Inicio Mi hijo Brian Alexander no murió, lo mataron los gobiernos

Mi hijo Brian Alexander no murió, lo mataron los gobiernos

A Lilian Cristina García el 2009 no la trata bien. Sin tregua para un respiro, ha ido de pérdida en pérdida. Este año se ha llevado a dos de sus hijos, y también perdió su trabajo, todo derivado de su condición de madre trabajadora.

Como empleada de Telas Parisina, sucursal Sendero, tuvo un parto prematuro de 32 semanas de gestación, el 17 de marzo. Dados los esfuerzos exhaustivos que realizaba para desempeñar sus labores, a Cristina no le queda duda de que fue accidente de trabajo.

Fue el 12 de ese mes cuando fue incapacitada, debiendo volver a trabajar el 16 de marzo, pero dado lo delicado de su estado, el doctor no la dejó regresarse. Su hijo, a quien registró como José Miguel, murió a los diez días de nacido. Poco después el 5 de junio, su pequeño Brian Alexander, dejó de existir asfixiado y quemado en la guardería ABC.

Un giro de 360 grados ha dado su vida desde entonces, pues la depresión que la agobia no la ha dejado regresar a sus ocupaciones cotidianas. Hoy día, igual marcha en las calles con el Movimiento 5 de Junio, integrado por familiares y activistas de derechos humanos, que se convierte en elocuente oradora en los mítines que se realizan al concluir.

En sus discursos, Cristina García, ha tratado de equiparar la tragedia de la guardería ABC a otros agravios sociales, para exigir que la negligencia, corrupción, tráfico de influencias e irresponsabilidad que produjeron el siniestro, sean castigados ejemplarmente.

Así, ha propuesto que tal como renunció el gobernador Biebrich en 1975, por la matanza de campesinos en el municipio San Ignacio Río Muerto, al sudoeste de Sonora, con el asesinato por omisión de 48 niñas y niños, amerita que el gobernador Bours renuncie a su cargo.

Días, meses o hasta años, está dispuesta a esperar y a luchar para encontrar justicia por la muerte de su hijo. Le queda claro que la pérdida en marzo de su recién nacido, o la muerte del hijo en la guardería ABC, son indiferentes para la empresa para la cual prestaba sus servicios.

Hoy día es una mujer desempleada, pues Grupo Parisina SA de CV, la dio de baja en el Seguro Social, razón por la que se percató de que había sido despedida. «Sinceramente lo que a ellos les mueve es el dinero, lo único que recibí es una patada en el trasero», afirma.

Ni siquiera le brindaron una palabra de aliento, ningún apoyo moral, ni de otro tipo, es su queja. Sólo el despido injustificado fue el pago por sus servicios. Hoy está clara que las condiciones de trabajo de esa empresa no eran las más aptas para su estado de embarazo de seis meses, por lo que entablará una demanda por la pérdida, al igual que por el despido.

El centro comercial Sendero, es una de las instalaciones que ofrece la modalidad de opción múltiple de giros comerciales, incluido un complejo de cines. Dentro de sus negocios cientos de trabajadoras, diariamente acuden a prestar su fuerza de trabajo en jornadas extenuantes, muchas de ellas habiendo llevado a sus hijas e hijos a alguna de las guarderías aledañas.

Contratos temporales, prestaciones mínimas, jornadas de hasta doce horas con descansos alternos una semana sí y otra no, ausencia de organización sindical, es el panorama para estas mujeres.

Cristina no es la única madre trabajadora de ahí que perdió algún hijo en la guardería ABC, subrogada del IMSS pues por su cercanía, en Sendero trabajan otras que sufren la misma pena.

Hasta marzo de este año, desde la colonia Cuauhtémoc, Cristina trajinaba con su embarazo creciente, y de la mano llevaba a su hijo Brian, hacia la guardería ABC. Esa temporada hoy es sólo un recuerdo, que la dejó el 5 de junio con las manos vacías, al morir también su hijo de 2 años y medio.

Por su parte, Nicole de 8 años, también ha pasado la experiencia de perder a dos hermanos en un lapso de tres meses. No hay palabras que expliquen a una niña cómo es que en tan corto tiempo pierde a dos hermanos.

Acompañando siempre a su madre, Nicole sobrevive a la tragedia tratando de entender el cambio brusco de vida que les ha dejado el 2009, y las pésimas condiciones de la seguridad social en México para las trabajadoras.

Con la delgadez extrema producida por del dolor moral, Cristina saca fuerzas para quejarse de que le duele mucho la cabeza en la parte de la nuca. «Es el estrés, a ver si no me da algo», expresa.

Por los problemas económicos derivados de su situación actual, le cortaron la luz por lo que duró algunos días sin el servicio. Su hija padece un mal en las vías urinarias, el cual no pudo ser atendido en el Seguro Social por estar dada de baja.

APOYO CONDICIONADO

Muchos se han acercado a brindar su apoyo, pero algunos condicionan su ayuda, a diversas situaciones. Una de ellas es la señora Lourdes Laborín, esposa del gobernador, en su calidad de presidenta del sistema DIF estatal. Ella la buscó para «apoyarla» con el tratamiento de su hija, a cambio de que ya no critique tan acremente a su esposo en los mítines.

Y es que Cristina García ha sido una de las madres que más ha sostenido el punto de que el gobernador debe renunciar, para enfrentar la responsabilidad que le toca. Dolidas por lo que ellas llaman asesinato de sus hijos, algunas madres no lo piden, sino que lo exigen.

