Ingresan más mujeres al mercado laboral, pero se abarata su mano de obra

Aunque muchas mujeres se han incorporado al trabajo remunerado no lo han hecho en todos los ámbitos pues han quedado fuera de la participación sindical igualitaria, de prestaciones sociales satisfactorias, de salarios iguales y de capacitación para tener puestos superiores, señaló la especialista Rubí de María Gómez del Campo.
 
En su artículo “Justicia para las mujeres trabajadoras. Feminización del trabajo y deterioro de la vida laboral” incluido en la publicación “40 años, 40 respuestas. Ideas para la democratización del mundo del trabajo” de la Fundación Friedrich Ebert (FES), la feminista y filósofa explica que cuando las mujeres ingresaron en mayor grado al campo laboral, hubo una desvalorización de sus actividades, lo que provocó el abaratamiento de su fuerza de trabajo.
 
Por ello, la inserción de las mujeres en el campo laboral no llevó su emancipación económica, por el contrario, se agrandaron los procesos de explotación hacia ellas y su mano de obra se vio reducida a zonas consideras como “propiamente femeninas”.
 
No es casual, a decir de la investigadora, que en los empleos de medio tiempo haya mayor presencia de mujeres que no tienen prestaciones sociales ni garantías laborales, un modelo que agrega, se ha convertido en el más conveniente para las grandes empresas internacionales.
 
Cabe recordar que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE-Inegi) en el segundo trimestre del año en curso, de cada 100 trabajadoras 63.7 tuvieron como ingresos laborales de 1 a 3 salarios mínimos; mientras que en la última década se incrementó 3 puntos porcentuales la tasa de trabajadoras sin acceso a instituciones de salud.
 
12/FAA/LGL