Inicio Huyen de la intolerancia y se convierten en refugiadas

Huyen de la intolerancia y se convierten en refugiadas

«¿Se ha cambiado usted de casa alguna vez? ¿Qué tal si al llegar a su destino ya no hubiera allí un trabajo para usted o una escuela para sus hijos? ¿Qué tal si no pudiera llevarse más que la ropa que trae puesta y entre aquello que deja se quedan familiares y conocidos muertos, presos o desaparecidos? Ahora siéntase niña o niño y multiplique este miedo, este desconcierto y esta soledad por cien, por mil, por un millón. Siéntase solo, abandonado, amenazado.

«Recuerde el miedo más profundo de su niñez y elévelo al infinito. Siéntase verdaderamente aterrado. Desde donde me lee usted, este sigue siendo un ejercicio de imaginación. Para diez millones de niñas y niños en el mundo ésta es su realidad cotidiana».

Este es sólo uno de los fragmentos del ensayo Niños desplazados-horizontes despedazados, de Paola Cruz Rebolla, quien ganó el primer lugar en la categoría de Primero de secundaria del concurso convocado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) titulado Las voces enmudecidas de los niños refugiados, tema también de este año para el Día Mundial del Refugiado, que se celebra hoy.

Como parte de la conmemoración, ambas instituciones entregaron esta mañana los premios a los 12 trabajos ganadores, que en esta primera edición recibiera 315 ensayos de los cuales el 80 por ciento proviene de las secundarias técnicas.

Este concurso es importante para generar conciencia sobre la realidad de las y los refugiados y desplazados en el mundo en donde niñas y niños también son exiliados y constituyen uno de los grupos más vulnerables, señaló durante la premiación Emilio Álvarez Icaza, presidente de la CDHDF.

SOLO, EN PAÍS AJENO

«Me caíste bien, Carla Abigail, y te voy a contar mi pequeña historia? Todo empezó cuando acababa de cumplir los siete años de edad y tuvimos que huir de mi país porque nuestras vidas corrían peligro? Para empezar la huida tuvo que ser a escondidas para que no nos detuvieran antes de llegar a la frontera.

«Después, también ocultos para que en el nuevo país no nos detuvieran? yo ya no tenía patria porque tuve que dejar mi país para salvar la vida, y el país en el que vivo no es mi patria, ya no tenía nombre porque tuve que cambiármelo para estar más seguro, perdí a mi padre y perdí a mi madre.

«Pero lo que más tristeza me causa es que pienso que tengo derecho a todo lo que me falta, que soy un niño como todos, que no hay razón para que muchos millones de niños como yo tengamos que haber huido de nuestra tierra, de nuestra familia y estar solos en países ajenos, careciendo de los más elemental».

Así escribe Abigail García Tenorio, alumna ganadora del primer lugar en la categoría de segundo de secundaria.

Durante la premiación, se entregaron 12 galardones: primer, segundo y tercer lugar, así como una mención honorífica para cada categoría. Los estudiantes recibieron reproductores MP3, una colección de libros, mochilas, playeras y el disco compacto de música Refugee voices, así como un reconocimiento.

Los ganadores del concurso son: 1° de secundaria, primer lugar, Paola Cruz Rebollar; segundo lugar, Francisco Javier Díaz M.; tercer lugar, Alejandra Bates; mención honorífica, María McGregor. 2° de secundaria, primer lugar, Abigail García Tenorio; segundo lugar Itzel Aguín Lara; tercer lugar, Tania Itzamara García A.; mención honorífica, Eduardo Yair Trapaga. 3° de secundaria, primer lugar José A. Segovia; segundo lugar, Hari Sinead Cerón; tercer lugar, Miguel A. González G., y mención honorífica, Eduardo Blancas R.

LAS Y LOS NIÑOS REFUGIADOS EN EL MUNDO

Las cifras de refugiadas y refugiados son contundentes. De acuerdo con ACNUR, hay aproximadamente 21 millones de personas refugiadas en el mundo, de los cuales poco más de 9 millones son niñas y niños.

«Detrás del drama de las y los refugiados, hay balas, misiles, minas de tierra que dejan mucho dolor y personas lastimadas», señaló Emilio Álvarez Icaza Longoria. Se calcula que en la última década más de dos millones de niñas y niños han muerto en conflictos armados, mientras que 6 millones han resultado heridos o mutilados y un millón más han perdido a sus progenitores.

De acuerdo con Álvarez Icaza, hay más de 300 mil niñas y niños que han sido obligados a convertirse en soldados y esclavas sexuales.

Asia es el continente con mayor cantidad de personas refugiadas, con una cifra de 8 millones, África con 5 millones, Europa con 4 millones, América Latina tiene 2.5 millones, Estados Unidos tiene 716 mil y Oceanía 82 mil.

Es en este contexto que desde el año 2001 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemora el 20 de junio como el Día Mundial de las Personas Refugiadas, para dirigir la atención a su situación, celebrar su coraje y fuerza, y solucionar problemas relacionados con la condición de refugio. Además, es una oportunidad de reconocer las contribuciones que hacen en sus países de asilo.

Entrevistado al respecto, el politólogo y activista social Alfredo Alcalá comentó que las personas refugiadas y desplazadas ven vulnerada su identidad al ser obligadas a abandonar sus lugares de origen y/o habitación, generalmente de manera intempestiva y violenta.

«Un refugiado o desplazado es diferente que un migrante económico. Los refugiados huyen de su lugar de residencia no por motivos financieros, sino por persecución, o amenazas de todo tipo. Cuando por fin llegan a algún sitio de refugio, se topan con el pésimo acondicionamiento que en ocasiones sólo les ofrece condiciones indignas de vida, e inclusive violación a sus derechos humanos».

HUIR DE LA INTOLERANCIA

Alcalá señaló que, en caso de que las personas refugiadas y desplazadas encuentren por fin un lugar de asentamiento temporal, en la mayoría de los casos se enfrentarán también con que la intolerancia (raíz frecuente de los desplazamientos internos), está también presente en algunos de los países a los cuales las y los refugiados llegan.

Y nuestro país, según el presidente de la CDHDF, tiene una tradición de refugio: «tuvimos en refugio a aquellos que venían huyendo de las dictaduras militares de América del sur, como chilenos, argentinos y brasileños. También jugó un papel muy importante en el conflicto de Centroamérica entre 1980 y 1982 años cuando nuestro país recibió cerca de 200 mil refugiados guatemaltecos».

Al respecto, dice la Red por los Derechos de la Infancia en México, el Estado mexicano está obligado, por parte de la Convención de Ginebra sobre el estatuto de los refugiados, ratificada en 2000, la Declaración de Cartagena, y por la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), a proteger a la niñez refugiada.

La Red señala en un boletín de prensa que en la CDN existen observaciones puntuales y en las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño de la ONU que piden a México tomar medidas para mejorar el trato de las y los niños no acompañados y separados de su familia fuera de su país de origen; para la organización de programas de capacitación y sensibilización sobre los derechos específicos y la vulnerabilidad de este grupo y para solicitar la asistencia técnica de la ACNUR.

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