La señora Laborín también le ofreció ayudar a su esposo a conseguir trabajo, pues también se encontraba desempleado. Sin ser el padre biológico de sus hijos, ha sido su apoyo emocional y su compañía en estos difíciles momentos.

Fue así que creyendo en las promesas, acudió a hacer uso del ofrecimiento de ayuda para tratar a su hija Nicole. La sorpresa fue mayúscula cuando se percató de que la presidenta del DIF se refería al tratamiento en el Hospital Infantil del Estado de Sonora, (HIES), pues es un hospital público, al que acuden las personas de más bajos recursos, o usuarios del Seguro Popular, para lo cual no requiere de ninguna recomendación.

Como burla recibió Cristina lo ocurrido, y sólo agradece que hasta ahora, su esposo continúe realizando trabajos para el DIF estatal en su especialidad de diseño en computadora.

Todavía recordamos esa segunda marcha apenas a una semana de la tragedia, en donde las madres empezaron a expresarse. Cristina destacaba por unos ojos expresivos y enormes que acompañaban a una única frase exigente: «¡Queremos las cabezas de los culpables!».

En todos los medios destacaba aquella delgada mujer de pómulos sobresalientes, que representaba el rostro del dolor y la indignación. A más de cuarenta días, la madre trabajadora que sobrevivía con su salario de mil 400 pesos a la quincena, por una jornada diaria de diez horas y media, está convertida en una luchadora social.

De tiempo completo, Cristina se dedica a dar seguimiento a su demanda, a participar en las actividades del Movimiento 5 de Junio, siempre va al frente de las marchas, y procura ser parte de quienes toman el micrófono para expresar su sentir y sus exigencias.

Si algo lamenta, es no haber disfrutado más a Brian, pues su larga jornada no le permitía convivir tanto con sus hijos. Su anterior trabajo en Soriana Plus, ubicada en el Paseo Río Sonora, la situación era peor, pues su horario finalizaba tan tarde, que seguido llegaba a su casa a la una de la mañana, cuando ya estaban dormidos.

Por ello decidió irse a trabajar a otro lado, buscando mejores oportunidades para dar más atención a su hija e hijo. Pero combinar el embarazo con las condiciones adversas para las y los trabajadores de México, no le hacían fácil cumplir su objetivo.

Declara que no sabe qué es peor, si los políticos mexicanos, o la crisis económica. Sus hijos y la expectativa del que vivió sólo por diez días, la hacía fuerte, a pesar de sus carencias.

Está tan perdido el sentido de las guarderías, que sus horarios no son compatibles con los de estas trabajadoras. Además los días festivos son laborables para quienes trabajan en el comercio, ocasiones en que cierran el servicio.

Por si fuera poco, el transporte público es ajeno a las necesidades de las trabajadoras que requieren cargar a sus niños, si no es que también un embarazo avanzado. Por ello Cristina debía apoyarse en sus padres, en su esposo, en su tía Esperanza o en quien podía para atender a ambos niños y trasladar a Brian a la guardería.

LA LONA MULTICOLOR

Cristina es otra de las madres que fue usuaria de la guardería ABC desde que su hijo Brian tenía cuarenta y dos días de nacido. Con esa confianza hacia el personal, cuenta que hizo notar en repetidas ocasiones a la anterior directora del plantel su preocupación por la lona bajo el techo y las razones para su instalación, lo que preguntó varias veces.

Un calor inmenso es como describe el ambiente en esa sala de usos múltiples bajo la lona multicolor, que a diario soportaban las y los niños.

Irónicamente fue por recomendación de una conocida a quien le resultaba un buen servicio, como llegó a ser usuaria. Vivir en el sur de la ciudad, contar con familiares como su abuela y su tía en ese sector, y la cercanía de su centro de trabajo, la guardería ABC siempre fue su mejor opción.

En menos de tres meses, Cristina ha enterrado inesperadamente a dos hijos. A diferencia de otras empresas que apoyaron a sus empleadas en el duro trance, Telas Parisina ha reaccionado con la baja de Cristina del Seguro Social.

Y si antes no había pensado en demandar por el accidente de trabajo de marzo, hoy es una convencida de que hacer valer sus derechos, es la mejor forma de honrar la memoria de ambos hijos. Como otras madres y padres, hoy exige resultados. Ya no habla de servicios, sino de derechos. Ya no pide favores, sino que solicita el cumplimiento de las prestaciones.

Finalmente, quien despertó de golpe a la militancia ciudadana, sin titubeos hace una advertencia de que si a ella o a su hija le pasa algo, responsabiliza directamente al gobierno del estado y a los dueños de la guardería, pues son a quienes más ha enfocado su denuncia pública.

Ejemplo de esto es cuando en una intervención frente al micrófono, Cristina García retó al gobernador diciendo: «Mi hijo no se murió, a mi hijo lo mató el Gobierno federal, estatal y municipal. Si el gobernador nos quiere dar ayuda solidaria a cambio de venderle los derechos de la demanda contra el IMSS, le cambio la tortilla: le doy ese dinero y usted deme a su hijo».

Hoy día Cristina no come ni duerme bien, siente mucha presión encima de sus hombros, le duele constantemente la cabeza, pero reconoce que cada vez más se fortalece como ciudadana.

09/SNE/GG

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