Una sórdida ovación se dejó escuchar esta tarde en la explanada de Santo Domingo de Guzmán cuando uno de los voceros anunció que la Cámara de Diputados Federal había aprobado minutos antes un punto de acuerdo para exhortar al gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, a pedir licencia o renunciar a su cargo.
El eco del griterío alcanzó varias cuadras del norte de la zona colonial, donde se encuentran integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y donde se mantendrán por tiempo indefinido, según anunciaron el día de hoy.
De igual forma señalaron que no asistirán más a la mesa de diálogo «toda vez que los fascistas quieren masacrarnos y después sentarse a negociar con nosotros», decía un joven trepado sobre un improvisado templete. Nuestra manifestación seguirá siendo pacífica y aquí nos quedaremos, reiteró.
Entre la gente que avanzó desde tres diferentes puntos de la ciudad, estaba compuesta por una mayoría de mujeres, jóvenes y maestros que mostraron indignación y rechazo a la presencia de la Policía Federal Preventiva (PFP).
Unas 40 mil personas, otros dijeron que eran muchas menos, lo cierto es que los ríos humanos invadieron las calles del centro de la capital en sólo unos cuantos minutos, para reiterar la demanda de la salida de Ulises Ruiz como gobernador de Oaxaca.
Los hechos ocurridos este domingo y parte del fin de semana, provocaron hoy una reacción de solidaridad con la APPO y la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), quienes ante la ocupación de la PFP del centro de la ciudad se instalaron en la explanada de Santo Domingo de Guzmán.
«Este es un espacio de los oaxaqueños, tenemos que recuperarla», dijo una maestra a pocas cuadras del zócalo hacia donde llegó la manifestación, pero se encontraron un muro de policías tras escudos de grueso acrílico y detrás de ellos una tanqueta.
Así estaban la esquina de Morelos y Alcalá; la esquina de Independencia y Alcalá, la esquina de 5 de Mayo e Hidalgo, no había rendija posible para penetrar el muro humano.
Los más jóvenes se tomaron brazo con brazo y así enlazados se acercaron a los policía, casi frente con frente, en la esquina de Independencia y Alcalá. «Sin miedo», gritaban algunos. «Acérquense», empujaban otros.
Un joven de chaleco color caqui fue más allá, se subió a la tanqueta y ahí lanzó un inaudible discurso en que ponderaba la dignidad del pueblo oaxaqueño y demandaba la salida de las fuerzas federales que Fox había enviado y que hasta ahora había dejado tres muertos, varios heridos, personas detenidas y desaparecidos.
El frío de la mañana había terminado muy pronto. A pesar de las escasas ráfagas de aire, el sol a plomo se dejaba sentir quemante sobre las pieles deshidratadas de miles de personas que seguían gritando: «Ya cayo, ya cayó, Ulises ya cayó»
No pasó a más, sólo amagues que provocaban gritos de alarma y algunas corredizas. En la calle de Alcalá y Morelos los elementos de la PFP no dejaban pasar ni el viento, pero sí oían las suplicas de una mujer que pedía que se fueran de Oaxaca.
Con la cabeza envuelta en una bandera mexicana, una mujer con la cara descompuesta por el llanto rogaba y lloraba mientras exigía que se fueran de la ciudad. Otra más sacó una imagen religiosa y les gritaba, mientras un grupo de jóvenes saltaban mientras decían consignas que nunca llegaron a más. Ellas y ellos, acapararon la foto, las imágenes para las y los reporteros nacionales que buscaban la del día.
En Ciudad Universitaria el clima seguía tenso, había irritación entre la gente, ya que toda la mañana se habló un posible desalojo de Radio Universidad (1400 AM) la voz de todas la voces que durante estos días deja pasar la conciencia del pueblo, como se dice aquí.
06/SJ/CV
