Como parteaguas en la historia de las mexicanas por lograr su acceso a los puestos públicos, hace 86 años concluyó, el 16 de enero de 1916, el Primer Congreso Feminista de Yucatán donde se reunieron 700 mujeres destacadas de todos puntos de la república.
Este año, mujeres destacadas de la política nacional, de los principales partidos y organizaciones civiles, se reunirán para conmemorar el aniversario del Congreso, así como recordar que la lucha por la participación femenina en las más altas esferas públicas seguirá.
El Congreso Feminista de 1916 fue convocado por el gobernador yucateco Salvador Alvarado, 13 meses antes del Congreso Constituyente al final de la Revolución Mexicana y se llevó al cabo en el Teatro «Peón Contreras» de la ciudad de Mérida.
Durante cuatro días debatieron sobre los medios sociales necesarios para manumitir –liberar con solemnidad– a la mujer del yugo de las tradiciones.
Asimismo, discutieron el papel de la educación primaria y otras opciones educativas ofrecidas por el Estado, así como el acceso a la esfera pública para que «dejaran de ser dirigidas y pudieran ser dirigentes», según consta en las memorias del Congreso.
Las 700 participantes concluyeron en 1916, la necesidad de dar a conocer a las propias mujeres sus capacidades, impulsarlas al libre pensamiento y opciones para ganarse la vida y poder relacionarse con sus parejas de igual a igual. Otorgarles más derechos y libertades legales.
Destacaron igualmente la demostrada efectividad de la enseñanza laica y propusieron que se ahuyentara a través de conferencias públicas el temor infantil hacia un Dios vengativo y que se prohibiera la educación religiosa a menores de 18 años por su falta de criterio propio.
Algunas de las integrantes del comité organizador eran Consuelo Zavala, presidenta; Dominga Canto, vicepresidenta; Adriana Vadillo y Rosina Magña, secretarias.
Como resultado de las propuestas en Mérida, la Asamblea Constituyente de 1917 –de donde surge la Constitución que hoy rige al país– las mexicanas ganaron derechos de la administración de bienes, la tutela de hijas e hijos, y salario igual a trabajo igual. Sin embargo, el voto femenino quedó fuera de la agenda del Congreso en Yucatán y no se logró sino hasta 1953.
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