«Escúchenme todos, hombres, mujeres y niños: Las autoridades que están a tu lado, aunque te digan que realmente te van a cumplir, no lo van a hacer, escúchenlo», exclamó la indígena Inés Fernández Ortega, durante el evento que organizó hoy aquí el Estado mexicano para «pedirle perdón» por la violación sexual que sufrió de parte de militares en 2002.
Ante la sorpresa de las autoridades federales y del estado de Guerrero, la mujer tlapaneca rompió con el protocolo y aprovechó para reclamar a los funcionarios su doble discurso y la falta de justicia, que en el caso de Inés, a 10 años de distancia, aún no llega.
De pie, al lado del secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, la indígena reprochó: «El secretario que está presente, yo que más quisiera platicar con él, pero él no me lo permitiría porque yo hablo una lengua indígena, hablo el tlapaneco».
Sin perder en ningún momento la seguridad, Inés Fernández expreso: «Quiero decirle al gobernador (de Guerrero, Ángel Aguirre Rivero) que aunque esté aquí presente no va a cumplir las necesidades que hay aquí en mi pueblo, precisamente por eso busque en otro lado que me hicieran justicia, porque realmente aquí no me atendieron».
Y es que la tlapaneca tuvo que recurrir al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, luego de que las autoridades estatales y federales le negaron justicia por la agresión que sufrió.
Tras un largo caminar, en octubre de 2010 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) condenó al Estado mexicano por violar la integridad personal y las garantías judiciales de una debida investigación de Inés Fernández y de la también indígena Valentina Rosendo, igualmente violada por militares en 2002.
El 12 de agosto de 2011 la Procuraduría de Justicia Militar notificó a Inés que la averiguación previa sobre la violación sexual que sufrió fue remitida finalmente a la Procuraduría General de la República (PGR). Sin embargo a casi año y medio de la sentencia de la CoIDH, no hay avances en las investigaciones ni militares detenidos.
DIGNIDAD
En el zócalo municipal y ante delegados de todas las secretarías de Estado e indígenas de su comunidad, Barranca Tecuani, donde hace 10 años fue víctima de violación, Inés denunció a Ángel Aguirre y al alcalde de Ayutla de los Libres, Armando García, de incumplir su palabra.
La mujer tlapaneca reiteró que las autoridades no han garantizado justicia, educación, salud, ni servicios básicos, como alumbrado público, en su localidad.
Inés estuvo acompañada de su esposo, Fortunato Prisciliano, y de sus compañeros de lucha Obtilia Eugenio Manuel, presidenta de la Organización de los Pueblos Indígenas Tlapanecos (OPIM), y Abel Barrera, del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
Tras los reclamos, Alejandro Poiré tomó la palabra para adelantar que se organizará una mesa de trabajo para cumplir las demandas planteadas por Inés y Obtilia, quien rechazó la presencia de militares en las comunidades indígenas.
Al pedirle perdón, el secretario recordó a Inés que hace casi una década Inés fue victima no sólo de quienes la atacaron sexualmente, sino también de la omisión de un gobierno que no le procuró protección ni justicia.
«Inés, su esfuerzo, su ejemplo, tu compromiso con la verdad, a pesar del sufrimiento es algo que me llevo hoy como una lección de justicia, es una lección de justicia que le das a todos los presentes, a Ayutla, a Guerrero y a todo México», abundó el funcionario.
Y reiteró: «Quiero decirte Inés que tienes razón, no entiendo tu lengua, pero sí entiendo tu lucha. Quiero decirte también que no te pido que hoy confíes, porque apenas se van cumpliendo los compromisos y los acuerdos, pero quiero decirte también que si seguimos caminando juntos como lo hacemos en este evento, verás que vamos avanzando».
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