Mireya Moscoso, presidenta de Panamá, es la única mujer del hemisferio que participa en la Cumbre Extraordinaria de las Américas, como jefa de Estado.
El espacio de exposición de cada participante en las conversaciones de la Cumbre es sumamente limitado; cinco minutos son insuficientes para que cada mandatario exprese en amplitud sus ideas, por lo que éstas deben ser muy concretas.
En su breve intervención, Mireya Moscoso habló de las acciones de gobierno y los programas sociales con los que atiende a la nación que lidera, y en ella subrayó las dificultades que enfrentan los gobiernos de la región en el combate a la pobreza.
Destacó los esfuerzos realizados por su gobierno en el impulso a la educación y el acceso a la vivienda, en un proceso de inversión en capital humano que potencie las capacidades de desarrollo por medio del fomento a la micro y pequeña empresa.
«No podemos olvidarnos, en el combate a la inequidad, de aquellas que salen a buscarse la vida y llevan consigo a sus hijos porque no tienen con quién dejarlos. Los programas de nutrición y salud a la infancia son importantísimos. Hemos impulsado un programa para que la población infantil tenga al menos una comida completa al día», señaló.
Su sentido de solidaridad con otros pueblos se puso de manifiesto al añadir, al final de su discurso, que su país se alegra por la negociación lograda por Nicaragua con los organismos económicos mundiales en la reestructuración de su deuda externa.
Junto con Mireya Moscoso son tres las mujeres en América que han presidido sus países. Las otras dos han sido Eva Perón, en Argentina, y Violeta Chamorro, en Nicaragua. Mireya Moscoso estuvo casada con quien fuera tres veces presidente de Panamá, Arnulfo Arias Madrid, bajo cuya administración fue que hace más de medio siglo se otorgó el derecho al voto a la mujer en ese país.
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