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Iglesia católica pide reforma migratoria amplia, justa y piadosa

Por la Redacción

La Iglesia católica de Estados Unidos reitera su petición de reforma migratoria amplia, justa y piadosa, y además asegura que las y los inmigrantes sonextranjeros y extranjeras que Dios quiere proteger afirmóel cardenal Francis George, Arzobispo de Chicago, Illinois.

El religioso señala que ellas y ellos son personas con nombres y rostros, esperanzas y temores. Ellos y ellas no son estadísticas o temas de conversación, sino personas que buscan una vida mejor por medio de su propio trabajo pesado y sacrificio.

Durante la mayor parte de la administración pasada, republicana, obispos católicos de Estados Unidos le han pedido sin éxito al gobierno federal y al Congreso que aprueben una reforma migratoria que legalice a millones de indocumentados e indocumentadas.

Pero esta vez dieron un paso más: quieren que el gobierno del presidente Barack Obama detenga las redadas hasta que el legislativo cambie la actual ley de inmigración por otra más: amplia, justa y piadosa.

Univisión informa lo anterior y agrega que para el cardenal Francis George, Arzobispo de Chicago, Illinois, la reforma migratoria que debe aprobar el Congreso este 2009, seria una señal clara de que (el presidente) está comprometido realmente con el cambio, un cambio que incluye a unos 12 millones de indocumentadas e indocumentados que pagan impuestos y contribuyen con el desarrollo del país.

Ante cientos de personas reunidas en la iglesia Nuestra Señora de la Merced, en el barrio Albany Park, al oeste de Chicago, el religioso precisó que la reforma migratoria es un asunto de conciencia y un paso importante hacia la creación de una sociedad más pacífica.

No podemos fortalecer a las familias si sus integrantes viven atemorizados, dijo George, en referencia a los millones de inmigrantes que viven aterradas y aterrados, escondidas y escondidos para que los agentes federales del servicio de inmigración no los arresten y deporten.

SUFREN DISCRIMINACIÓN AUN EN LA IGLESIA

Pero lanzó una especie de aviso que pudiera transformarse en una buena noticia: Este podría ser el año del fin de las redadas y de la separación de familias, el año en el que nuestros legisladores aprueben una reforma migratoria integral.

Las y los inmigrantes de hoy a menudo enfrentan rechazo, hostilidad y discriminación en nuestras comunidades, incluso dentro de la Iglesia, apuntó Wilton Gregory, Arzobispo de Atlanta en marzo del 2006.

Aunque muchas veces celebramos la diversidad de nuestras comunidades, nosotros los obispos debemos confesar que hoy en día al igual que en el pasado, el tratamiento del inmigrante refleja muchas veces falta de comprensión y conductas pecaminosas de intolerancia, prejuicio y discriminación que obstaculizan la unidad de la familia humana, subrayó el prelado.

Sobre la reforma migratoria, el Arzobispo de Atlanta dijo que ésta no sólo debe proteger los derechos humanos y la dignidad de los recién llegados, sino también debe proporcionar medios legales y seguros para la entrada de posibles inmigrantes y de personas que solicitan asilo.

A partir de 2006, la Iglesia católica estadounidense ha reiterado que la reforma migratoria debe incluir a todas y todos los indocumentados que llevan tiempo en el país, pagan impuestos y carecen de antecedentes criminales.

DIVERSIDAD Y VITALIDAD

La Conferencia Católica de Iowa ha dicho que las y los inmigrantes contribuyen muchos de sus dones y talentos a las iglesias, escuelas, negocios y comunidades a lo largo del Estado, además de añadir diversidad a nuestra cultura, fortalecen nuestra economía y dan vitalidad a nuestra sociedad.

Agregó que a menudo las y los inmigrantes trabajan duro en trabajos con sueldos bajos para mantener nuestras calles, hogares, en la limpieza de oficinas y hoteles, en el arduo trabajo de nuestros sembradíos y en las instalaciones de producción de comida y ofrecen una variedad de servicios que incrementan la economía de Estados Unidos y nos permiten a todos mantener nuestro alto nivel de vida.

Un porcentaje de sus ganancias se deduce automáticamente de sus salarios para el pago de impuestos y seguro social, inclusive cuando ellas y ellos no están calificados para muchos de los beneficios de los impuestos o servicios del gobierno disponibles para los ciudadanos de Estados Unidos, advirtió.

Reiteró que el bienestar del estado de Iowa, así como de otros estados del país, depende de la puesta en marcha de una vía segura, legal y ordenada para que los inmigrantes puedan obtener la ciudadanía estadounidense, de manera que ellos continúen contribuyendo a nuestra sociedad y puedan participar íntegramente en nuestra comunidad.

REFORMA REQUIERE LEYES ESTATALES Y LOCALES

Enfatizó que la reforma migratoria también requiere leyes a nivel estatal y local para generar oportunidades para los inmigrantes y con ello superar las barreras para lograr su participación total.

Respecto a la seguridad fronteriza, los obispos estadounidenses apoyan el derecho de nuestra nación de proteger sus fronteras, recalcan que la inmigración ilegal ha creado dificultades para la gente de ambos lados de nuestra frontera del sur, pero apuntan a que cada esfuerzo por vigilar y asegurar nuestras fronteras debe ser balanceado con cuidadosa atención de manera que se protejan los derechos humanos de las y los inmigrantes.

De lo contrario, estos esfuerzos pueden generar un ambiente de temor que puede llevar al abuso, explotación y hasta la muerte de muchos y muchas inmigrantes, advierten.

La reforma migratoria, según los obispos estadounidenses, debe ser una oportunidad para las y los inmigrantes, trabajadoras y trabajadores que ya están contribuyendo con este país para salir de la sombra y, bajo la satisfacción de un criterio más razonable, alcancen una alternativa para convertirse en residentes permanentes legales y eventualmente en ciudadanos de Estados Unidos.

Así como reformas al sistema migratorio para reducir de manera significativa los tiempos de espera de las familias separadas que hoy en día sufren largos retrasos para su reunificación, además de la creación de vías legales para los trabajadores y sus familias que desean emigrar a Estados Unidos y entrar en nuestro país para trabajar de manera segura, legal y ordenada con sus derechos debidamente protegidos.

Expuso que también son necesarias políticas de protección de las fronteras que vayan de acuerdo con los valores humanitarios y con la necesidad de tratar a los individuos con respeto, mientras que permitan a las autoridades a manejar tareas críticas en la identificación y prevención de entrada de terroristas y criminales peligrosos, así como la persecución de tareas legítimas para la implementación de la política de inmigración americana.

El cardenal Wilton Gregory, Arzobispo de Atlanta, dijo en marzo de 2006 que las leyes y normas de inmigración de Estados Unidos se han vuelto más y más restrictivas e incluso dañinas para ciertos inmigrantes y para los que solicitan asilo, y estimó que más de 10 millones de personas viven en los márgenes de nuestra sociedad por falta de la documentación migratoria adecuada.

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