Inicio Oaxaca: dos maestras fueron secuestradas y abusadas el sábado

Oaxaca: dos maestras fueron secuestradas y abusadas el sábado

La Guelaguetza se realizó este lunes en medio de un fuerte operativo policiaco y hasta militar. Y en el ambiente se percibía una sensación de temor. Pudo retomarse la fiesta «oficial» como se conoce ahora, luego de que en 2006 prosperó el boicot impuesto por la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).

Desde las 06:00 horas empezaron a llegar los «invitados» al auditorio Guelaguetza enclavado en el Cerro del Fortín, para dar inicio a la celebración casi a las 10:00 de la mañana cuando llegó el gobernador Ulises Ruiz.

En otro punto de la ciudad, Judith Méndez Ramírez apenas se recupera. Tiene en su cuerpo una rara combinación de sensaciones, desde la noche del sábado 21 de julio, cuando junto con otras cuatro personas, entre ellas otra maestra, fueron «secuestrados» por elementos de la Unidad Policial de Operaciones Especiales (UPOE), cuerpo de elite de la Dirección General de Seguridad Pública del estado.

Tiene rabia, miedo e impotencia que se vuelven energía para «no claudicar, que la fortalecen».

Después de asistir a un mitin en el zócalo el sábado 21 de julio, caminó junto con una maestra, un maestro y su novio, sobre la calle de Independencia donde encontraron a un joven que les pidió un aventón. Todos iban a bordo del Tsuru, rumbo al Periférico cuando fueron interceptados por elementos de la UPOE.

Judith es maestra de Educación Especial, tiene 27 años y da clases en una escuela primaria de la Sierra Juárez. En casa de unos familiares concede la entrevista a Cimacnoticias, espera que la calma llegue a su cuerpo, pero tiene claro que lo sucedido, a pesar del miedo, la rabia y la impotencia la han fortalecido.

Organismos no gubernamentales como la Liga Mexicana de Defensa de los Derechos Humanos y el Comité 25 de Noviembre podrían interponer hoy una denuncia penal por los delitos de secuestro, detención ilegal, abuso sexual, robo y lesiones.

Judith tiene fresco el recuerdo de la agresión sufrida el pasado sábado. Después de las ocho de la noche, cuenta, fueron interceptados por una camioneta blanca que, pudo distinguir, era de la UPOE. De ella descendieron 15 elementos armados y uniformados, los obligaron a bajar. Señalaron a Juan Velásquez y lo golpearon.

Estaban sobre la calle de Fiallo, muy cerca del Periférico. Ahí subieron a las camionetas a los tres hombres: Faustino Hernández Jiménez, Alejandro Hernández Castro y Juan Velásquez.

A la maestra Rode Velasco y a ella las subieron al Tsuru. Uno de los policías iba con ellas en el asiento de atrás, les apuntaba con una pistola.

Llegaron al parque El Tequio, ubicado en el municipio conurbado de Santa Cruz Xoxocotlán, a un costado del aeropuerto Benito Juárez.

«Ahí se estacionan, llegan dos camionetas blancas sin las siglas del UPOE, pero llenas de policías y una camioneta roja con gente vestida de civil, revisan unos documentos, nos quitan las bolsas y las revisan. Nos preguntan en qué trabajamos, les decimos que somos maestras. Nos suben al vehículo, nos ponen un pasamontañas, nos pegan con el puño cerrado en la nuca, nos dicen que nos agachemos».

Agachadas y sin saber qué rumbo tomaron escucharon cómo se abría un zaguán. Pensó que era el cuartel de San Bartolo Coyotepec. La bajaron a ella primero del Tsuru, con insultos le pidieron que caminara rápido, pero apenas pudo hacerlo porque el pasamontañas le impedía ver.

La metieron a un cuarto ?dice- le quitaron el pasamontañas de la cara. Era un cuarto pequeño, frente a ella había unos 15 policías, uno filmaba, otro tomaba fotos, otro más grababa y un cuarto tenía un reflector que ponía sobre su rostro.

Inició el interrogatorio. Su nombre, el nombre de la escuela donde trabaja, el nombre del director de la escuela, del supervisor de la zona, de la delegación a la que pertenece.

Le preguntaron quién es Ezequiel (Rosales), por la gente de prensa de la Sección 22. Su domicilio. También preguntaron por Juan Velásquez, «que si no sabe que es gente de la APPO, que si ella es de la APPO».

Las preguntas combinadas con insultos siguieron. Preguntaron por Macario Otalo, por Pedro García. Que si es de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), porque lleva en su bolsa propaganda, ella contesta que no, que esos volantes se los dieron en el mitin del zócalo.

