Los gobiernos de los países ricos deben comprometerse con medidas puntuales para alcanzar la igualdad para hombres y mujeres, exigió Noeleen Heyzer, directora ejecutiva del Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), durante su participación en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD).
La funcionaria de la ONU propuso que se deben legislar más impuestos al sector privado y convocarlos a que «hagan negocios con base en la ética y el cuidado del medio ambiente».
Al mismo tiempo dijo que es indispensable para el desarrollo sustentable la cancelación de las deudas de los países pobres, y que las instituciones de gobierno hagan análisis de los mercados laborales con enfoque de género, y así reducir los impactos de la flexibilización del trabajo en las mujeres.
Las panelistas que abordaron el tema «Cuestiones de género para financiar el desarrollo: retos para el porvenir», coincidieron además en que la perspectiva de género es fundamental para alcanzar un mayor respeto de los derechos humanos, al tiempo que coadyuva al combate de la pobreza entre la población femenina.
Zo Randriamaro de la Red del Tercer Mundo indicó que la distribución de los presupuestos internos de los países pobres a favor del desarrollo, no es sólo un ejercicio técnico y de economía pura, sino que es también un proceso político y social.
Destacó que la justa distribución de los presupuestos públicos «debe ser la prioridad del Consenso de Monterrey», y que es fundamental el análisis de género en las políticas macroeconómicas de las naciones –que incluyen los impuestos, el comercio, y las políticas financieras y de inversión– para satisfacer las necesidades de los pobres, especialmente de las mujeres de escasos recursos.
Randriamaro dijo que en el sector comercial, así como en otras áreas para la financiación del desarrollo, «es urgente» que los gobiernos defiendan los derechos de las mujeres, los derechos laborales, y que prioricen la protección del medio ambiente sobre las ganancias e intereses de las compañías trasnacionales.
Al sostener que la voz de las mujeres pobres del mundo no aparece en el Consenso de Monterrey, María Floro, representante de UNIFEM, también convocó a los gobernantes del mundo a dar «pasos concretos» en beneficio de la población femenina.
Uno de ellos, aseveró, sería la democratización de los procesos de toma de decisión en la construcción, implementación y evaluación de los programas dirigidos al desarrollo humano.
Eso permitiría, entre otras cosas, que el mercado tome en cuenta las contribuciones femeninas a la economía, y que las mujeres tengan una mayor representatividad en ese ámbito a nivel global.
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