El maltrato infantil comienza en el seno del hogar, principalmente en las familias indígenas ya que cuando se infringe alguna norma, se corrige a través del chicote, una vara de membrillo o de castilla, subraya el documento Mírame.
De acuerdo con el informe, elaborado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Defensoría de la Mujer Indígena (Demi), otros de los castigos que se imponen son los jalones de orejas o hincarse sobre maíz o piedrín, con la excusa que son niñas malcriadas y haraganas.
Según la información, los castigos físicos o psicológicos son una práctica extendida de los adultos contra las personas menores de edad, pese a ello, varias agrupaciones, entre ellas las mayas, se esfuerzan por privilegiar las enseñanzas por medio de relatos de la tradición oral y el consenso.
El documento, que muestra la situación de la niña indígena de Guatemala, enfatiza que el conflicto armado interno pudo haber tenido un impacto en el incremento del maltrato y abuso de personas menores de edad y en la forma equivocada de impartir justicia comunitaria.
El alcoholismo, la narcodependencia y la incapacidad para el diálogo son otros de los factores de peso que explican la victimización de las niñas, niños y adolescentes en el país.
Mírame subraya que hay diversos tipos de maltrato, entre los que se puede mencionar el físico, el emocional, la negligencia, el descuido, el abuso sexual, el síndrome de Munchausen y el prenatal o fetal, los que dejan graves secuelas en la vida de las niñas indígenas.
Las agresiones contra las niñas es un problema que trasciende lo público, pues afecta y enferma a la sociedad en su conjunto, por lo que la violencia contra la niñez debe tratarse como un problema legal, social y de salud pública.
Finalmente, Mírame señala que el maltrato deja secuelas permanentes en las víctimas, razón por la que las autoridades deben promover acciones para erradicar este flagelo que afecta a la niñez guatemalteca.
TRABAJO INFANTIL AFECTA A NIÑAS INDÍGENAS
De igual manera, las condiciones de pobreza y extrema pobreza en que vive la mayor parte de la población indígena en Guatemala han provocado que un alto porcentaje de niñas desde temprana edad se vean obligadas a trabajar para ayudar en la economía familiar, señala el documento Mírame.
De acuerdo con el informe sobre la Situación de la Niña Indígena en Guatemala, elaborado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Defensoría de la Mujer Indígena (Demi), el trabajo infantil se define como una actividad remunerada o no, ejecutado por menores de 14 años.
Según la información, este flagelo dificulta o impide la educación de las y los menores de edad, además de perjudicar su salud y dañar su crecimiento, ya que la mayoría están concentrados en agricultura, comercio informal, elaboración de comidas, industria, artesanías, construcción, oficio doméstico y comercio sexual, entre otros.
El documento señala que los reportes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) subrayan que en el país trabajan aproximadamente 937 mil 530 niñas y niños, de los cuales el 52.3 por ciento es indígena, en su mayoría mujeres.
Mírame señala que con excepción de la región suroriental del país, las estadísticas resaltan que la niñez indígena, entre los 7 y los 14 años, trabaja en mayor número que la no indígena, lo que demuestra desigualdades en el acceso a la educación y otras oportunidades.
Por años las niñas han acompañado a sus madres y padres a las fincas cafetaleras, han trabajado en los talleres de cohetería, como trabajadoras de casa particular y en diversas ocasiones en el relleno sanitario, lugares donde no cuentan con las condiciones dignas de vida.
Finalmente, en el basurero de la zona 3, que es el vertedero más grande de Centroamérica, trabajan más de 254 menores de edad, el 36.2 por ciento niñas indígenas, quienes emigraron con sus padres del campo a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida.
DISCRIMINACIÓN
La discriminación racial es una práctica negativa que afecta las relaciones interétnicas, en particular las que tienen que ver con la niñez indígena, ya que perjudican su desarrollo integral y merman su autoestima, subraya el documento Mírame.
Según la información, la exclusión por etnia afecta las áreas económica, política, social, cultural y de convivencia diaria, además de manifestarse de forma legal, interpersonal, institucional y estructural, afectando principalmente a las niñas.
Mírame enfatiza que el colorido güipil y la elegancia de la nagua que con tanto orgullo lucen las niñas indígenas, el color de su piel y la sonoridad de su idioma se convierten en motivo de burlas en la escuela y en diverso ámbitos del país, a causa de los estereotipos, los prejuicios y la intolerancia.
La discriminación racial es una realidad tangible y cotidiana en Guatemala, que impacta en los sectores más vulnerables de la sociedad, entre ellos la niñez y las mujeres indígenas, subraya la publicación.
Finalmente, la investigación señala que es evidente la necesidad que desde el Estado y la sociedad se impulsen campañas y diálogos para hacer conciencia acerca de la importancia de erradicar las prácticas racistas contra los pueblos indígenas, en particular contra las niñas de este sector.
El documento es un llamado a la sensibilidad y al compromiso de todas las personas frente a una realidad poco visible y valorada, la situación que viven las niñas en el país.
07/GG/CV
