La nula cobertura de los medios masivos de comunicación a la situación de las mujeres en las guerras obedece a la baja presencia femenina en el periodismo internacional, que las mantiene alejadas de puestos de decisión y ofrece siempre el punto de vista masculino de los conflictos armados.
Según un estudio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO), las mujeres representan sólo el tres por ciento de los trabajadores de los medios de comunicación del mundo, lo que se refleja en la forma en que son contadas las historias por los corresponsales de guerra.
De acuerdo con el Centro Annenberg de Políticas Púbicas de Estados Unidos, el año pasado las mujeres ocupaban sólo el 14 por ciento de los puestos a nivel ejecutivo de las 10 más grandes empresas de comunicaciones, y únicamente el 13 por ciento en los consejos de directores.
Esa baja presencia tiene un impacto directo en la importancia que se da a la problemática femenina en los espacios de radio, televisión y medios impresos, que muestran imágenes estereotipadas de las mujeres y nunca van al fondo de los problemas que ellas enfrentan en las guerras, como violaciones o enfermedades, agrega la UNESCO.
De acuerdo con el Centro Annenberg, en el mundo sólo el siete por ciento de las noticias de política y gobierno tienen como personaje central a mujeres, mientras en Estados Unidos la cifra es de 18 por ciento.
Un análisis de la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios (IWMF por sus siglas en inglés), indica que cuando las mujeres periodistas trabajan como corresponsales de guerra «el cambio en el tratamiento de la información es notable porque ellas centran sus reportes en las consecuencias de las guerras para las sociedades».
No sólo informan sobre el número de muertos, buscan las historias personales y logran incidir en las decisiones de los políticos, como ocurrió durante la guerra en Bosnia, agrega el IWMF. Sin embargo, las «políticas editoriales» de las grandes cadenas de televisión están al servicio del espectáculo y el dinero.
O.J. SIMPSON CONTRA RUANDA
Elizabeth Rehn y Helen Johnson relatan en el libro Mujeres, Guerra, Paz, editado por el Fondo de Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (Unifem en inglés), cómo en la década pasada la información de la enviada a Ruanda de una de las mayores cadenas de televisión de Estados Unidos nunca fue transmitida.
Christiane Amampour, enviada por CNN a Ruanda, tuvo que guardar sus reportajes sobre el genocidio en ese país africano porque la cadena decidió transmitir en vivo el juicio contra el ex jugador de futbol americano, O.J. Simpson, quien fue acusado de asesinar a su esposa en un ataque de celos.
En 1994, la radio y televisión, así como los grandes medios impresos, jugaron un papel escalofriante en el genocidio llevado a cabo por la etnia Hutu contra la Tutsi. Las grandes cadenas prepararon el terreno para que la violación de alrededor de 500 mil mujeres tutsis fuera llevada a cabo.
Mensajes incitando al genocidio, asesinato y violación de mujeres tutsis fueron transmitidos por todos los medios y lograron su objetivo. También arengaban a los desenfrenados hutus a dejar a algunas vivas para embarazarlas y hacer que dieran a luz hijos hutus en una estrategia de limpieza étnica.
Algo similar ocurrió en la ex Yugoslavia, donde la radio B92 de Belgrado inició en 1991 una campaña para convencer a la población de que no podían seguir viviendo en armonía musulmanes y cristianos, serbios y croatas, lo que provocó en gran medida atrocidades no vistas desde la Segunda Guerra Mundial.
MUJERES EN LOS MEDIOS
Rehn y Johnson aseguran que las mujeres están aprendiendo crecientemente a usar medios como la radio para contar sus historias. La radio permite, en situaciones de guerra, llegar a lugares remotos donde la infraestructura de comunicaciones se reduce a sólo un receptor de transistores.
Pero los recursos pueden ser explotados al máximo aún en situaciones de conflicto permanente, como el que enfrenta a israelíes y palestinos.
Las autoras señalan que mujeres israelíes y palestinas comenzaron a comunicarse recientemente por medio de cartas abiertas, en las que manifiestan sus preocupaciones y hacen mutuos reconocimientos a su derecho a existir, en medio de un conflicto que les ha arrebatado a hijos, hermanos o esposos, y que parece no tener fin.
En mayo de 1999, en Tanzania, más de 300 mujeres de 50 países se reunieron en una conferencia en la que impulsaron la creación de un programa de radio para difundir la problemática femenina, esa iniciativa está a cargo de organizaciones no gubernamentales.
Las mujeres bosnias están utilizando los programas de televisión para difundir las implicaciones de los acuerdos que pusieron fin a la guerra, mientras en Somalia fue creado el Africa Educational Trust, que tiene espacios para la alfabetización de mujeres y pretende ser una opción para la población, que antes sólo escuchaba la BBC británica.
2003/MEL/MES
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