El personal médico gubernamental ofrece tratamientos inadecuados a los pacientes con el virus de la inmunodeficiencia humana (vih/sida), de manera que «están tirando a la basura» recursos públicos para el combate de la pandemia.
Así lo denunció el investigador Juan Sierra Madero, especialista en sida del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán (INNSZ), quien explicó que los antirretrovirales son manejados de manera irresponsable por personal incapacitado para esas terapias de alta especialidad, que precisan años de entrenamiento.
Por ello, las instituciones públicas derrochan los recursos y otorgan tratamientos que no representan una alternativa de salud para los pacientes, dijo el experto, entrevistado durante el cuarto simposio sobre vih/sida organizado por la Asociación Mexicana de Infectología y Microbiología Clínica.
Los tratamientos no pueden uniformarse, aclaró, porque los médicos deben elegir, según el caso, entre los 16 tipos de antirretrovirales existentes y sus múltiples combinaciones, pero se debe actuar con apego a la normatividad y firmeza para que quienes recurren a esas drogas lo hagan con responsabilidad.
Sierra Madero calificó como terrible el retraso en la entrega de antirretrovirales como consecuencia del desabasto en las instituciones públicas.
Explicó que el tratamiento del paciente con vih debe ser constante, toda vez que la suspensión de medicamentos pone en riesgo su vida. Está comprobado que 10 por ciento de dosis no tomadas es suficiente para que el tratamiento falle, lo que además a largo plazo resulta más costoso para el sector salud, dijo.
Hizo notar que el sida ya no es sinónimo de muerte como ocurría al inicio de la epidemia en México, aclarando que ahora es una enfermedad crónica con mejores perspectivas de tratamiento a largo plazo incluso que padecimientos como los del hígado, a los que se dedican grandes recursos.
Ante el peligro de la explosión de la pandemia en nuestro país, llamó a las autoridades a invertir mayores recursos ahora que es tiempo de intervenir para detener su expansión, antes de que la situación empeore como sucede en países asiáticos y africanos.
Planteó que existen dos alternativas: «o no hacemos nada, o atendemos a los enfermos a través de capacitación, medicamentos y programas proactivos».
Consideró que se debe actuar con respeto a los derechos humanos y brindar atención médica a los pacientes, ya que de otra manera en un futuro los hospitales estarán plagados con enfermos con complicaciones secundarias al vih.
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