Inicio Lucha contra narcos, pero su peor enemigo es la misoginia

Lucha contra narcos, pero su peor enemigo es la misoginia

Por Lucía Lagunes Huerta

Actúa lo mismo contra el narcomenudeo que contra los secuestros, su actividad profesional, que decidió por vocación, la aleja de su familia por seguridad, tiene mando y reacciona con seguridad al momento de tomar decisiones en los operativos y en la vida diaria y es, además, la primera mujer que dirige un grupo de élite en Tijuana, ciudad de la frontera norte de México con Estados Unidos.

Se llama Rosalva G.M y es la Jefa de la Unidad de Tácticas Especiales, creada en 1995.

No le gustan las entrevistas y prefiere dar la espalda cuando de fotografías se trata. Ser demasiado visible la pone en riesgo. Por su trabajo la han amenazado en varias ocasiones, razón por la cual más de una vez ha tenido que contar con seguridad y prácticamente dejar a un lado a su familia.

Comanda a 33 policías especiales de reacción, entre ellos dos mujeres. Su cuerpo soporta todos los días más de 15 kilos de equipo, solo el chaleco antibalas pesa seis kilos y el arma larga otros siete.

Hoy viven el momento más difícil en Tijuana por la guerra de bandas del narco, explica, ya han perdido a compañeras por esto mismo, «esto siempre te afecta, te baja la moral y ellos ?los narcos– lo saben, por eso cuando sucede nos acercamos más entre compañeros, cerramos filas para salir adelante».

Pese a la dureza de su trabajo, sus ojos y sonrisa son cálidos. Matar no es sencillo, explica, pero cuando se trata del enfrentamiento entre su grupo de élite y la delincuencia, el margen de decisión se reduce: es tu vida o la de ellos.

«Te afecta quitarle la vida a alguien, no es sencillo, pero en esos momentos tienes que actuar, reaccionar rápido. Luego viene lo legal, con las reglas internas tienes que demostrar que actuaste en legítima defensa».

CONSCIENTE DE LA DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO

Es abogada de profesión, cuenta con 12 años en la corporación y tres meses como responsable de este grupo de élite. En el año 2005 recibió el reconocimiento de honor y mérito.

Tener cuerpo femenino le creó más obstáculos, pues la imagen tradicional de que las mujeres deben estar en la casa fue una dificultad permanente que tuvo que vencer con un doble esfuerzo y mayor seguridad en sí misma. A esta actitud se sumó el apoyo de su familia. Y una carrera de trabajo y constancia fueron sus mejores armas para vencer al enemigo de la misoginia. En Tijuana, de mil 800 policías 40 son mujeres.

Rosalva es además una mujer conciente de la discriminación de género, del abuso sexual que se da en las corporaciones policíacas, por ello ha desarrollado una solidaridad con sus compañeras.

«Cuando una compañera denuncia hostigamiento lo primero que hago es creer en su palabra», asegura, y después inicia la investigación, porque hay que demostrarlo y, aunque es difícil, asegura que en este terreno también ha logrado ganar algunas batallas para sus compañeras.

Hoy se reconoce que existe la violencia dentro de los hogares de los integrantes de este grupo de élite, cualquier esposa o compañera de ellos puede denunciar este delito. La respuesta institucional es incluir al policía agresor en un programa contra la violencia hacia la familia y apoyar a la víctima con acompañamiento legal y psicológico.

Ser mujer policía o de un grupo de élite te implica un enorme esfuerzo, pues su trabajo es de 12 horas de trabajo por 12 horas de descanso, si no hay emergencia, lo cual para las mujeres que han decidido ejercer su maternidad prácticamente está vedado. Por eso señala Rosalva, ellas renuncian permanentemente por no poder compaginar su responsabilidad laboral y su responsabilidad social del cuidado de los hijos y el hogar.

POR VOCACIÓN

Ella es el cerebro y nosotros los brazos, asegura uno de sus subordinados, Jean Eliu. En tanto, quien fuera su maestro y hoy es su colaborador más cercano dice: ella ordena y nosotros acatamos, así es la disciplina aquí.

Para Eliu, un joven con un año en la corporación, el que su jefa sea mujer no representa una diferencia en cuanto al mando ni la jerarquía, pues afirma que «si está ahí ella es por su trabajo y su capacidad».

La diferencia está en la relación cotidiana, en el trato, «ella escucha y comprende», razón por la cual, asegura, es doblemente reconocida, por su asertividad al momento de los enfrentamientos y por su comprensión en la vida diaria. Aunque es mujer, explica Eliut, no se le trata como tal, con «delicadeza».

Rosalva lo tiene claro, está ahí por vocación, por pasión y porque le gusta la adrenalina.

06/LL/CV/GG

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