Inicio Leyes de igualdad en Andalucía no son «varitas mágicas»

Leyes de igualdad en Andalucía no son «varitas mágicas»

Por Teresa G. Espejo

Soledad Ruiz Seguín, directora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) durante la actual legislatura, cuenta con una amplia trayectoria en el ámbito sindical, trabajando siempre en favor de los derechos de las mujeres en el entorno nacional e internacional. Su experiencia le ha llevado a situar la inserción laboral de las mujeres y el asociacionismo como prioridades del IAM durante su responsabilidad al frente de este organismo.

Ha dirigido el área de Mujer de UGT, es investigadora y ha transitado un largo camino de lucha por los derechos de las mujeres. En estos cuatro años, Andalucía ha reforzado la igualdad formal a través de nuevas leyes regionales, pero Soledad Ruiz reconoce que «no son varitas mágicas» y es necesario continuar con esfuerzos que mejoren la vida de la ciudadanía.

— La presente legislatura llega a su fin. ¿Cuáles han sido los ejes de trabajo del IAM a favor de la igualdad en este período?, le preguntamos.

— En Andalucía no partimos de cero. Con esta experiencia, tratamos de implementar actuaciones muy concretas para plasmar reivindicaciones importantes de las mujeres en diferentes ámbitos, donde el bloque más importante que hemos hecho, en términos preventivos e igualitarios, ha sido la educación, tanto universitaria como no universitaria, y posteriormente empleo de calidad y conciliación.

«Estos son los ejes donde hemos hecho mayores esfuerzos con actuaciones novedosas como plantear guarderías en centros iniciales, de manera que podamos fomentar planes de igualdad en empresas donde no sea obligatorio hacerlos por ley, en la función pública… y tratar de plasmar un eje que se plantea, no sobre la conciliación, sino la corresponsabilidad, es decir, que la responsabilidad tiene que ser compartida en términos de familia y de sociedad.

«Son cuestiones que van más allá de la flexibilización de la jornada, y que tienen más que ver con mujeres con más vulnerabilidad, como discapacitadas, gitanas, inmigrantes, prostitutas… Tenemos en cuenta una transversalidad también en el caso de las mujeres rurales porque Andalucía tiene una población femenina rural muy numerosa y hay que tomar en consideración las dificultades que tienen para quedarse en el territorio».

— Una de las últimas leyes aprobadas por el Gobierno andaluz ha sido la de Igualdad entre hombres y mujeres, ¿qué supone para la región?

— La ley de Igualdad va unida a la prevención a la violencia de género y hay toda una parte que se complementa con coeducación, educación en valores, resolución de conflictos o participación en los consejos escolares de toda la comunidad educativa.

«Hacemos una apuesta importante en el ámbito de competencias que tiene una comunidad autónoma, que no puede resolver algunas cuestiones que pertenecen al ámbito estatal, como puede ser la reforma del Estatuto de los Trabajadores o la Ley general de Seguridad Social, pero tenemos los recursos necesarios para poner en marcha actuaciones en el ámbito de los servicios y en el ámbito de tratar de mejorar la calidad de vida de las mujeres.

«Este es el objeto de la Ley y sobre esto gira toda esta ley. Queremos que sea un instrumento que mejore ese camino hacia la igualdad efectiva que damos por hecho que va a ser largo, porque no hay varitas mágicas, y ninguna ley lo es, sino que son herramientas jurídicas que nos ayudan a quienes legislamos a poner medidas y recursos para mejorar la vida de la ciudadanía».

FEMINISMO

— ¿Cuál ha sido, a su juicio, el papel del feminismo en los cambios legislativos para mejorar la igualdad que se han producido en los últimos años?

— Estamos viviendo un momento histórico porque ha habido una legislación que atiende parte de los derechos reclamados por el feminismo. Una vez aprobada la Ley de Igualdad, se tiene que desarrollar, y a partir de ahí veremos los resultados.

«El feminismo ha planteado la paridad en un sentido más amplio, en el sentido de la participación cívica en todos los ámbitos en términos de igualdad y hemos reclamado siempre unos derechos que se nos han cercenado en cualquier ocasión. La historia y la lucha de las mujeres que han dejado su nombre en esa historia, que han sido referentes, es muy importante.

«Hay que reconocer ese trabajo colectivo y no debemos perderlo de vista porque la experiencia nos muestra que se puede volver atrás».

— Teniendo en cuenta su experiencia dentro de los sindicatos, organizaciones que tienen fama de machistas en nuestro país, ¿considera que ha mejorado la igualdad en el ámbito sindical?

— Hay muchos compañeros que no tienen formación y no son capaces de detectar dónde están las discriminaciones directas y lo plantean todo de forma homogénea, como si los problemas fueran los mismos para los trabajadores y las trabajadoras, y se cae en errores de bulto.

«Las secretarías de igualdad están haciendo una labor muy importante, que están luchando para la formación de los negociadores y las negociadoras, porque ser mujer no significa que sepas cómo se detectan las desigualdades, y no es una tarea fácil».

MENTALIDADES NO CAMBIAN DE UN DÍA PARA OTRO

— ¿Confía la efectividad de los Planes de Igualdad de las empresas?

— No se cambian las mentalidades de un día para otro. Rotundamente no. Pero cuando hay una legislación hay que cumplirla porque es obligatorio, pero las mentalidades no se cambian porque se elaboren planes de igualdad y, quien diga eso miente. Lo que hay que reconocer, y es lo más duro, es que no se sabe y dejarse aconsejar por las personas expertas, hombres y mujeres.

