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México violenta más que EU a las migrantes hondureñas

Por la Redacción

Cada año entre 75 mil y 100 mil mujeres y hombres de Honduras abandonan su país para emigrar hacia México o seguir su camino hacia Estados Unidos en pésimas condiciones, denunció la Misión Internacional de Verificación sobre la Situación de los Derechos Humanos de la Población Migrante Hondureña.
 
Las mujeres huyen de esa nación ante la crisis de violencia de género, pero México las deporta, impulsa políticas migratorias restrictivas y les niega sus Derechos Humanos (DH), sentenció la Misión –que ayer inició una visita a nuestro país– en su informe sobre este fenómeno en Honduras.
 
Del 9 al 13 de noviembre, Juan Luis Carbajal Tejeda, Amalia Dolores García (ex diputada federal), Leticia Gutiérrez Valderrama, Lisa Haugaard, Patricia Montes y Pilar Trujillo Uribe, se reunirán con representantes federales a fin de difundir los resultados de su investigación sobre la situación humanitaria de las personas migrantes provenientes de Honduras.
 
El grupo estuvo en Honduras del 13 al 17 de julio pasado para reunirse con organizaciones civiles y personas defensoras de los DH, para documentar por qué cada año entre 75 mil y 100 mil personas abandonan ese país, y encontró que “la población migrante hondureña se ha visto forzada a salir por razones de violencia generalizada, violaciones a los Derechos Humanos, perturbaciones al orden público, por discriminación y violencia sexual y de género”.
 
Actualmente Honduras es la nación con la tasa de homicidios más alta del mundo y en 2014 fue la primera nacionalidad de las personas solicitantes de refugio en México, según el Informe Final de la Misión, que se presenta este martes en el Senado.
 
La violencia en Honduras, que derivó en 2014 en el asesinato de 526 mujeres, la mayoría de 20 a 24 años de edad, y de 5 mil 398 hombres, es causada principalmente por las “maras” o pandillas, así como por el crimen organizado, observó el grupo.
 
La violencia de género es tan grave, agregó la Misión, que en algunos departamentos (estados) controlados por las pandillas, las mujeres tienen la prohibición de teñirse el cabello de determinados colores bajo amenazas de muerte o agresión.
 
En el caso de las niñas y adolescentes hondureñas –que durante este 2015 protagonizaron una “crisis humanitaria” tras detectarse que miles emigran a EU no acompañadas”– la situación es muy grave, ya que tan sólo en el primer semestre de 2014 se registraron 454 muertes violentas de personas menores de edad.
 
“La situación se agrava para las niñas y adolescentes, quienes sufren además abusos sexuales por parte de las pandillas en sus familias”, informó la Misión, que además señaló que 24 por ciento de las adolescentes presentan embarazos, lo que limita sus oportunidades educativas y deriva en que sean discriminadas en el mercado laboral.
 
DEPORTACIONES Y VIOLACIÓN A DH
 
Esta situación, más el clima de impunidad y la falta de oportunidades de empleo y educativas –se apunta en el informe– es la principal causa del desplazamiento de miles de personas hondureñas a México y EU. Tan sólo el desplazamiento interno en el país centroamericano es de 174 mil personas cada año, precisó la Misión.
 
Las y el integrante de la Misión observaron que si bien ese país ha tomado algunas medidas al respecto –como crear algunas leyes–, no genera reglamentos ni destina recursos para su operación, lo que deriva en que la población hondureña siga siendo desplazada.
 
Las y los observadores precisaron que durante su trayecto a los países del norte del continente, las personas migrantes son víctimas de robos, extorsiones, asaltos, secuestros, agresiones físicas, trata de personas, asesinatos, desapariciones, masacres, y en el caso de las mujeres se agregan las violaciones y las agresiones sexuales perpetradas por pandillas, “coyotes” (traficantes de personas), y hasta agentes del Estado.
 
“La violencia sexual contra las mujeres se ha convertido en una parte del recorrido de muchas mujeres migrantes, estimándose que seis de cada 10 mujeres y niñas migrantes sufren violencia sexual en la ruta migratoria”, apuntaron, y además precisaron que las víctimas requieren medidas como la no deportación, la protección inmediata, y el acceso a la justicia que no están garantizadas.
 
En el informe, la Misión dijo que están aumentando los riesgos durante el tránsito, que ya derivaron en la documentación por parte de comités de familias de al menos 400 casos de personas migrantes desaparecidas, porque las personas están buscando nuevos trayectos que no estén militarizados.
 
A pesar de esas violaciones a DH que enfrenta la población hondureña, México desplegó el año pasado el Programa Frontera Sur –apoyado directamente por EU a través de la Iniciativa Mérida, según documentaron las y los expertos–, que rige el tránsito migratorio y que aceleró las deportaciones sin protección de las personas migrantes.
 
Si bien EU también fue señalado porque sus agentes migratorios cometen abusos contra la población migrante hondureña, su política de deportación “es radicalmente distinta a la mexicana”, dijo el grupo.
 
Por ejemplo, en el primer semestre de este año, 24 mil 30 personas –entre mujeres y hombres hondureños– fueron deportadas desde México hasta su país de origen, mientras que EU deportó en el mismo periodo sólo a 7 mil 740 personas.
 
A esto se suma que mientras el país del norte envía a las personas deportadas en avión y les facilita un kit de limpieza, servicios médicos y un boleto de autobús para que lleguen a sus comunidades; en México se les hace viajar en autobuses hasta por más de 30 horas, sin paradas, con baños en pésimas condiciones, con atención médica opcional y sin apoyo extra; y en estas condiciones viajan bebés y mujeres embarazadas, detallaron las y los expertos.
 
En su documento, la misión criticó que aunque las personas hondureñas son candidatas a la condición de refugiadas, en México también se ha detectado una política para desmotivar la solicitud de la condición de refugiado.
 
“En este país se está observando un patrón de obstaculización y arbitrariedad a la hora de ejecutar los mecanismos de protección internacional a pesar de que requieren la condición de refugiados”, expresó el equipo.
 
A su regreso a Honduras, las personas deportadas no cuentan con protocolos de atención, protección, seguimiento y reinserción, además de que quienes han sido víctimas de delito o retornan con alguna discapacidad, o padecen la ausencia de un acompañamiento continuado e integral, dijo la Misión.
 
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