Inicio Ignorada la contribución femenina a la riqueza mundial: economista

Ignorada la contribución femenina a la riqueza mundial: economista

Por Sara Lovera

El doble esfuerzo físico y mental de las mujeres para sostener la riqueza en el mundo no puede mantenerse en forma ilimitada. Cada mujer de los países pobres trabaja 100 por ciento más que cualquier hombre, financia el desarrollo con trabajo doméstico e informal y además se le hace responsable de la formación del espíritu y el desarrollo saludable de la infancia, de los enfermos y la ancianidad.

La contribución femenina a la riqueza mundial, sin embargo, no ha sido tomada en cuenta, no aparece en el Producto Interno Bruto (PIB), ni se le considera en los planes de desarrollo. Esa contribución ni siquiera es reconocida por las Naciones Unidas, es así como la agencia de las mujeres es una de las más desatendidas en la política global. Se le considera adicional y se la margina de los fondos de financiamiento, mientras que se aportan millones de dólares al control de la natalidad.

Hoy día se mantiene a más de la mitad de la población mundial «pobres de tiempo» y «pobres de dinero», se les ubica en microcréditos asistenciales y la reducción presupuestal de los Estados para la producción y distribución de los bienes públicos ha generado un desastre en la salud de millones de trabajadoras y jefas de hogar.

No puede hablarse de políticas de desarrollo ni de su financiación a países pobres, mientras esa situación continúe. Habría que imaginar que la falta de recursos para dotar a las comunidades de sistemas de agua, obliga a las mujeres a buscarla y cargarla cotidianamente.

Eso describe María. S. Floro, profesora de Economía de la American University de Washington, en el documento de trabajo que defenderán las representantes del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), durante la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD) que comenzará este lunes en Monterrey, Nuevo León.

Para la profesora Floro es imperativo que los gobiernos entiendan el papel de UNIFEM en los procesos económicos asociados con el desarrollo y advierte que cualquier esfuerzo de trabajo al respecto, no logrará cumplir sus metas a menos que se invierta realmente en la igualdad de género.

En el documento de 40 páginas, Floro establece que la división del trabajo en las familias es un tema crucial, cultural y político, porque el trabajo no remunerado de las mujeres a partir del modelo dominante aumenta día a día, al obligar a más del 30 por ciento de la población femenina mundial a producir bienes y servicios, tanto dentro del mercado como fuera de él.

Este, asegura, es el asunto central a tomar en cuenta para cualquier política, discurso u ofrecimiento que hable de género y desarrollo.

En las últimas décadas un número creciente de mujeres ha asumido el rol de generadoras de ingresos. En Eslovenia hasta el 50 por ciento de la población femenina realiza trabajo remunerado; en Sri Lanka llega a 44 por ciento; en México hasta el 34 por ciento; además el trabajo femenino como empleadoras y trabajadoras independientes está creciendo principalmente en países pobres.

Hay preponderancia de mujeres en la granjería y en el sector informal de las microempresas y a pequeña escala . Mujeres que son empleadoras o trabajan por cuenta propia se incrementaron en los últimos 10 años de 34 a 55 por ciento, en Zambia, o hasta el 30 por ciento en Tailandia. En América Latina es de 40 por ciento.

Adicionalmente, las mujeres trabajan en espacios no estandarizados, como el empleo de medio tiempo y el trabajo temporal, lo que las deja sin previsión social y sin jubilación. Las crisis financieras han mostrado las fallas en el desarrollo, ensanchando las disparidades y la negación sistemática de programas de ayuda social para millones de mujeres, cuyo trabajo no remunerado no aparece por ningún lado.

La académica pone ejemplos muy sencillos: se llama a las mujeres a microcréditos, pero sin dar instrumentos que desarrolle sus capacidades económicas y conduzcan a las mujeres a su empoderamiento; se abren «escritorios de género» en las instituciones o agencias gubernamentales, sin manejo presupuestario.

Asimismo, se acuerdan bellos documentos en las conferencias internacionales, pero no se permite la discusión de las finanzas públicas a las mujeres, ni se les capacita; se les promueve a puestos políticos locales, sin recursos materiales y se les envía a la escuela tres años para que después se dediquen a cuidar a sus hermanos, a las cosechas o a la venta callejera.

La política económica de la globalidad ha determinado cortes a los servicios sociales, aumento de tarifas determinadas por el mercado y a la liberalización financiera, lo que tiene una relación directa con el aumento en la carga laboral de las mujeres. El mejor ejemplo son las tarifas eléctricas.

Por tanto, un enfoque de financiamiento para el desarrollo supone de manera implícita ese suministro ilimitado de trabajo femenino, disponible para compensar cualquier déficit en la provisión de los servicios básicos y de educación.

La carga es tal que no sería exagerado afirmar que las mujeres del mundo han sido llevadas a emplear estrategias muy diversas, creativas, demasiado desgastantes para salir adelante, como trabajar más horas, hacerlo en condiciones degradantes y con un sistema de intensificación laboral que las deja dormir en promedio sólo cinco horas diarias.

Ya en los años 70, algunos análisis preveían que el trabajo doméstico, invisible y no cuantificado llevaría hacia una impresión falsa de desarrollo y política eficaz. En esa línea, Floro establece que las políticas actuales se limitan a añadir «género» a la fórmula sin acciones transformadoras. Y esto incluye, también las estrategias para financiar el desarrollo.

Pero como fue previsto en los años 70, ese trabajo es invisible, no cuantificado, lo que puede llevar a una impresión falsa de la eficación de la política y del desarrollo.

En ese hilo del análisis, la profesora Floro establece que en la creación de las políticas la fórmula es: «añada género y agite el acercamiento» sin una acción transformadora. Asunto que debe repensarse a la hora de establecer las estrategias para financiar el desarrollo.

Finalmente señala que hablar de género, transversalidad, políticas de igualdad y empoderamiento, deben realmente transmitir otros cambios importantes en los resultados. Porque, agrega, las mujeres son vitales para la economía y cualquier política de financiación para el desarrollo.

       
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