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Los Sindicatos

Por Marta Guerrero González

En todas partes existe la vocación de los trabajadores para unirse entre ellos y así negociar con los patrones mejores condiciones. Entonces, los sindicatos no son un asunto obsoleto, aunque en nuestro país son cunas de mafias y manipulaciones de carácter ilegítimo en donde se enriquecen unos cuantos y los trabajadores no ven de aquellos oros ni un cinco.

Para poder llevar a cabo una reforma de profundo alcance, es necesario plantear nuevas reglas para mantener en vida a los sindicatos. El Estado no puede, no está en condiciones de cumplir, como lo hacía antes, con acuerdos y contratos multimillonarios sin fiscalización, ni apego a la legalidad.

El caso de PEMEX, más allá de lo posible y al derecho, ofende la cifra a los sesenta millones de pobres y a la sociedad que recuerda el caso de los desvíos a la campaña de Labastida Ochoa, que el propio sindicato aceptó devolver.

No niego el derecho a la vivienda o la salud de nuestros petroleros, pero repudio el robo y acaparamiento de sus líderes. Después de todo son dineros del erario público y nadie debe quedar exento del rendimiento de cuentas. No podemos dejar de observar el enriquecimiento, fuera de toda proporción, de Romero Deschamps, quien vive en una de las colonias más caras de todo México, viaja con invitados de sus hijos a Europa con todo pagado, y sus autos… bueno, se da una vida que ya la quisieran los hombres y mujeres que se parten el lomo en las plataformas de la región de Campeche.

El estado cuenta con instrumentos para proporcionar vivienda a los trabajadores. No se justifica un arreglo para entregar esos fondos al sindicato.

Me parece una excelente oportunidad, que el Poder Judicial Federal establezca que ese tipo de convenios sean anulados. Aunque los procedimientos se extiendan durante más de un año.

Necesitamos replantear las normas, la ley del Trabajo, para que se trasparenten y controlen los recursos. Primero para evitar que líderes corruptos se aprovechen del oscurantismo y de los abrigos de una ley, paternalista y anquilosada en estructuras de historial electorero. Debemos exigir a los trabajadores que actualicen sus lineamientos internos y demuestren democracia y legalidad en todos sus procesos.

Seguramente, saldríamos perjudicados si los petroleros dejaran los segundos turnos como un mecanismo para obligar a sus millonarias demandas; habría desabasto de gasolina, entraríamos en una espiral de inercia económica y nos veríamos en la necesidad de encontrar la manera de contratar para los dobles turnos a personal distinto a la empresa. Sin embargo, el pillo de Romero no tendría argumento para oponerse si entrega el listado de los beneficiados con la vivienda y acepta que esos recursos los maneje el Estado, como lo hace con el resto de los trabajadores. Veremos quien jala más la cuerda.

*Periodista y escritora mexicana

2004/MG/LR

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