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Muertos en sus delitos

Por Lucero Saldaña

La corriente de este mundo es el espíritu de desobediencia, haciendo la voluntad en los deseos de la carne y de los pensamientos de ira. Si nos suena familiar este mensaje, como algo que está aconteciendo hoy, fue dado en tiempos de los apóstoles; y lo traigo a propósito de la Semana Mayor como parte de las mejores noticias que jamás hayamos leído: «Salvos por Gracia». Podemos ser salvados por ese amor que trajo misericordia aún estando la humanidad muerta en delitos e inequidades.

El caso reciente de los asesinatos de dos menores de edad en Monterrey, Nuevo León, que llenó los espacios noticiosos del mes de marzo, involucrando a dos jóvenes y una madre con relaciones distorsionadas y confusas. Los tres sobreviven, pero desafortunadamente viven muertos en sus propios problemas, aunque las investigaciones no han concluido para esclarecer las contradicciones de sus declaraciones, podemos ver que hay una ausencia de valores, de fe y de amor.

De acuerdo a los principios de la fe cristiana, los menores viven juntamente con quien los resucitó para mostrarles las riquezas de su gracia, porque su bondad se manifiesta con los niños. Esta es la buena noticia que quisiéramos, oír en medio de la cobertura mediática sobre los detalles de las medias verdades de los hechos.

Sabemos que un crimen es un acto de comisión u omisión que viola una ley, y que las normas de conducta en toda la sociedad, son las que destilan, formal o informalmente, la prohibición de actos que pueden perjudicar a otros, de estas normas se ha derivado la ley.

En general, los crímenes quedan restringidos al dominio del perjuicio público; tal como escribió el irlandés, Sir Carleton Allen en 1931: «El crimen es crimen porque consiste en un acto perjudicial que directamente y en grado muy elevado, fomenta la inseguridad o amenaza el bienestar de una sociedad.».

Si bien, hay crímenes comunes a todas las naciones y sociedades, el uso de armas ofensivas para cometerlos, como navajas o armas de fuego, entre otras, ha aumentado de modo significativo, igual que el uso de explosivos con relación al crimen internacional del terrorismo. Esto, puede decirse, que son las tendencias delictivas en el mundo.

Aunque también las agresiones sexuales, tanto dentro del hogar como fuera, sobre todo los abusos bárbaros de niños y niñas incluyendo la violación, han mostrado un alarmante incremento en los últimos años y son quizás un reflejo de la sociedad permisiva que condiciona hoy día al mundo entero. El poder del más fuerte.

Podemos ver que buena parte de los crímenes representa el deseo perjudicial de tener algo que posee otra persona. Basta señalar que algunos niños y niñas crecen en un entorno en el que la presión de sus familiares o amigos induce al adolescente a cometer un crimen.

Hemos sabido de crímenes que se cometen cuando se suspende por un tiempo la razón y la racionalidad debido a la influencia y efectos de sustancias tóxicas, también que los daños criminales se consideran como la culminación del aburrimiento, el odio o una expresión de celos entre algunos casos que podrían definirse como inconscientes. Aunque lo cultural pesa.

Los celos pueden ser una poderosa emoción generada como respuesta a algo que se entiende como una deslealtad o rivalidad, cuando el amor ofendido o deseado, se experimenta como desdeñado o perdido debido a la actuación de otra persona.

Esta emoción siempre involucra a tres personas. Los celos están relacionados con el amor, ganar, odiar y perder. Los crímenes de odio, también llamados pasionales, tienen que ver con dominio y poder.

«El primer día de la semana, muy de mañana, las mujeres fueron al sepulcro, llevando las especies aromáticas que habían preparado. Encontrando que había sido quitada la piedra que cubría el sepulcro y, al entrar, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús», según San Lucas.

Verdaderamente podemos dejar de buscar entre los muertos al que vive y dejar de caminar por el cementerio del delito y fracaso para tener acceso a una vida libre de violencia y crimen. Sin fe no hay esperanza.
*Legisladora mexicana
[email protected]

06/LS/LR

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