Ni las leyes ni las instituciones funcionan para lograr justicia a las mujeres que padecen violencia de género; la impunidad prevalece por encima de ellas al minimizar crímenes como el feminicidio en Juárez, denunció hoy Laura Martínez, directora de la Asociación para el Desarrollo Integral de las Personas Violadas, AC (ADIVAC).
Para Martínez, se necesita una reforma de Estado y políticas públicas con perspectiva de género cuyo eje primordial sea la prevención de violencia hacia las mujeres.
Lamentó que hasta ahora la ineficiencia en la procuración e impartición de justicia, el dinero, poder y la corrupción hayan permeado en las instituciones y autoridades, que incluso ya han perdido toda credibilidad entre la ciudadanía.
La directora de ADIVAC señaló que «el ser mujer es un delito per sé», y agregó que la impunidad por razón de género «es responsabilidad de quienes reducen la sanción a los violadores, de quien dice que una mujer que trae pantalones no puede ser violada, de quien recurrentemente pregunta: ‘¿Te gustó?’, o de quien la condena por usar minifalda o escotes».
Explicó que la violencia de género tiene como punto central el cuerpo de la mujer, el cual es mancillado, marcado, ultrajado y sometido a todo tipo de torturas, y advirtió: «Los extremos llevan al feminicidio o a las muertes toleradas por el Estado», sacando a la luz nuevamente el feminicidio en Juárez y Chihuahua.
Recomendó al Estado mexicano respetar los acuerdos internacionales que ha signado, así como las disposiciones de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) y penalizar la discriminación por género.
En su oportunidad, Luciana Ramos, del Instituto Nacional de Psiquiatría, indicó que la violencia contra las mujeres es un problema de salud por la alta carga de mortalidad que afecta a niñas, niños, jóvenes y mujeres y porque requiere recursos financieros para atender médicamente a quien la padece.
Expresó que la violencia contra las mujeres es un tema prioritario de salud y de derechos humanos debido a las secuelas que deja en quien la padece, entre las que destacó las fobias, depresión, somatización y trastornos de pánico.
La especialista destacó que otras consecuencias de la violencia que se ejerce en contra de las mujeres son el abuso del alcohol y de drogas, depresión y ansiedad y otros trastornos afectivos y emocionales.
Tanto Laura Martínez como Luciana Ramos señalaron que otras víctimas de la violencia ejercida contra las mujeres son las y los hijos, quienes se convierten en un factor de riesgo: en el caso de los hombres al convertirse en maltratadores y, en el de las mujeres, al establecer relaciones violentas.
Luciana Ramos destacó que el hecho de que las mujeres no aparezcan en los registros de mortalidad por violencia no quiere decir que el problema no exista, y en este sentido recomendó capacitar al personal de salud para que incluya el enfoque de género y actualización del tema basados en resultados de investigaciones.
Finalmente indicó que se necesita más prevención y tratamiento, así como una sistematización de datos que permita un trabajo conjunto entre todas las instancias.
Las especialistas participaron en la mesa Violencia Social e Institucional Hacia las Mujeres en el segundo día de actividades de la Reunión Internacional Sobre Atención y Prevención de la violencia hacia las Mujeres que se realiza en Puebla, y que reúne a 350 especialistas de España, Estados Unidos y México.
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