La medicina genómica, que busca descifrar la enciclopedia escondida del cuerpo humano, hoy plantea la posibilidad de combatir el cáncer de mama, gran asesino mundial de la población femenina y un equipo de investigadores en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) trabajan intensamente para encontrar la «palabra secreta».
En octubre, mes de la salud reproductiva cuando varios edificios famosos del mundo se iluminaron de rosa para recordar los peligros de esta forma de cáncer, en un abigarrado laboratorio escondido del Centro Médico Siglo XXI, el doctor Diego Arenas y sus jóvenes investigadores rastrean un gen, el Bik, presente en los tumores mamarios.
En México para 2004 se estima que ocurran 16.98 defunciones por cada 100 mil mujeres de 25 años o más por cáncer mamario. En los estados norteños e industrializados es la primera causa de muerte en edad reproductiva.
«En el primer mundo es la primera causa de muerte en mujeres de más de 35 años. En México solamente está superado por el cáncer cervicouterino, pero hay datos que sugieren que posiblemente en algunos estados y algunos años la primera causa será el cáncer de mama», explica el doctor Arenas desde la Unidad de Medicina Genómica del IMSS.
Con el apoyo de la Coordinación de Investigación del IMSS, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y el Instituto Alemán del Cáncer, son el único grupo en México que hoy investiga desde la genómica al cáncer mamario para poder clasificar su morfología celular.
«En el caso del cáncer de mama hay cuatro estadios. El más grave es el caso cuatro, donde ya hay metástasis, invasión de estas células cancerosas al resto del organismo. Supongamos que tenemos un estadio dos. Una vez que se diagnostica este tumor se diseñaría una terapia para esta mujer y podemos tener una perspectiva de vida de cuánto tiempo podrá vivir.»
Más aún, buscan detectarlo en fases más tempranas. A la fecha es improbable allegarse de un tumor en estadio uno aunque para el equipo sería importante: «nos permitiría entender los primeros pasos de transformación en los genes para que den cáncer. El problema es que es muy difícil de diagnosticar.»
Bik es hoy la palabra clave.»Encontramos un gen que está sobreexpresado en muchos de los tumores estudiados, todos en estadio dos y tres. Es el gen Bik, el nombre ya está dado. Fue encontrado por otras personas», explica Arenas.
«Este gen funciona en un sistema muy interesante de las células, un sistema que se llama muerte celular programada, diseñado para destruir a las células cuando tienen alteraciones… no tenemos genes para cáncer, pero cuando mutan ocasionan cáncer.»
Falta validar con una muestra mayor para considerarlo un marcador y ver, en todo caso, si no ocurre solamente en mexicanas. A esa tarea se abocan desde la Unidad de Medicina Genómica, encabezada por Fabio Salamanca, el propio Arenas, líder del proyecto; Norman García y Adán Valladares, así como Rafael Hernández, becario en el Instituto Alemán del Cáncer en la ciudad de Heidelberg.
UN TUMOR, UNA ESPERANZA
Margarita –no es su nombre real— espera con temor la biopsia en un seno izquierdo que podría dar un giro a su futuro, si resulta que «esa bolita» es un tumor maligno. Sin embargo, la invitan a dar un paso más. Le piden autorización para que se investigue la muestra que en unos años permitirá detecciones tempranas de cáncer mamario, más acertadas y tratamientos más «ad hoc» para cada caso.
«La idea es estudiar el tumor para entender los cambios que se estén dando en éste y encontrar un marcador que quizá en el futuro nos pudiera ayudar en una recaída», le explican en términos sencillos.
La muestra irá a parar al segundo piso del Hospital de Pediatría del Centro Médico Siglo XXI, donde se llegará al análisis del ADN, la «tinta» de la enciclopedia humana.
Listo el material, las y los candidatos a maestría y doctorado que entran y salen (difícilmente cabrían todos en el espacio) de la pequeña área del laboratorio para analizar mediante el uso de técnicas avanzadas como son microarreglos de DNA o hibridación genómica, las expresiones genéticas que sólo aparezcan en los tejidos cancerosos.
«Lo que pretende es estudiar en un solo ensayo la expresión de muchos genes a la vez que nos pueda decir lo que le ocurre a un tumor», resume Arenas, doctor en Biología, al comparar tejido mamario sano y tejido mamario canceroso.
ALEMANIA Y LA PROTEOMICA
Rafael Martínez, parte del equipo de investigación, está en la pequeña ciudad de Heidelberg, en el oeste de Alemania, para sostener el trabajo sobre cáncer de mama que se ha hecho, con recursos escasos, como toda la investigación básica de México.
Es parte del proyecto Análisis Funcional del Genoma, dirigido por George Hoheisel en el Instituto Alemán del Cáncer. El equipo mexicano, Hoheisel y Rafael Martínez implementaron «un estudio más» en la todavía más vanguardista área de la proteómica «que tiene como pretensión conocer las proteínas que tenemos. Podemos compararlas en estados patológicos o no.»
«El doctor Hosheisel se comprometió y está haciendo todo lo que se ofrezca para estudiar la proteómica en los tumores. Mi estudiante está becado mitad con apoyo de aquí y allá. Ellos desarrollan la tecnología, que falta todavía en nuestro país.»
Alemania tiene también interés en conocer de manera urgente formas de atacar o prevenir el cáncer de mama. El cáncer de mama es la primera causa de muerte en mujeres (20.4 por 100 mil mujeres). Su tasa de mortalidad forma una curva gráfica que tuvo su pico máximo en 1985 y que sólo 20 años después empieza a bajar.
El cáncer es la segunda causa general de muerte en hombres y mujeres alemanes (uno de cada cuatro decesos), arriba solamente están las enfermedades del sistema circulatorio (uno de cada tres fallecimientos).
PROTEOMICA
«Los cambios de expresión de genes tienen que ver también con los cambios de las proteínas» explica Arenas. «Aproximadamente dos mil proteínas se sabe que están asociadas a procesos neoplásicos, no solamente de mama», para tener una visión más amplía del desarrollo del tumor e identificar marcadores.
La proteómica es tan prometedora como incipiente y utiliza métodos de detección capaces de identificar cambios mínimos en el funcionamiento celular, por lo que es posible detectar el cáncer más temprano, según el Instituto Winship para la investigación sobre el cáncer de la Universidad Emory en Atlanta, Georgia.
Los investigadores han intentado descifrar el proteoma humano entero. Existen varias maneras en las que las proteínas son identificadas, pero la mayoría son caras y toman tiempo. Por estas razones y debido a la complejidad del proteoma humano, es improbable que este proyecto sea completado tan rápido como el proyecto del genoma humano, pero en mediano plazo servirá para generar medicamentos más específicos y por tanto menos tóxicos.
EN EL CORTO PLAZO
Mientras Diego Arenas y otros investigadores del mundo sueñan con el día en que descifrarán el código secreto del cáncer, en lo cotidiano este sueño pende de alfileres.
En el IMSS «se está haciendo un esfuerzo entre los investigadores básicos y clínicos, a través de la Coordinación de Investigación para tener un megaproyecto en cáncer de mama. Es una pretensión muy importante y en cierto modo ya está caminando.»
Por otro lado, Arenas vive en carne propia el estrés de conseguir recursos para continuar la investigación, que por ser cara y aparecer lejos de nuestra realidad mexicana, compite en desventaja con escasos recursos que el Estado mexicano destina a la investigación científica.
2004/MR/LR