Las mujeres campesinas e indígenas llevan a cuesta la violencia doméstica y de Estado, generada en los bosques deforestados del país, hoy focos de alerta nacional donde se evidencia el fracaso de la Agenda 21 para el medio ambiente, ratificada hace 10 años por las Naciones Unidas.
Lo anterior se desprende de algunas participaciones de las representantes de la sociedad civil en la Reunión nacional sobre desarrollo sustentable con equidad de género: hacia la Cumbre de Johannesburgo, efectuado hoy en la sede del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol).
En nombre de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas (CNMI) Zoila José Juan denunció que «cuando las familias enfrentan problemas económicos y aumenta la violencia contra campesinos, como ocurrió en Agua Fría, Oaxaca, nosotras resentimos directamente esa violencia», la cual se suma a la brutalidad doméstica y al trabajo no remunerado.
Por ello Zoila exhortó a la sociedad para que observen la situación de los bosques y de las comunidades indígenas en sus estados, al tiempo que propuso «tener ánimo para luchar como mujeres por nuestro México».
De acuerdo con datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), publicados después de la matanza campesina de Agua Fría el pasado 31 de mayo, en México se anuncian hasta 59 focos rojos para un estallido social en zonas forestales nacionales.
«Cada año se pierden en México 600 mil hectáreas de bosques. Este proceso de deforestación, que inició hace tres décadas, tiene como causa directa la expansión de tierras agrícolas, la explotación de madera industrial y otros productos, así como el pastoreo y el crecimiento demográfico», acusó en la reunión Friné López, representante de Milenio Feminista.
Sin embargo, aclaró a cimacnoticias, la deforestación no es culpa de las y los habitantes de los bosques ni mucho menos por falta de programas alternativos de desarrollo.
Martha Figueroa, abogada chiapaneca del Colectivo de Mujeres de San Cristóbal, coincidió con la representante de Milenio al explicar que parte de la deforestación es producto de los desalojos y desplazamientos forzados de las poblaciones del monte.
Más adelante advirtió que las compañías trasnacionales, como Monsanto y Pulsar (promotoras de transgénicos), manejan un discurso perverso de la conservación al culpar a los habitantes indígenas por la erosión del suelo.
En particular se refirió a las mujeres, ya que si bien ellas son las encargadas de la milpa, «un ecosistema en sí mismo», al mismo tiempo no son ni ejidatarias ni comuneras en Chiapas.
Cabe recordar que con todo y que las mujeres producen 80 por ciento de los alimentos básicos en todo el mundo, ellas tan sólo son propietarias del uno por ciento de la tierra, según documentos de la ONU.
El encuentro hacia la Cumbre de Johannesburgo de hoy lunes tuvo como objetivo desarrollar una estrategia común de las mexicanas para la reunión que habrá de efectuarse a fin de evaluar qué ha pasado a diez años de la Cumbre de medio ambiente en Río de Janeiro.
Entre las propuestas que se hicieron está la petición de aumentar la población femenina en todos los ámbitos de participación política, además de que los gobiernos cumplan los acuerdos de la Cumbre de Monterrey.
La reunión fue coorganizado con la cancillería, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem) y la Red Nacional por un Milenio Feminista, entre otras organizaciones.
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