En la búsqueda de su construcción histórica, Guatemala lanzó su voz en busca de justicia para que no se olviden los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad; a pesar de ello escuchamos a Rigoberta Menchú decir que «después de la firma de paz se abandonó a Guatemala».
Sin embargo esa voz tendrá que convertirse en un grito colectivo dándole voz a los ausentes, a aquellas 37 personas ejecutadas tras la quema de la embajada de España; personas que fueron objeto de desaparición forzada, tortura y ejecución extrajudicial.
Tal es el caso de Alaíde Foppa o los seis miembros de la familia Portillo, a los masacrados en San Andrés Sajcabaja y tantos y tantos otros dados a conocer por Amnistía Internacional (AI)y presentados en España ante la audiencia nacional por la premio Nobel de la paz, apelando al principio jurídico de jurisdicción internacional.
Como acusadora particular, la organización no gubernamental Rigoberta Menchú presentó en Madrid en 1999 una querella criminal admitida por la audiencia nacional contra varios generales de Guatemala: Efraín Ríos Montt, Oscar Humberto Mejía, Fernando Romeo Lucas, Ángel Aníbal Guevara, Donaldo Álvarez…y la lista sigue, mientras la impunidad se convierte día a mes y calle a calle en una aliada de los responsables de la barbarie cometida entre 1962 y 1996.
Sin embargo la parte fiscal, al releer el derecho penal internacional, declaró la incompetencia de la sala. Por su parte, Esteban Beltrán, presidente en España de AI, consideró la decisión como un exabrupto jurídico.
Argumentos no le han faltado a AI y a la Comisión Internacional de Juristas, que en un análisis y presentación de argumentos y artículos a los medios de comunicación aseguraron que «el genocidio ya sea cometido en tiempo de paz o en tiempo de guerra es un delito de derecho internacional».
Además, también aseguraron que «ningún tratado internacional y menos una disposición de derecho nacional puede modificar normas de jus cogens, pues sólo una norma de igual jerarquía, o sea, una norma imperativa de derecho internacional, puede tener ese efecto».
Y mientras una indígena Nobel decide exiliarse en México y recorre el mundo para recordarle a él la voz de su pueblo, éste continúa a merced de la injusticia y los todopoderosos. No obstante mantienen la esperanza en una audiencia que se abre y una sala que se cierra.
En el país centroamericano seguirá brillando el sol para todos, mientras la injusticia se enseñorea para una mayoría. que no puede sucumbir ante las amenazas de virus masivo que produce amnesia. Guatemala es urgente recordar.
* Integrante de la directiva de Reporteros sin Frontera con sede en Madrid, España.
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