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Nada personal

Por Cecilia Lavalle

Dice el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, que lo del muro que planea ampliar Estados Unidos en parte de la frontera con México no es un asunto personal porque se pretende impedir la entrada no sólo de mexicanos sino de latinoamericanos en general. Yo pregunto: ¿Y no iría siendo hora de que tomarnos algunos asuntos como algo personal?

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó la semana pasada una nueva ley que se llama «Ley de Identificación Real», mejor conocida como Real Id Act (por sus siglas en inglés) y apreciada en México como una ley antiinmigrante (por su contenido).

Esa nueva ley, impulsada por un republicano (of course) y apoyada por la Casa Blanca (doble of course), ordena ampliar 5.5 kilómetros (para que alcance 22.4 kilómetros) el muro divisorio entre la frontera de Tijuana y San Diego.

Asimismo, exige al Departamento de Seguridad Interna desarrollar y poner en marcha un programa piloto para identificar y probar tecnologías de vigilancia terrestre en Tucson, Arizona (¿los cazainmigrantes se considerarán tecnología de vigilancia?).

Y para terminar prohíbe que agencias federales acepten licencias de conducir o alguna otra identificación oficial emitida por Estados Unidos a menos que se compruebe la residencia legal en ese país. Y todo, claro, bajo el argumento de: «prevenir otro ataque como el del 11 de septiembre».

No es nada personal, dice el canciller mexicano. A menos que se tome en cuenta que esa ley afectará entre ocho y 15 millones de mexicanas y mexicanos.

Obvio el gobierno norteamericano tiene todo el derecho de construir las bardas que quiera y establecer las reglas que desee en su territorio. Nada más que el argumento me parece francamente endeble o de una ingenuidad que raya en la estupidez.

Porque vamos a ver: ninguno de los atacantes del 11 de septiembre entró por la frontera mexicana. Ninguno era mexicano o latinoamericano. ¿En verdad creen que, incluso si construyeran un muro a todo lo largo del río Bravo, dejarán de pasar los migrantes?

Señores y señora (por Condoleza) el ingenio del mexicano es muy superior a una bardita o a una licencia de conducir. ¿En serio creen que estarán más seguros de actos terroristas obligando a permanecer en más clandestinidad a las y los mexicanos?

Honestamente ¿qué va a suceder si el Senado norteamericano aprueba esa ley? Respuesta: los polleros aumentarán la cuota, los migrantes entrarán a Estados Unidos por otro lado de la misma frontera o por ahí mismo de otras maneras y miles seguirán conduciendo con o sin licencia.

Eso sí, correrán muchos más riesgos (algo que nunca ha amedrentado a mis compatriotas) y serán violados sus derechos humanos en mayor cuantía. Entonces ¿qué tal si lo tomamos como algo personal?

Según datos del Consejo Nacional de Población, en 2003 las y los migrantes mexicanos alcanzaron los 9.9 millones, que sumados a las personas que ya nacieron ahí hacen un total de 25.5 millones (3.5 por ciento de la población total de Estados Unidos).

¿Una plaga para los gringos? De ser considerado así es una plaga muy conveniente, porque la mayoría de migrantes de México tiene una edad promedio de 34 años, es decir, están en edad productiva. Se emplean fundamentalmente en el sector primario y en el de la construcción, y contribuyen de manera muy importante a la economía norteamericana entre otras cosas porque aceptan condiciones laborales ínfimas por un salario que ni en sueños aceptaría un gringo.

A cambio, sólo 21 por ciento de migrantes de origen mexicano tiene la ciudadanía estadounidense, mientras que de origen centroamericano asciende a 29 por ciento, y sudamericano al 37 por ciento, y más de la mitad no cuentan con cobertura de servicios de salud. ¿Nada personal?

Mientras las condiciones de pobreza y desigualdad continúen afectando a millones de mexicanas y mexicanos, mis compatriotas seguirán cruzando la frontera para acceder al sueño norteamericano.

Y no es un sesudo análisis sociológico, es una cuestión de sumas y multiplicaciones. Miren, en promedio un migrante gana algo así como 20.5 mil dólares anuales. Haga cuentas, a 11 pesos el dólar son 225 mil 200 pesos al año, lo que es igual a 18 mil 791 pesos al mes ó 626 pesos al día. ¿A qué pueden aspirar en el mejor de los casos nuestros migrantes? ¡A ganar 41 pesos diarios en México!

Eso explica porqué en los últimos treinta años las tasas de migración se han disparado, tan sólo en lo que va del gobierno de Fox 390 mil mexicanas y mexicanos han emigrado cada año. ¿Los detendrá una bardita o el hecho de que no van a poder tener licencia de conducir? ¡No! pero serán mucho más vulnerables a la explotación y a diversas vejaciones.

No es nada personal, dice el canciller. ¿Y qué tal que las y los ciudadanos mexicanos comenzáramos a tomar como algo personal los desatinos de nuestras autoridades, los abusos, las omisiones y las declaraciones idiotas? Y que conste, señor canciller, no es nada personal.

Apreciaría sus comentarios: [email protected]

2005/CL/SJ

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