Muchas mujeres que llegan a Europa como menores emigrantes no acompañadas no son registradas, ya que «su llegada se produce por otros circuitos más ocultos y más controlados, de carácter mafioso», denuncia el estudio Rutas de pequeños sueños.
El estudio realizado por el proyecto CON RED, una iniciativa impulsada por la Fundació Pere Tarrés, en la que participan equipos de ocho países europeos de acogida y dos países magrebíes, señala que las jóvenes emigrantes son más vulnerables.
Destaca que uno de los casos más preocupantes es el de Irlanda, donde el 40 por ciento de los menores emigrantes no acompañados son mujeres y, de este porcentaje, la mitad son jóvenes nigerianas que podrían haber caído en las redes de la prostitución, difunde Canal Solidario.
En la investigación que tuvo una duración de tres años, se realiza un análisis comparativo de la situación de los menores en los países mencionados y presenta recomendaciones sobre cómo los gobiernos europeos deberían afrontar este creciente fenómeno.
Denuncia que la falta de adaptación de los dispositivos de atención de estos países a la realidad de los menores inmigrantes provoca situaciones de irregularidad, clandestinidad y total desprotección, lo que favorece su exclusión y la posibilidad de caer en redes de tráfico de menores o de prostitución.
La llegada de estos adolescentes –añade- generó un endurecimiento o un deterioro de las normas de asilo o protección en algunos países y con frecuencia las autoridades plantean el retorno como única medida, a pesar de que en muchas ocasiones esta decisión pueda aumentar la situación de desamparo del menor.
El documento también pone de relieve que, en general, los países estudiados no han elaborado leyes nuevas sobre estos emigrantes no acompañados sino que se han basado en la legislación existente sobre extranjería o protección de la infancia.
«La acogida de los menores emigrantes no acompañados está más condicionada por los intereses del control migratorio que por los derechos de la infancia. Ello implica el incumplimiento de los principios de Convenio de Derechos de la Infancia, suscrito por los países europeos», afirma Violeta Quiroga, codirectora de CON RED.
La situación es especialmente preocupante cuando los menores cumplen la mayoría de edad debido a las situaciones de abandono institucional que hacen cada vez más necesarios recursos específicos para esta etapa y de transición a la plena autonomía, recuerda la codirectora del proyecto.
ESPAÑA, SEGUNDO PAÍS CON MÁS MENORES
Según datos del informe recogidos en 2003, Italia –con siete mil 313 menores- y España -con seis mil 846- son los principales países europeos receptores de menores inmigrantes no acompañados y, según Quiroga «a pesar sus muchas deficiencias, son los países que más garantías dan a los menores para ser insertados en la sociedad de acogida».
Los jóvenes proceden en su mayoría de Marruecos, en el caso de España más del 75 por ciento y en algunas regiones alcanzan el 90 por ciento.
A partir de la investigación realizada sobre estos menores y sobre los que llegan a los otros seis países europeos estudiados (Bélgica, Dinamarca, Francia, Suiza, Irlanda y Portugal), el informe intenta dar respuesta a cuestiones como quiénes son, cómo vienen, de dónde y por qué y ofrecer un perfil sobre ellos que, de hecho, no resulta nuevo.
Los datos que reflejan la investigación es que 81 por ciento pertenecen al género masculino, tienen entre 15 y 17 años y provienen sobre todo de África subsahariana, Magreb y Europa del Este.
Los motivos de emigración se dividen en dos grupos. Los que marchan de su país por motivos políticos –se trata en la mayoría de los casos de menores de familias acomodadas, con buen nivel de escolarización y poca experiencia laboral- y los que emigran por razones económicas, con familias numerosas y pobres.
2005/LV/SJ
