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La política, ¿asunto personal?

Por Soledad Jarquín Edgar

Cuando usted pide permiso a su patrón para ausentarse por motivos personales, ¿por qué lo hace? Ocupara ese tiempo para arreglar papeles con Hacienda, hacer pagos pendientes, cobrar una herencia, visitar a una tía muy viejecita que a lo mejor no vivirá mucho tiempo, atender lo relacionado con la escuela de los niños. Esos serían asuntos personales, ¿no?

Otra cosa sería si usted pidiera permiso de no ir a trabajar «para atender asuntos personales» y en lugar de eso aprovechara el día libre para ir a una fiesta. Me pregunto qué cosa pensaría mi patrón, es decir, la persona que paga por mis servicios, si al día siguiente apareciera en una fotografía de la página de sociales como asistente a una fiesta.

Seguramente mi patrón me pondría -como se dice comúnmente- de patitas en la calle porque lo engañé. Porque cometí un abuso de confianza y tomé un tiempo de trabajo, aunque este haya sido sin goce de sueldo, para irme a una fiesta que nada tendría de «asunto personal».

Esa fue la sensación que tuve esta semana cuando leí un comunicado, de esos que dicen «Prensa Ulises Ruiz», donde se anunciaba que el gobernador solicitó permiso para ausentarse de su trabajo para atender un asunto personal. Y que, por tanto, no despacharía como jefe del Ejecutivo el miércoles 14.

Pensé, ingenuamente, que iría a atender «un asunto personal», quizá con su familia; o, como es un hombre afortunado, hasta creí que tal vez él sí tenía una tía rica que lo había heredado. Incluso me preocupé porque pensé que quizá estaba enfermo o muy cansado; al fin y al cabo, es un hombre común que debe agobiarse con tantos problemas.

El miércoles 14, el aspirante a ser candidato del PRI a la presidencia de la República, Roberto Madrazo, estuvo en Oaxaca. Por tanto, los medios lo siguieron. El día 15 la noticia era ésa y algo más: el gobernador Ulises Ruiz, quien había pedido permiso para atender asuntos personales, también estuvo en las actividades proselitistas de Madrazo.

Al menos yo despejé mis dudas. El señor gobernador no estaba enfermo ni cansado y, peor para él, no fue a cobrar ninguna herencia. Pero en esta historia hay cosas que no están bien. Aunque pidiendo permiso Ulises Ruiz libra algún tipo de responsabilidad política, lo cierto es que cuando hay mucho trabajo y se tiene una responsabilidad tan grande, lo que menos debería hacerse es perder el tiempo.

Es verdad que los hombres que gobiernan son personas de política; sin embargo, hay tiempo para todo, porque hay demasiadas urgencias y cosas importantes en Oaxaca como para andar apoyando a un señor que aspira a ser candidato de un partido político.

El análisis que intento es simple. Por un lado, Ulises Ruiz pidió permiso para atender asuntos personales sin goce de sueldo, claro está. Pero se fue a un acto proselitista de su partido. Un partido que de tricolor se pone a ratos medio pálido con tantos sustos, y quizá eso hace que muchos hombres de Estado y de gobierno se sumen sin miramientos a las tareas de partido y se olviden de la más importante: gobernar.

Estamos a menos de 300 días de las elecciones y, para recuperar Los Pinos, el PRI tiene que hacer mucho más que concentraciones masivas y campañas mediáticas. Tiene que actuar con verdad para convencer, no olvidar y reconocer que los tiempos de hegemonía ya pasaron.

El PRI debe curar sus heridas internas, terminar con las malas caras y aceptar que la democracia implica una gran diversidad de ideas, opiniones e, incluso, posiciones. Que nada se impone por la fuerza ni a garrotazos.

Además, quienes gobiernan y surgieron del PRI, como el gobernador oaxaqueño, tienen que actuar con prudencia. Él, la ciudadanía lo sabe, puede sumarse a su candidato sin necesidad de estar presente,

Lo cierto es que en Oaxaca el gobierno apenas comienza y los retos son muchos. No se resuelve el problema de la pobreza con lamentaciones ni con programas que parecen aspirinas que quitan el dolor, pero no evitan infecciones. En Oaxaca se requiere tiempo completo, no medio tiempo. Y estoy pensando en las mujeres y los hombres que realmente sufren la pobreza, quienes esta entidad son, lamentablemente, es una importante mayoría.

No en vano estamos en las posiciones más altas en todo lo malo: en muerte materna, muerte infantil, cáncer cérvicouterino, analfabetismo, violencia. Por eso digo que para gobernar se requiere mucha certeza en las palabras y mucha verdad en los hechos; se requiere tiempo completo y dejar que otros hagan la tarea política.

Qué bueno que el gobernador no está enfermo, como pensé que estaría cuando solicitó permiso para atender un asunto personal. Qué malo que el asunto personal sea una tarea proselitista de bajo nivel. Digo esto porque hay que recordar que la pelea por Los Pinos oficialmente no ha comenzado.

Claro, en eso de los pretextos nos pintamos solos. Hay quienes han matado a sus abuelos más de dos veces con tal de no ir a trabajar. Pero eso, claro está, no le queda al gobernador de Oaxaca. Ojalá que la próxima vez haya una mejor causa para dejar de trabajar.

Para sus comentarios: [email protected]

*Periodista mexicana

05/SJ/YT

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