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Migración reestructura forma de ejercer la maternidad

Por la Redacción

El aumento de la feminización de la migración en los últimos años, ha generado la transformación de las familias de mujeres que ante la pobreza se ven obligadas a dejar su país de origen, transformando la relación que sostienen con sus hijas e hijos a lo que las y los especialistas llaman «maternidad transnacional».

Las mujeres constituyen el 47 por ciento de los 40 millones de personas que se desplazan en el mundo ya sea internamente en sus países o en otra nación, sostiene el informe: «Estado de la población mundial 2010», del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Las migrantes dejan a cargo de otra mujer (madre, hermana, hija, tía) el cuidado de su familia y mantienen el ejercicio de su maternidad a distancia a través del envío de dinero y de mantener la comunicación con sus hijas e hijos, señala la doctora Ofelia Becerril Quintana, Profesora e investigadora en Antropología en El Colegio de Michoacán, en México.

La investigadora del Instituto de Infancia y Mundo Urbano (CIIMU), de la Universidad Autónoma de Barcelona, Claudia Pedone, señala que a inicios del siglo XXI, las madres transnacionales latinoamericanas y sus familias empezaron a construir nuevos espacios, expandiendo límites nacionales e improvisando estrategias de maternidad y nuevas pautas de crianza.

En su texto titulado: «La Maternidad Transnacional: Nuevas Estrategias Familiares frente a la Feminización de las Migraciones Latinoamericanas», señala que la paradoja remite a que las mujeres migrantes dejan su rol de cuidadora de origen, para migrar a cuidar a niñas, niños, ancianos y hogares a cambio de un salario en el «Primer Mundo».

Claudia Pedone afirma que las mujeres migrantes se han convertido en el primer eslabón de la cadena migratoria llevando a cabo complejos procesos de adaptación en torno al ejercicio de la «maternidad transnacional», rol cuestionado tanto en los lugares de origen como de destino.

CUESTIONADAS POR MIGRAR

Al respecto, en su estudio «Maternidad transnacional: discursos, estereotipos y prácticas», la investigadora Heike Wagner, señala que en el caso de Ecuador, existe un discurso muy difundido de que la migración de madres lleva a la destrucción de la vida de sus hijas e hijos.

«Se afirma que éstos son abandonados y que una variedad de problemas son responsabilidad de las madres migrantes, las cuales son presentadas como culpables de destruir la vida de sus hijas e hijos».

La investigadora señala que este discurso sancionador estigmatiza y no toma en cuenta esta diversidad y complejidad para ejercer la maternidad a distancia. Se basa por un lado en un sufrimiento de las y los hijos y por otro, en un concepto de maternidad que corresponde a un modelo patriarcal de familia nuclear y armónica.

Esta familia nuclear occidental existe como modelo dominante pero no como práctica única ni mayoritaria en Ecuador (como tampoco en las sociedades occidentales); ya que en muchas de las familias analizadas el cuidado de las y los hijos ya era compartido antes de la migración de la madre.

Culpándolas de ser malas madres, se las culpa también de sus decisiones de cambiar y mejorar sus vidas y de romper lógicas patriarcales y establecer nuevas «normalidades» de ser familia, de ejercer su maternidad y de roles de género, entre estos el hecho de ser proveedora de una familia y de poder salir por medios propios.

«En estas familias la madre es importante pero no es la única persona de referencia que da amor y cuida a las y los niños. Por eso, con la migración de la madre no desaparece automáticamente el amor. Tampoco es necesariamente algo nuevo el hecho de crecer con otros familiares».

Las hijas e hijos, normalmente no son abandonados, sino que en la mayoría de casos las mujeres los encarga a otros familiares, lo cual no es necesariamente algo nuevo ni traumatizante y no quiere decir que las madres no quieran una pronta reunificación con ellas y ellos.

«Más bien, muchas madres planifican la separación como algo temporal. Pero las condiciones estructurales restringen las oportunidades de decidir sobre las maneras cómo llevar la maternidad».

Heike Wagner, afirma que los discursos sobre madres migrantes y sus hijas e hijos, son el lugar de estigmatización, sanción y negociación de los cambios de los roles e ideologías de género que se refuerzan con la migración reciente, altamente feminizada, de madres que migran sin parejas ni hijas ni hijos rompiendo así con la lógica patriarcal.

11/GTR/LGL

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