Cuando se habla del movimiento zapatista, se habla constantemente de una autonomía que el gobierno federal les ha negado con el incumplimiento de los Acuerdos de San Andrés. Y muchos nos preguntamos: ¿Qué quiere decir autonomía? Este tema ha sido y sigue siendo central en estos meses dentro del contexto del proceso de la paz. Y hay algo en lo que muy pocos han reparado, que en esta lucha por la autonomía juega un papel importantísimo la participación de las mujeres.
El papel de las zapatistas en esta lucha por la autonomía de los pueblos indios ha sido fundamental tanto para su propia liberación como para la de las de sus hijas, sus pueblos y comunidades.
La autonomía significa gobernarse, respetar y poder vivir según la cultura y las tradiciones indígenas. «Aquellas que no nos lastimen». Quiere decir construir hoy el mundo que queremos vivir mañana. Para entender esta autonomía es necesario conocer a profundidad el modelo zapatista y la realidad que viven las comunidades y bases de apoyo, ubicándolos en el contexto político, sobre todo el nuevo y liberador proceso en el que las mujeres están participando para sí mismas.
Con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) empezó a cambiar la vida de ellas… Esto dice un testimonio zapatista: «Si tenemos ganas, vamos a lograr todo… Una parte fundamental de la autonomía es poder controlar nuestra propia vida, ser las dueñas de nuestra historia y nuestro destino y vivir como queremos vivir. Para empezar este proceso, hay que analizar la realidad actual, identificar lo que queremos cambiar y definir el futuro que queremos construir».
Las comunidades indígenas han vivido cambios muy profundos en los años que han estado organizándose con el EZLN. Las mujeres indígenas son aún las más marginadas. Como dijo la comandanta Esther el último 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer: «Nosotras tenemos que luchar más, porque como indígenas estamos triplemente despreciadas: como mujer indígena, como mujer y como mujer pobre».
Pero de cierta manera, ellas en sus comunidades han vivido los cambios más drásticos. Esto no implica que su lucha por el respeto y por un espacio digno se haya resuelto.
Se entiende que falta mucho para lograr la igualdad y su plena liberación como indígenas, el cambio es un proceso largo y lento, pero que ya se ha iniciado.
LA LUCHA FEMENINA
Con el ejército zapatista está cambiando el rol de las mujeres. Inclusive hay entre ellas cuadros militares . Participaron en la lucha inicial de enero de 1994 al parejo que los hombres. Por ejemplo, la violación se castiga con fusilamiento y el acoso sexual con arresto. Este es el inicio de las indígenas que ahora es posible que estén incluso más «liberadas» que las occidentales, que las mestizas. Fueron las primeras en pedir paridad.
Las mujeres mestizas deberían ir a las comunidades zapatistas de todo el país para aprender cómo conviven, en muchos casos, a la par varones y mujeres. Las indias no buscan enfrentamiento alguno con los hombres. Lo que buscan es igualdad y equidad, que sean respetadas su dignidad, sus derechos, su libertad y lo están construyendo día a día.
Esa es una de las grandes contribuciones que el movimiento de las zapatistas ha dado, no sólo a México, sino al mundo y, particularmente, a Europa.
El movimiento de las zapatistas no es el feminismo que conocemos en nuestras grandes ciudades, confundido con androgismo, el de la dignidad, del respeto a los derechos de humanos. El movimiento de las chiapanecas es un movimiento encabezado por mujeres y hombres que están promoviendo que entre unos y otras sólo hay una pequeña diferencia, y como dijo aquel parlamentario francés: ¡Vive la petite diference!
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