Inicio Las campesinas sabemos desde hace mucho del calentamiento global

Las campesinas sabemos desde hace mucho del calentamiento global

De los efectos devastadores que tanto mencionan los participantes en el segmento de Alto Nivel de la Conferencia Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16) que se lleva a cabo aquí, Felipa Martínez, una campesina de Bolivia, conoce más y de cerca:

Los que vivimos en el campo sabemos desde hace mucho que el planeta se está calentando. El calor no era como se siente ahora. Antes podías sentarte bajo un árbol a sentir el fresco, ahorita hay un calor tremendo, no hay nada de lluvia, estamos fregados, en Bolivia vamos a fracasar con la alimentación».

La familia de Felipa Martínez es una de las millones de víctimas en el mundo a las que se refirió la mañana de este hoy el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien al ser el primer orador de la tercera sesión del segmento de Alto Nivel propuso a los jefes de Estado ponerse en el lugar de quienes sufren los efectos del calentamiento del planeta.

Felipa Martínez no pudo a ver a su presidente pronunciar esas palabras en el interior del hotel sede de la COP16, viajó con otras 40 mujeres y 40 hombres a Cancún, pero no obtuvo acreditación para ingresar a alguno de los dos recintos oficiales.

La cumbre es discriminatoria, porque venimos a participar para que se respeten los acuerdos de Cochabamba, queríamos estar en el encuentro oficial, pero ellos están decidiendo por nosotros.

La discriminación para la indígena campesina de Bolivia no es nueva, la ha vivido en la delegación de Santa Cruz, de donde es originaria y delegada de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa.

La discriminación de anteriores alcaldes que no las tomaban en cuenta hizo que mujeres como ella se convirtieran en líderes. Eso nos ha dado la fuerza para decir que tenemos derechos, las personas de pollera (faldas) éramos discriminadas».

Asume que desde que nació es campesina porque «nací en el campo». Su madre Gertrudes lo era y trabajó antes de dar a luz a sus diez hijos, en su mayoría varones, pero entonces el clima no era tan impredecible como ahora que «hace frío cuando le da la gana, el campo de Santa Cruz está seco, la mayoría no han podido sembrar porque hay poca humedad.

El panorama no muestra nada positivo: «No hay pasto verde, está sumamente flaco el ganado, a ver cómo le haremos para 2011, lo que se consume en Bolivia se está comprando de otros países». El maíz y el arroz que siembra con su esposo Faustino en 15 hectáreas quizá no alcance para mantener a dos hijas.

En entrevista con Cimacnoticias, Cintya Vargas, integrante de la organización no gubernamental en Bolivia «Agua Sustentable», expresó que el cambio climático ha hecho que madres en el mundo, como las de Bolivia, sufran la incertidumbre de que la salud y el alimento para sus familias esté en riesgo, pero también que están perdiendo su naturaleza.

Para las comunidades de Bolivia, la lucha por el cambio climático empezó hace años. En el 2000, cuando el gobierno de Hugo Banzer privatizó el servicio del agua a la empresa trasnacional Bechtel que terminó por ser echada por la movilización social, conocida como la guerra del agua de Cochabamba.

Echamos a la empresa y logramos imponer en Bolivia que el agua y el servicio volvieran a manos del Estado. El tema del agua cruza el cambio climático porque garantiza la seguridad alimentaria y la salud, para los pueblos de Bolivia es cuestión de vida».
Pero Evangelina Gutiérrez, una campesina de Bolivia de 38 años que representa a la delegación de Pando, cree que para los poderosos no es así: «Ellos están en su silla cosechando dinero, bajo la sombra, sin saber cómo se sufre en el campo».

Cuando piensa en su niñez, aún con pobreza, no recuerda la angustia de ahora: «Se podía vivir tranquilo, no necesitábamos tanta agua para bañarnos y refrescarnos. Sufrimos todos, hombres y mujeres. En el campo ya no se puede trabajar después de las diez de la mañana. Antes se sacaba harto arroz y ahora si se saca una arroba no vale nada».

Estas mujeres de Bolivia creen que de alguna manera la vida en Bolivia se ha vuelto más factible desde que Evo Morales fue elegido presidente, pero también creen que ha llegado tarde para proteger los recursos naturales, pues los ricos y poderosos «no viven en el campo, piensan que con la plata van a comprar todo, pero la muerte nos va a llegar a todos».

10/NA/LR/LGL

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