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La falta de “idoneidad moral” de la Iglesia Católica

Por Antonio Medina Trejo*
lgbt02infogaycom

A finales del año pasado la Corte Constitucional de Colombia retomó el tema de la adopción de niñas y niños por parejas del mismo sexo, lo que desató una discusión muy acalorada entre grupos conservadores y progresistas.
 
En el debate han estado inmiscuidos jerarcas religiosos como el Secretario general de la Conferencia Episcopal Colombiana (CEC), Monseñor Juan Vicente Córdoba y el sacerdote Alfonso Llano Escobar, quien aboga porque en la Ley de Infancia y Adolescencia se mantenga como requisito para la adopción,  la ‘idoneidad moral’.
 
Sin duda un concepto ambiguo y subjetivo que interpretado desde el moralismo judeocristiano,  limita a ciertos grupos sociales o personas con características específicas para acceder a ese derecho, al tiempo que deja en el desamparo familiar a miles de niñas y niños que esperan ser sacados de albergues, conventos o instituciones de asistencia privada (IAP), que en ocasiones, lejos de buscar su bienestar, lucran con ellos.  
 
En una entrevista publicada en la página de W Radio Colombia -del grupo español Prisa- el sacerdote Llano Escobar dijo a los locutores de la estación que “los homosexuales no tienen idoneidad moral” para adoptar a niñas y niños y dio por hecho que las parejas heterosexuales son “las que pueden moralmente hacerse cargo de los niños”.
 
El sacerdote consideró que se “están dando concepciones raras” con este tipo de propuestas legislativas, y las parejas homosexuales “no tienen la calidad moral para educar a un niño”.
 
Consideró como una “insensatez” que haya legisladores que abogan por la inconstitucionalidad de la ley y que defienden a grupos homosexuales desde ese poder; ya que según él, a quienes pudieran ser adoptados por parejas del mismo sexo no se les proporcionaría un “ambiente ideal” que les permita crecer “moralmente sanos”. 
 
Prejuicios como los que el sacerdote vertió son precisamente los que vulneran los derechos de niñas y niños que de manera biológica o adoptados, han crecido en hogares con parejas homosexuales. También esas ideas excluyentes tan arraigadas en la sociedad son las que evitan que tengan la posibilidad de ser sacados de instituciones donde ni la caridad religiosa ni el sustento gubernamental fluyen.
 
El discurso retardatario de un sector de la Iglesia católica fomenta la discriminación y el rechazo de este tipo de familias – que siempre han existido- y pese a la adversidad día con día y gracias a una lucha social en favor de los derechos humanos, salen de los incómodos y oscuros clósets familiares.
 
Si bien el término “idoneidad moral” es jurídico, el sacerdote Alfonso Llano lo embistió de un halo religioso en la entrevista,  connotándolo con preceptos de su iglesia y ratificando con ello la postura de la jerarquía clerical en Roma, que aplaudió la negativa de la Corte Constitucional de Colombia por negarse a procesar avances en materia de derechos hacia las personas homosexuales.
 
Esta postura del sacerdote es tan conservadora como la de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, el Papa argentino, quienes lejos de ser congruentes con sus fobias sexuales (en el caso de los dos primeros) fueron protectores de violadores de monjas, niños, niñas y jóvenes, como se ha documentado en diferentes países del mundo. El caso Marcial Maciel es uno de muchos.
 
 
DEFENSA DEL ESTADO LAICO
 
El abogado Germán Rincón Perfetti, destacado defensor de Derechos Humanos en su país, declaró a varios medios en esa coyuntura: “la decisión que se tome no puede estar sujeta a la moralidad religiosa” ‘pues consideró que’ “se está atentando contra la democracia al permitirse la violación de derechos no teniendo en cuenta la moral civil sino religiosa”.
 
El litigante internacional alude a la separación entre lo civil y lo dogmático-religioso, ya que Colombia se declaró como un Estado laico en 1991. En ese sentido, Rincón Perfetti afirmó que “la Corte no puede perder su papel preponderante… si se sigue tomando el indicador religioso para fallar y conceptuar sobre estos temas se continuará bajo la estela de discriminación y no habrá una solución a las minorías”.
 
Al igual que muchos países de América Latina, Colombia tiene jerarcas católicos que usan los medios de comunicación para posicionar sus agendas conservadoras en detrimento de los derechos humanos. En sus púlpitos mediáticos, sacerdotes como Llano insisten en reforzar prejuicios y estigmas hacia las familias homoparentales al afirmar  sin ningún dato objetivo que “esas” propuestas legislativas acaban “con la moral y la vida ciudadana” y que “en la adopción se debe buscar el bien del niño, no el bien de los adoptantes”.
 
Contrario a lo que plantea el religioso sobre la supuesta falta de “idoneidad moral” para que las parejas homosexuales puedan adoptar, la sexología humanista contemporánea ha ratificado en foros académicos en todo el mundo que “el bien superior de la infancia” radica en que estén en el hogar que les garantice, entre otros, el derecho a tener una familia, a la salud, a la educación, a una  vida libre de violencia y, desde luego, el derecho a la felicidad.
 
En este sentido, la orientación sexual de los padres adoptantes es intrascendente. Lo que sí es importante, en todo caso, son los entornos saludables que la sociedad en su conjunto les garantice. Además, que existan leyes que se materialicen en políticas públicas que les permitan tener iguales derechos que el resto de sus pares. Y  que los medios de comunicación, consecuentes con los avances legales, promuevan representaciones sociales de familias diversas bajo esquemas de respeto hacia todos los tipos de hogares y de personas que los habitan.
 
Ni la Iglesia católica ni sus integrantes tienen el derecho de desacreditar a las familias homoparentales. No pueden incitar a la discriminación y al odio social hacia las parejas conformadas por personas del mismo sexo ni a sus hijos e hijas, sean adoptados o no.
 
En ese sentido, cabe preguntarse si esa institución religiosa y sus dirigentes tienen idoneidad moral para predicar el amor como lo mandata su dios: amor al prójimo, no odio a los diferentes.
 
*Docente en la carrera de Comunicación y Cultura en la UACM.
 
www.antoniomedina.com.mx  / @antoniomedina41
 
13/AMT/LGL

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