Inicio La defensa de los acusados por Acteal llegó a la prensa de EU

La defensa de los acusados por Acteal llegó a la prensa de EU

La fuerte difusión que realiza el grupo de abogados que defienden a los acusados por la matanza de Acteal, Chiapas, ocurrida el 22 de diciembre de 1997, donde fueron masacradas 21 mujeres, 15 niñas y niños, así como 9 varones, llegó hasta el New York Times (NYT) en su edición del pasado domingo.

Javier Angulo, profesor de derecho constitucional del Centro de Investigaciones y Docencia Económica (CIDE), organismo que tomó inexplicablemente –dice la prensa en México– la defensa de los inculpados, habló desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, para el influyente rotativo, como encargado principal de dicha defensa.

«El caso Acteal muestra todos los problemas del sistema criminal de justicia en México», afirmó Angulo, quien habló sobre las contradicciones, las presuntas confusiones en que se encuentra la comunidad donde ocurrieron los hechos, de la mala averiguación que se hizo y, por supuesto, de la presunta inocencia de quienes se encuentran recluidos –varios de ellos confesos– por la matanza, considerada como un hecho sin precedentes en la historia de la violación a los derechos humanos en México.

El NYT recoge la versión del equipo del CIDE, que explica cómo el entonces presidente Ernesto Zedillo ordenó una salida jurídica pronta ante la gran presión internacional. El resultado, afirman los defensores de los inculpados, fue la búsqueda de chivos expiatorios.

Cabe mencionar que diversos analistas en México han señalado que detrás del interés del CIDE por revisar el caso estaría el «pago de factura» de Felipe Calderón hacia la iglesia evangélica por su apoyo en su campaña hacia la presidencia, pues varios de los presos por Acteal pertenecen a esa congregación religiosa.

El abogado del CIDE señaló en abono a su versión, que exculpa a los presos, que la policía municipal y otras fuerzas del orden no intervinieron y dejaron que la masacre ocurriera. La escena del crimen, dijo, muestra alteraciones que dificultaron las investigaciones.

A una década de la masacre, los indígenas tzotziles viven lado a lado, pero divididos, señala el NYT, retomando la posición del CIDE y del escritor Héctor Aguilar Camín. Y señala que las comunidades estarían divididas entre integrantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), señalados como responsables del crimen, por una parte, y del grupo Las Abejas, al que pertenecía la mayoría de las víctimas, por la otra.

Así, los priistas defenderían la inocencia de los presos, mientras que las Abejas insisten en que aún hay más asesinos sin encarcelar.

El caso judicial se complica, dice el NYT. Es un caso muy grande y complejo, más complicado aún porque la defensa de los inculpados apeló las sentencias.

El caso es ideal, argumentó Angulo, para enseñar a los estudiantes de leyes que toda defensa debe de tratarse imparcialmente, incluso cuando hay consternación por un crimen en particular. Y asegura que se solucionó «el problema de la masacre de Acteal, creando otros problemas y arrestando a gente que no hizo nada».

«Este es el caso más complicado en México», señaló al diario en la, capital de Chiapas, donde prepara la apelación en las sentencias de algunos de los hombres. «Es posible que en diez años más continuemos hablando de lo que realmente pasó en Acteal», avizora.

Detalló al NYT lo que viene repitiendo él y su equipo, junto con Aguilar Camín sobre el número posible de asesinos. Insisten en que serían 9, contrariando otras versiones, a las que califican como exageradas y mitologizadas.

De igual forma insisten en que testigos y supervivientes no sustentan la identidad de los atacantes. Dieron una lista, dijo el abogado, pero no fueron capaces de identificarlos.

La temprana versión de que las víctimas de Acteal fueron baleadas mientras rezaban en una iglesia ha sido exagerada, describiéndola como un horrible, siniestro acto, consideró el entrevistado.

En contraparte, supervivientes y familiares de la gente que murió en Acteal expresan furia en contra de quienes defienden a los acusados, señala el NYT. «Ellos dicen muchas mentiras, señaló el presidente del grupo las Abejas, Diego Pérez Jiménez, quien está presionando al gobierno para que compense a las familias de las víctimas. «Los que están en la cárcel son los asesinos y hay más asesinos fuera. Esa es la verdad», añadió.

Una cosa es clara, precisa el rotativo: que el proceso judicial es largo y poco se ha hecho para destensar la situación en Los Altos.

Estela Luna Vázquez, de 39 años, esposa de uno de los sentenciados, dice que él no participó pues estaban juntos cuando oyeron los disparos. Relata que su primo zapatista les dio a espalda y asegura que no dejaría casar a sus hijas con alguno de ellos porque pusieron a su padre en la cárcel.

El reportero Marc Lacey no pudo entrar a la cárcel de Cintalapa, pero entrevistó por teléfono a Agustín Gómez Pérez, quien apeló su sentencia de 36 años de cárcel. Lo que pasó en Acteal fue muy triste, afirma, he aprendido muchos detalles de los demás convictos, confesados culpables. No formé parte de eso y estoy aquí pagando por los pecados de otros.

Pero la voz de Catarina Méndez, una sobreviviente, quien recibió siete disparos de arma el día de la masacre, persiste: «Nada calma el dolor, desde hace diez años a la fecha».

07/LPB/GG/CV

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