«A medio plazo no veo cambios, pero a largo sí, porque ya no hay vuelta atrás. Pero esta no sólo es una cuestión sindical sino que es cuestión de reforzar nuestro sistema productivo y que nuestras empresa no perciba que esto es un ataque a la organización de la compañía, que es su casa finalmente, sino que deben entender que en la medida en que mujeres y hombres trabajen en mejores condiciones, crecerá su productividad, que en España es de las más bajas de Europa y del mundo.

«Esto nos tiene que hacer reflexionar: tantas horas de trabajo… ¿para qué? Y hacer más flexible las condiciones laborales en función del territorio, del sector empresarial, de las necesidades de las personas, etcétera, porque redunda en beneficios económicos para la empresa».

— Tras la aprobación de la Ley de Igualdad Efectiva entre hombres y mujeres ¿Cuáles son los retos?

— Hay que consolidar y hacer que la legislación sea conocida por todas las mujeres y también por los hombres. Es el primer reto, conocimiento de un derecho que podemos ejercer y, si es vulnerado, ir ante los tribunales a reclamarlo. El segundo reto es plantear la diversidad que el feminismo ha asumido desde hace años, es decir, que hay una multiculturalidad que hasta ahora en nuestro país no habíamos tenido oportunidad de incorporar, y debemos escuchar las nuevas voces y las nuevas reivindicaciones que muchas veces no tienen nada que ver con nuestra experiencia.

MÁS IGUALDAD EN LA REGIÓN

— ¿Y en Andalucía?

— La prioridad como Instituto Andaluz de la Mujer es la igualdad en el empleo y la independencia económica. El empleo sigue siendo un referente importante porque de él se derivan muchos derechos, como a una pensión, a una cotización fruto de una trayectoria laboral para que, llegado el momento de la jubilación, las mujeres puedan valerse por sí mismas.

«Cuando las mujeres optan, por las circunstancias que sean, estar alejadas del empleo, deben saber sus consecuencias. Esto siempre ha sido un déficit del propio Estado y también del feminismo, que tampoco lo explica. Se trata de una cuestión de derechos que se derivan del sistema de protección social de los países, que proporciona un acceso al Estado de bienestar que supone un desarrollo para el futuro de las personas, por eso, deben saber lo importante que es acceder al empleo y cotizar».

— Andalucía es una región muy amplia. ¿Hay desigualdades diferentes o son las mismas en todos los puntos del territorio?

— Son las mismas en todo el territorio andaluz. El Gobierno andaluz detecta dónde están los déficit; por ejemplo, en las zonas rurales ahora las mujeres tienen acceso a la formación y a los estudios superiores, pero luego no tienen dónde trabajar y emigran a las capitales. Es muy importante tratar de llevar oportunidades de empleo y que la gente tenga posibilidades de trabajar quedándose en el sitio que quiere vivir, contando con los mismos accesos a servicios que el resto de la ciudadanía.

«En Andalucía tenemos datos muy significativos: hay 1.971 asociaciones de mujeres en este momento; cuando se creó el IAM había 152, y más de 1.021 en el ámbito rural… Digo yo que algo se ha hecho para tratar que ellas tengan su propia voz, puedan intervenir en la política municipal, puedan reclamar y mejorar».

— ¿Qué me dice de la polémica surgida en algunas zonas de Andalucía por los matrimonios entre extranjeras, sobre todo polacas, y andaluces?

— Eso está hasta en las películas de Hollywood, los matrimonios por conveniencia, pero la realidad dista mucho de eso. Creo que aquí, no sin problemas, no sin una importante discusión entre la junta de Andalucía y el Gobierno de la nación que es quién tiene la potestad en las contrataciones en origen y la política migratoria, se optó en un momento porque fueran mujeres en determinadas zonas, como Huelva, donde vienen a recoger la fresa y después se marchan. Otras se quedan y otras vuelven, en función se su expectativa de vida.

«Lo que tratamos es que no haya explotación, que tengan los mismos derechos para el trabajo en el campo y que esa persona esté absolutamente regular en este país. El problema de Andalucía es que, al ser portal de entrada en Europa, lo hace más complicado y en los medios de comunicación siempre sale lo que más prensa da. Igual que en Canarias los cayucos, donde hubo un momento de pateras, luego centrado en menores y, cuando sale un caso aislado, los medios de comunicación son así y tratan de buscar un titular siempre. Lo que hay que hacer es comprobar si lo que se publica es real, y si es así, corregirlo.

«Es verdad que cuando las mujeres polacas vinieron a Huelva –ahora están marroquíes, rumanas y hay más diversidad nacionales– fueron a un pequeño pueblo. Las mujeres que llegaron han podido tener la oportunidad de encontrar pareja, como los hombres, y como también nosotros nos hemos ido y nos seguimos yendo a estudiar o trabajar en otros países y podemos encontrar allí a nuestra pareja.

«Lo que hay que combatir es el fraude a través de los matrimonios de conveniencia, pero para eso está la fiscalía y yo confío en la justicia».

— Ante las próximas elecciones al Parlamento andaluz, ¿cuál es el balance del IAM en estos cuatro años?

— Han sido apasionantes. Hemos tenido la oportunidad de coincidir en el tiempo con un Gobierno, el de Rodríguez Zapatero, que ha impulsado las políticas de igualdad.

«Con la aprobación de la Ley de Igualdad y de Violencia en Andalucía, tenemos una apuesta muy importante para el futuro y se nos abren unas posibilidades impresionantes puesto que, como percha al Estatuto de Autonomía andaluz, tendremos que colgar una legislación que sea la que desarrolle los derechos que nos da a las andaluzas y a los andaluces».

08/TGE/CV/GG

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