política punitiva, castigar por castigar, y no vamos a encontrar soluciones humanas», dijo a Cimacnoticias el padre Heyman Vázquez Medina, director del albergue «Hogar de la Misericordia», en Arriaga, Chiapas.
México tiene que brindar seguridad a todas las personas que pasan por territorio mexicano y no permitir que los elementos encargados de brindar seguridad vean a los migrantes como un botín.
Las y los migrantes no tienen seguridad, son asaltados por delincuentes y por elementos de las autoridades, algunos elementos de las policías los buscan para robarles y sobre todo los violan, denunció el sacerdote católico.
«La migración es un derecho que tiene toda persona para buscar mejores condiciones de vida, ante la extrema pobreza en que vive, consecuencia de la corrupción del gobierno», aseguró.
El gobierno no debe de ocultar la situación real, qué están pasando con los migrantes centroamericanos en nuestro país, no debe ocultarlo. Debe encontrar soluciones más humanas, desde el aspecto de derecho.
Las y los migrantes se enfrentan también a bandas de delincuentes en el camino. Para evitar las garitas migratorias, tienen que ir por la montaña, donde los delincuentes saben muy bien su camino los esperan para despojarlos de todas sus pertenencias, si incluso sus zapatos les gustan se los quitan, el pantalón, la camisa.
Tal parece que en México hay licencia para matar migrantes, sin que nadie actúe en consecuencia, reflexiona el sacerdote.
PALABRAS DESOÍDAS
He hablado con autoridades de Gobernación, del Ejército, que han ido a visitarme al albergue, sobre todo cuando aparece una noticia que según ellos afecta el buen nombre de su corporación.
Llegan, platican, les damos toda la información. Ellos pueden ver los libros, saben lo que hacemos, platican con las y los migrantes que están en ese momento, no hay nada oculto en lo que hacemos, porque lo que queremos es que mejore la situación de las personas que migran, queremos ayudar.
Estas autoridades se comprometen conmigo y con las y los migrantes a que van trabajar y luchar porque la situación cambie, pero todo sigue igual, se lamenta el padre Heyman.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos también nos visita, visita las casas los albergues cada mes, platica con las y los migrantes, conoce muy bien toda la situación que pasan sobre la violación de sus derechos.
No vemos acciones, no veo una acción concreta de que la situación vaya a cambiar, insiste.
ACOSO
Yo siempre he estado tranquilo, relata el padre Heyman, hasta que el pasado 27 de abril fue abordado en el albergue «Hogar de la misericordia» por un supuesto agente federal, quien me dijo que se había presentado una denuncia anónima por Internet en mi contra, en la que se me acusaba de ser «pollero» y que por ello me investigaban.
Antes no habíamos sufrido acoso o situación de esta naturaleza. Hemos trabajado tranquilos y nos han visitado diferentes autoridades de las dependencias, sobre todo cuando hemos hecho algunas denuncias.
Hace poco apareció un artículo en La Jornada sobre los militares en la frontera, allá en ciudad Hidalgo. Y ese mismo día me visitó el coronel Benigno García Hernández para pedirme una información que dábamos a conocer, le di toda la información, le enseñe todos los registros de las denuncias que tenemos ?un poco más de 100- a partir de este año.
Las denuncias consisten en el robo a migrantes, pues en algunas ocasiones los registran, los revisan, y les quitan sus pertenencias y dinero que llevan.
Antes, recuerda Vázquez Medina, cuando aseguraban a las y los migrantes los llevaban a la cárcel de Arriaga. Actualmente ya no los llevan allá, sino directamente a Tijiquiapan y de ahí a Tapachula.
LAS CASAS
Las casas para migrantes en la Diócesis de Tapachula son dos: una en Tapachula y otra en Arriaga. En ésta, el trabajo con migrantes nació a partir de la pastoral social de la parroquia y se mantiene con ayuda de todas las comunidades, de la parroquia y hemos podido salir adelante.
Hemos hecho una red de casas de migrantes. En enero nos reunimos los integrantes de 24 de ellas, pero faltaron algunas. Se encuentran distribuidas en toda la República Mexicana, desde Ixtepec, con el padre Alejandro Solalinde Guerra, Acayucan, Coatzacoalcos, Córdoba, Orizaba y en todo el norte de México.
07/MLT/GG
