La compañía que mayores quejas, demandas e inconformidades provoca es nada menos que Teléfonos de México.
Un funcionario de la Procuraduría Federal del Consumidor, cuyo nombre me reservo, informa que es Telmex la empresa que más denuncias obtiene y que son tantas que les es prácticamente imposible darles curso a todas. El proceso es lento e ineficaz pues en la mayoría de los casos, las recomendaciones y presiones no son tomadas en cuenta, incluso por lo numerosas que son.
Por si esto no fuera poco, Telmex se roba las líneas de larga distancia. Así como lo oyen, impunemente te quita la línea y encima te carga largas distancias a números que jamás utilizaste. Aún quejándote la cosa puede ser eterna y por lo pronto tienes que pagar o te cortan el servicio, malo y caro, pero el único nacional.
Dos empleados de Teléfonos, testigos protegidos, nos dicen cómo opera la mafia interna. Los sistemas de cómputo detectan una línea ajena cuando se utiliza el número de información, la hora o la llamada de despertador y luego simplemente la jalan y la ponen con el servicio de Lada.
Cuando uno se da cuenta llama indignado, y con absoluto descaro informan que el dueño de la línea personalmente autorizó su traslado a la 8220 -cueva de Slim y sus cuarenta ladrones-, lo curioso es que el dueño de mi línea (mi padre) falleció hace trece años. Luego te dan un número de Comunicaciones y Transportes donde se supone que ellos constatan que el cambio sea legal y voluntario, llamas y te dicen que nada de eso, que las compañías se encargan de hacer todos los trámites.
En conclusión no te puedes defender, de nada sirve acusarlos y tampoco lo puedes detener. Telmex seguirá robando a sus usuarios siempre que se le dé la gana.
Para tener un mapeo de nuevas líneas a nivel nacional que hicieran competencia con Telmex, se necesitaría una inversión billonaria y por lo menos treinta años de trabajos. No nos queda más que aguantarnos.
¿Cómo estuvo la adjudicación? ¿El gobierno será cómplice, otra vez, de los millonarios de este país? ¿Y, la ley? ¿Seguiremos en estado de indefensión frente a la usura del monopolio?
Encima el señor Slim se da el lujo de criticar a la competencia en larga distancia, por querer vender el mercado a extranjeros para recuperarse. Tal vez, sería una sana medida para empezar, dejar de robarles las líneas que con ofertas y descuentos obtienen. Por supuesto, acusa a sus competidores de promover cambios en la Ley Federal de Telecomunicaciones. ¡Faltaba más! El dueño y señor desea que las cosas sigan como están. Todo el pastel, ni un ápice menos.
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