«La pederastia no se cura como si se tratara de una enfermedad pasajera. Son psicópatas que hay que reportarlos, aunque nos de vergüenza», afirma el obispo de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera, en el prólogo del nuevo libro de la periodista Sanjuana Martínez Prueba de fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical, presentado la tarde de este martes.
Si el libro en sí es una obra fuerte, difícil de leer, como lo reconoce la propia autora, el prólogo es un texto sin desperdicio que presenta el obispo Vera, y en el cual hace una crítica muy puntual a quienes han protegido a sacerdotes católicos acusados de violación en contra de menores de edad.
«La omisión en el orden de la justicia es una situación que nos lleva a cometer errores, pues en ocasiones, lo que denominamos normalmente pecados, son delitos sancionados dentro del orden jurídico civil. La justicia tiene que ser integral, es la persona del sacerdote a la que se debe ayudar seriamente, no solapándolo; y a las víctimas directas debe atendérseles, lo mismo que a las víctimas potenciales», señala Raúl Vera.
La débil presencia evangelizadora, la falsa espiritualidad, alejada de una visión integradora de todos los aspectos de la vida humana, como la justicia, los derechos más elementales, nos convierte en burócratas de lo sagrado, establece el obispo, para luego reconocer que en la formación sacerdotal nadie cuidó los aspectos humanos que se deben desarrollar.
Sanjuana Martínez denuncia en su libro el elevado nivel de corrupción e impunidad para proceder en contra de la pederastia clerical, en la que están inmersos cerca de cinco mil sacerdotes, lo que significa el 30 por ciento de los clérigos en México, según datos del Departamento de Investigaciones sobre Abusos Religiosos y del Centro de Investigaciones sobre Abusos Religiosos.
Señala, que aunque existen leyes deficientes, las hay para perseguir ese delito; sin embargo el hecho de que en la red de pederastia incurran políticos, diputados, senadores, empresarios, gobernadores, alcaldes o sacerdotes, es de esperarse que sean las víctimas quienes continúen siendo agredidos o amenazados al imponer las denuncias.
De hecho, precisa, según las estadísticas, ocho de cada diez víctimas nunca hablará.
La jerarquía católica reacciona equivocadamente, agrega, y la falta de cooperación institucional por parte de la iglesia, en la persecución y castigo de los curas pederastas la coloca en un alto grado de responsabilidad en estos crímenes, porque la convierte en una institución encubridora, en una guarida para delincuentes.
La periodista, autora además de Manto púrpura y La cara oculta del Vaticano, señala que no se ve un interés del Estado mexicano para perseguir a los curas pederastas, como tampoco hay una clara voluntad política de Felipe Calderón, quien tiene nexos fuertes con la iglesia católica, para combatir estos delitos.
Sin embargo, lo que más le preocupa, dijo, es que a eso se añade la indiferencia de la ciudadanía, quien debería cuestionar estos delitos y exigir el castigo de los responsables.
La presentación de Prueba de fe. La red de cardenales y obispos en la pederastia clerical, estuvo a cargo del periodista Héctor Benavides, quien dijo «este es un libro espejo, donde algunos sectores de la sociedad no quieren verse».
Lamentó que, a diferencia de otros títulos más superficiales, a libros como este no se le dé la debida difusión desde la organización de la Feria Internacional del Libro, espacio donde fue presentado.
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