Inicio “Muy comunes”, los maltratos de personal médico a embarazadas

“Muy comunes”, los maltratos de personal médico a embarazadas

Por Anayeli García Martínez

En los hospitales públicos los médicos obstetras que atienden a las mujeres en labor de parto suelen agredir a las pacientes de forma verbal, hacen comentarios de su sexualidad, bromean sobre lo que ocurre en el evento, y hasta afirman que ellas merecen el sufrimiento que padecen.
 
El doctor en Sociología Médica Roberto Castro Pérez sostiene que en muchos casos los médicos atienden el parto de manera normal y profesional, pero acotó que hay situaciones en las que el personal de salud viola los Derechos Humanos (DH) de las embarazadas al hacer comentarios denigrantes sobre su cuerpo, sexualidad y condición social.
 
Como parte del seminario “Salud y derechos desde la mirada de género”, realizado en El Colegio de México, Castro expuso los hallazgos de un estudio a través del cual un grupo de investigadoras observó durante tres meses los partos que se realizaron en dos hospitales públicos de la ciudad de Cuernavaca, en el estado de Morelos. 
 
Detalló que se encontraron casos significativos de violencia contra las mujeres. Por ejemplo, hubo un médico que sin mirar a la paciente le pide que se recorra en la cama para atender el nacimiento. Ella atiende la indicación pero casi se cae. Entonces, él junto con la enfermera se ríen como si la situación fuera cómica.
 
El sociólogo e investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM explicó que este es un caso en el que se puede ver que los médicos no construyen un vínculo con sus pacientes.
 
Otra situación detectada fue el de una mujer que a punto de dar a luz, la enfermera le pregunta al médico si le hará una episiotomía (incisión en el perineo para agrandar el orificio vaginal y facilitar el parto). A lo que el doctor responde: “Claro, a todas, de castigo”, haciéndose el chistoso pero con cara de seriedad. 
 
El investigador explicó que este “castigo” responde a una idea no razonada sino a un reflejo del “habitus médico”, es decir la manera inconciente con la que actúan las y los profesionales de la salud. 
 
Castro citó otro ejemplo en el que un médico trataba de hacer una exploración vaginal a una mujer, pero ella se resistió y él le dijo: “Que no duele, ya por favor, separa las piernas, parece que estamos jugando ¿o qué?”. Ella grita de dolor y esto desespera a quienes la atienden, la regañan y le dicen que se comporte, que “no están jugando”.
 
En este caso el médico dice que la mujer “no coopera”, le reclama que “esté jugando” y le advierte que si el producto sale con problemas ella será la culpable. Ante este testimonio el investigador señaló que llamar al orden y la seriedad a la paciente denota una descalificación de su dolor y sus necesidades.
 
Roberto Castro dijo que además hay expresiones comunes como cuando el personal sanitario pide a las mujeres que “cooperen”, hace bromas mientras la mujer está en labor de parto, o cuando ignora o no responde sus dudas o preguntas.
 
Por otra parte, para ilustrar la violencia verbal, está el caso de una mujer que tenía mucho dolor y pidió le hicieran una cesárea, pero el médico le dijo “no, tiene que salir por donde entró, para qué se embarazó, usted quería, ahora aguántese”; una agresión que a decir del especialista es “muy común”.
 
El también coeditor del libro “Poder médico y ciudadanía. El conflicto social de los profesionales de la salud con los derechos reproductivos en América Latina”, señaló que muchas de las expresiones de los médicos son derivadas del hábito, es decir, no necesariamente son ideas concientes, sino aprendidas y reforzadas en el ejercicio de la profesión.
 
El sociólogo sostuvo que en la labor médica hay una serie de reglas y una estructura jerárquica, similar a la militar, que justifican el proceder autoritario del personal durante la atención del parto.
 
El también integrante de la Academia Mexicana de Ciencias mencionó que hay que analizar esas prácticas cotidianas porque estas agresiones pueden constituir violaciones a Derechos Humanos de las mujeres, pero no son consideradas negligencias médicas ni delitos.
 
13/AGM/RMB

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