Las mujeres que se van rumbo Estados Unidos en busca de trabajo, poco más de la mitad del total de migrantes sin documentos, corren el riesgo de ser agredidas, violentadas, asaltadas económicamente y/o ultrajadas en su identidad al tratar de cruzar la frontera, afirma la doctora María Ileana García Gossio, especialista en estudios México-Estados Unidos.
Luego de presentar el libro «Los Nuevos Escenarios de la Migración: causas, condiciones, consecuencias», del cuál es coordinadora, García Gossio aseguró a Cimacnoticias que durante el proceso de migración la población femenina es más vulnerable a la violación y, posteriormente, «al contratarlas, los salarios son mucho menores para las mujeres indocumentadas que para los hombres que llegan en la misma situación».
García Gossio, también catedrática del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM-CEM), señaló que, al entrevistar a 300 mujeres que trabajan en maquiladoras de la frontera de Tijuana, pudo constatar que más de la mitad habían migrado de sus lugares de origen por la necesidad económica y por encontrarse en otra situación donde no estuvieran sujetas a juicios morales, como en su comunidad de origen.
Dice García Gossio que para las mujeres la migración aparentemente es un asunto económico, «pero tal vez no es un asunto conciente y es un mecanismo de empoderamiento, como tener cierta autonomía con respecto de los pueblos de donde provienen. Pero las condiciones que viven bajan mucho su autoestima, por lo que es una situación muy delicada».
Dentro de sus investigaciones que ha llevado a cabo sobre este tema, García Gossio percibe que migra sobre todo gente del campo, pues en la ciudad hay menos presión social mientras que en las comunidades hay más restricción para las mujeres.
VILENCIA EN LA FRONTERA
Las fronteras son sumamente violentas, recalcó, y para las mujeres es aún mayor el hostigamiento y la violencia, pues mucha de esta población que trata de cruzar la frontera hacia Estados Unidos trabaja en Tijuana principalmente dentro de la prostitución.
Tijuana tiene ciertas particularidades, como el fortalecimiento del sector servicios, por lo cual las demandas laborales son enfocadas principalmente hacia las mujeres lo que hace a este estado un centro por excelencia de prostitución, mientras que en otras zonas de las fronteras no es tan frecuente este mecanismo, excepto Ciudad Juárez.
La avenida Revolución, en Tijuana, es el centro de prostitución «internacional» por excelencia, explica la académica, y a la vuelta, en la calle Coahuila, está el centro de prostitución local, lugares en donde las migrantes son fuertemente explotadas.
Muchas de ellas trabajan dos turnos: primero en la maquiladora, para «luego ir a fichar».
Además, algunas de estas trabajadoras de la maquila son madres que carecen, dentro de estos lugares, de recursos para satisfacer las necesidades de sus hijas o hijos. No cuentan con guarderías, por lo que muchas de las entrevistadas por García Gossío se ven en la necesidad de dejarlos encerrados o afuera. Como consecuencia, muchos de estas niñas o niños desaparecen, dijo.
EL CRUCE
Un considerable número de mujeres mexicanas que llegan a la frontera norte tratan de cruzar con sus hijas o hijos. Para ello, los infantes son encargados a los polleros para que los lleven dentro de las cajuelas de autos, incluso de norteamericanos que se prestan a ello a cambio de un pago. Pero esto no garantiza que estas niñas y niños lleguen al otro lado.
«Hay estudios que demuestran que cada vez migran también más niñas y niños, con esto se desintegra la estructura de la familia», dijo.
Para cruzar, la población femenina migrante sigue el mismo comportamiento que los hombres, explicó García Gossio.
Originalmente, en la migración hacia Estados Unidos el flujo recorría por el Pacífico para cruzar por Tijuana. Pero a raíz del «sellamiento» de la frontera ahora tienen que irse por la zona del desierto de Sonora.
Otro es el flujo de Veracruz y Tamaulipas, para cruzar por Nuevo Laredo. En estos cruces, las mujeres que salen de algunos poblados sin saber nadar, mueren en estas zonas.
Finalmente cuando las mujeres logran cruzar la frontera encuentran trabajos para limpiar en hoteles, trabajos domésticos, pero sobre todo en el sector servicio o trabajos clandestinos, incluso hay mujeres que se quedan en algún lugar en la frontera, cruzan frecuentemente para ir a trabaja y regresan. Muchas enfrentan además situaciones vulnerables como acoso y violación de sus derechos.
FRONTERA SUR
Pero también las mujeres que cruzan a nuestro país por la frontera sur sufren experiencias dolorosas, explica García Gossio.
De acuerdo con el testimonio de un integrante del grupo Beta de Protección a Migrantes, perteneciente al Instituto Nacional de Migración (INM), para entrar a nuestro país muchas de estas mujeres optan por colocarse el dinero dentro de la vagina, para evitar ser asaltadas.
Además de que su situación de migrante en nuestro país es precaria, a esto se le agrega la constante amenaza de violación de parte de algún miembro de las maras o pandillas.
En la frontera entre Chiapas y Guatemala se encuentra una zona llamada «la Tijuanita», donde se estacionan muchas mujeres que salen de Centroamérica rumbo a Estados Unidos.
Ahí, «muchas de ellas son violadas por los maras y gente de la policía, incluso de los mismo Betas. Les quitan su dinero, su único medio para su viaje a Estados Unidos, por lo que tienen que recurrir a la prostitución en esta zona.
«Es como Tijuana, pero con menos ingreso, una situación peor que en la frontera norte».
07/HVR/GG/CV