ABUSO SEXUAL

Preguntan si conoce a Gustavo Adolfo. Le piden que hable, que diga la verdad o se la «va a cargar la chingada ¿quieres que te metan la? verdad?»

Un policía de más de 50 años hizo una seña, dos policía se le acercaron, le tocaron las piernas y el resto del cuerpo. Los minutos eran interminables y el terror se apoderó de ella. Siguieron las preguntas y los insultos. «Eso te pasa por meterte en pedos, por revoltosa».

Luego le advierte que tiene tres horas para dejar Oaxaca. «Por esta vez te vamos a dejar ir, pero la segunda ya no, te vamos a partir la madre, estás fichada, tenemos tus fotos, tú sabes a lo que te atienes».

El recuento le duele, no entiende cómo una corporación policiaca puede agredir al pueblo, sin que haya cometido ningún delito ?dice- violando sus garantías, sus derechos, la dignidad de las personas.

A Ulises (Ruiz) sólo le interesa su fiesta, esa es su prioridad, intenta con ello decir que en Oaxaca no pasa nada. Pero desde el 16 de julio pasado, ha habido detenciones, nadie ha sido castigado por la agresión contra el maestro Emeterio y todos los excesos que se cometieron contra la gente y todos saben que fueron policías, pero esas cosas no se dicen en los medios, en todos los medios, rectifica.

Durante el secuestro les fueron robadas sus pertenencias: teléfono celular, cédula profesional, credencial del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, 200 pesos que llevaba. A la maestra Rode le robaron 12 mil pesos, porque la mañana del sábado había cambiado los cheques de las tres quincenas que le acaban de pagar.

Después de las 11 de la noche, las dos maestras y posteriormente los tres hombres fueron abandonadas en un terreno baldío en el municipio conurbado de Tlalixtac de Cabrera, a 20 minutos del centro de la capital oaxaqueña, donde vecinos del lugar los auxiliaron.

Reconoce que tiene miedo, impotencia y rabia. Pero no dejará de luchar. Como no lo ha dejado de hacer desde que también le tocó el desalojo aquel 14 de junio de 2006, entonces «la lucha del magisterio dejó de ser sólo económica, porque pedíamos la rebonificación (que significó para Judith 200 pesos más cada quincena). Desde entonces nuestra demanda es la salida de Ulises».

Vestida con ropa deportiva, Judith intenta recuperar la calma. Lamenta el procedimiento del gobierno, porque no sólo están bajo amenaza los líderes, sino todo el magisterio «y ahora hasta nuestras familias, porque saben dónde vivimos». «Lo único que nos confirman es que vivimos bajo un régimen de represión y autoritario frente a un movimiento social que rebasó todas sus expectativas», dice.

En una declaración, el sábado y domingo, Ulises Ruiz reiteró que su administración no permitirá más actos de vandalismo que violenten las garantías de terceros y el patrimonio de los ciudadanos y advirtió que a quienes vulneren el Estado de Derecho se les aplicará todo el peso de la ley.

También dejó entrever que habría negociado con líderes de la APPO y del magisterio para que dejaran realizar la Guelaguetza.

LA MARCHA

Del otro lado de la ciudad, una marcha de las organizaciones populares salió desde el aeropuerto rumbo al zócalo de la capital. No hubo enfrentamiento, pese al «plan disturbio» que trascendió intentaría operar el propio gobierno.

El objetivo era mantener la movilización lo más pacífica que se pudiera, lo menos cerca del Cerro del Fortín y no caer ante lo que podría ser una provocación que dejaría «un baño de sangre al pueblo de Oaxaca».

Durante la marcha, hacia el mediodía, los militares Guillermo López Martínez y Adelaida Nicolás, ambos de la 28 Zona Militar, fueron sorprendidos dentro del contingente de la marcha y llevados hasta el zócalo descalzos, donde dijeron los intercambiarían por una persona de nombre Manuel Coronel, quien fue «levantado» cuando participaba en la marcha.

También denunciaron las y los marchistas que dos autobuses con simpatizantes del movimiento magisterial y popular fueron obligados a salir de Oaxaca por elementos de diferentes corporaciones policiacas y ante la «mirada» de los medios de comunicación que siguieron el operativo, fueron llevados hasta la caseta de Huitzo, ubicada a 30 kilómetros de esta ciudad con dirección a la Ciudad de México.

Pidieron la presentación con vida de Arnulfo Martínez, Gloria Ibáñez, Adolfo Sierra y Antonio García, quienes fueron detenidos en ese operativo.

07/SJ/GG

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más

-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00
Ir al contenido