Inicio Mujer denuncia negligencia y mal trato en IMSS de Oaxaca

Mujer denuncia negligencia y mal trato en IMSS de Oaxaca

Por no llevar su carnet (carné) de citas, Montserrat Javier Martínez perdió a su hijo de 16 semanas de gestación y estuvo a punto de morir, sin que personal médico del hospital de zona del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en esta capital hiciera algo.

A Montserrat se le quiebra la voz, pero no llora. Se recuerda saliendo del Hospital de Zona Número Uno del IMSS, escurriendo sangre, apoyada del brazo de su madre, quien en sus ropas envolvía un pequeño cuerpo sin vida, de sólo 16 semanas y media de gestación.

«Los médicos nos vieron pero no se inmutaron ni preguntaron nada, la gente sólo se nos quedó viendo», rememora una mujer a la que el personal del IMSS le negó los servicios de emergencia por no presentar su carnet de citas.

AL BORDE DE LA MUERTE

Después de un embarazo fallido, Montserrat y Néstor esperaron 15 meses para volver a embarazarse. Ambos buscaron a un ginecólogo experto en embarazos difíciles. A los dos meses les informaron que este era un embarazo de alto riesgo y Montserrat procuró todos los cuidados. A pesar de ello, a los tres meses de gestación se presentó «un ligero sangrado» trasvaginal que un médico particular detuvo con medicamentos y dos días de hospitalización.

De vuelta a su casa, Montserrat pasó dos semanas en reposo absoluto. El domingo 14 de octubre, ella notó que volvió a sangrar. Su madre Mercedes y su esposo Néstor pensaban trasladarla a la casa de su médico particular pero en el camino el sangrado se incrementó, añadiéndose «mucho dolor en la región abdominal».

Néstor llamó al servicio de emergencias 066 para pedir una ambulancia pero por ser derechohabientes del Seguro y la cercanía con el hospital del IMSS les sugirieron acudir al área de urgencias de esa institución federal.

El esposo de Montserrat dudó en acudir al IMSS porque no llevaba el carnet de citas, pero la operadora le aseguró que el personal de la institución tenía la obligación de atenderla aunque faltara dicho documento.

En la zona de urgencias, una doctora y un médico recibieron a Montserrat en el área de ginecología. La doctora del IMSS midió la dilatación uterina, eso le permitió asegurar que «no había posibilidades de que el producto estuviera vivo», pues además el cuello de la matriz «estaba totalmente abierto».

Fue entonces cuando los médicos preguntaron por el carnet de citas. La falta de ese documento impidió que el médico encargado del área autorizara a Montserrat ingresar al hospital.

Ni las súplicas ni el dolor que ella sentía conmovieron a los médicos. Néstor tuvo que volver a su casa por el carnet de citas y su esposa se quedó recostada en la mesa de exploración, acompañada de su madre, una enfermera que trabaja en el hospital que el IMSS tiene en Tlacolula de Matamoros.

«Vieron que iba sangrando, la revisó la doctora, lo primero que debieron hacer es canalizarla y luego las preguntas, pero la señorita que atendía me pidió el número de Seguro Social, se lo proporcionó pero insistía en que requería el carnet porque no tenía sistema para rastrear si es derechohabiente o no», denuncia la señora Mercedes.

Sus conocimientos médicos le permitieron deducir la grave situación que enfrentaba su hija, cuyos dolores y sangrado aumentaban, tanto que no pudo contener las ganas de pujar. No habían transcurrido ni diez minutos cuando Montserrat expulsó a su bebé de 16 semanas y media de gestación en el área de urgencias.

Ningún médico hizo nada para brindarle atención de emergencia. «Sangraba demasiado, estaba pálida y fría», pero lo único que recibían eran negativas porque no presentaban «los papeles».

Al ver el charco de sangre que se había formado, la madre de Montserrat tuvo que tomar una decisión: ayudó a vestir a su hija, envolvió el pequeño cuerpo ensangrentado y condujo a su hija fuera de ahí sin que alguien las detuviera, les hiciera preguntas u ofreciera ayuda.

Afuera del hospital, la señora Mercedes pidió a un joven su teléfono celular para llamar a Néstor y avisarle las condiciones en que se encontraba Montserrat. Néstor y su hermano llegaron pronto. La imagen que vieron era de dolor: Montserrat tendida en la calle en shock, inconsciente, convulsionándose y con una hemorragia que no paraba.

Con la ayuda de su familia, Montserrat llegó a una clínica particular y de inmediato ingresó a quirófano, mientras su esposo Néstor acudía al Banco de Sangre de Oaxaca a adquirir una unidad de sangre.

«Llegué muy mal, el sangrado no paraba porque el útero no se contraía, si mi mamá no me hubiera llevado a una clínica particular estaría muerta», acepta con enojo convertido en fuerzas para exigir justicia.

IMSS, NEGLIGENCIAS REITERADAS

La mala atención del personal del IMSS hacia Montserrat ha sido reiterada. En marzo del año pasado otro embarazo también se vio interrumpido a las 20 semanas de gestación.

«La tarde del 18 de marzo del 2006 empecé con un ligero sangrado, era sábado y decidí ir al área de urgencias del IMSS porque sé que para una mujer embarazada ese es un signo de alarma».

Recuerda que una vez en el hospital los médicos le realizaron «tacto» en por lo menos tres ocasiones y colocaron un medicamento vía vaginal que sólo aumentaron el sangrado. Fueron seis horas las que Montserrat lidió con una hemorragia que incrementaba las posibilidades de que muriera.

En esa ocasión el personal del IMSS negó información a los familiares de Montserrat, quienes pudieron tener noticias suyas 30 horas después de su ingreso al hospital.

«Ese tipo de personas no tienen ética profesional ni moral. Saben perfectamente que no me debieron hacer tacto porque sólo aceleraron el sangrado. Debí denunciar pero era tanto mi dolor que no quise perder tiempo en trámites burocráticos pero ahora sí estoy dispuesta a hacerlo, no es por mí, es por mi hijo, él pudo haberse quedado sin madre».

Una y otra vez se repite que lo vivido es una injusticia: «Un médico que en verdad lo es sabe qué hacer, no como los del IMSS que no quisieron atenderme, pero si hubiera sido una de sus primas, su sobrina o su hermana hasta se pasan las normas. No pido dinero, sólo quiero que se castigue a los médicos que no me atendieron porque no lo son».

El recuerdo no se borra de la mente de Montserrat: «Aquí lo tengo, vi a mi hijo cuando lo expulsé, me llena de dolor pero no me estoy cayendo como la primera vez, yo tengo que hacer algo porque no quiero que alguien más lo sufra».

07/NAD/GG

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