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Otros ángulos

Por Cecilia Lavalle

Que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) está en crisis. Nadie lo duda. Que urgía una reforma. Nadie lo cuestiona. Entonces, ¿cuál es el problema? El problema es ponerse de acuerdo en las razones de la crisis. El problema es ponerse de acuerdo en qué tipo de reforma debe efectuarse. Ahí estamos atorados, porque la discusión se ha centrado en el régimen de pensiones y jubilaciones. Y, salvo honrosas excepciones, no se están mirando otros ángulos.

Ángulo agudo: el menor o más cerrado, según el diccionario de la Real Academia Española. Desde hace un año las autoridades del IMSS han reducido la problemática del Instituto a las erogaciones que representan el pago de jubilaciones y pensiones de sus trabajadores. Ahí han centrado los focos rojos. Ahí han llevaron prácticamente toda la discusión.

Números van y números vienen. Nos cuentan los millones que se necesitaban antes, los millones que se necesitan ahora y los millones que se necesitarán en los próximos 10 años. Todo el discurso es: Nuestros pensionados y jubilados (los de ahora y los que vienen), nos salen tan caros que por su culpa el IMSS está en crisis. No lo dicen así, claro, pero aunque lo pongan en palabras lindas y lo arropen en lenguaje técnico, ése es el mensaje que a mí me dejan.

Es cierto que la reforma propuesta señala expresamente que no se aplicará ni a las y los actuales pensionados y jubilados, ni a las y los trabajadores que ahora prestan sus servicios en el Instituto, sino sólo a quienes ingresen tras aprobarse la reforma. Pero, por un lado, la mayoría de empleados/as y exempleados/as no les cree (la burra no era arisca, diría mi abuelita) y suponen que tarde o temprano se verán afectados.

De hecho, en diciembre pasado, a varios pensionados/as les recortaron buena parte de su pensión so pretexto de un impuesto que, según especialistas, es ilegal y que peleándolo ganarían en unos… 10 años (fecha para la cual, desde luego, varios ya habrían muerto). Si lo hicieron una vez, concluyen, lo pueden hacer muchas veces más.

Por otro lado, algunos analistas señalan que esa medida sólo será un paliativo a muy corto plazo, y que lo que se requiere es una reforma integral que contemple no sólo revisar todo el régimen de jubilaciones y pensiones sino todos los ángulos de la problemática.

Ángulo obtuso: el mayor o más abierto que el recto. ¿Por qué no mirar el todo? ¿Por qué no estudiar con ojo crítico todos los elementos que pueden estar contribuyendo a la crisis del IMSS? Y me refiero a lo caro que cuesta la ineficiencia, a lo caro que cuesta la corrupción y a lo caro que cuesta mantener una élite burocrática.

Porque no me van a decir que el Instituto es un ejemplo de eficiencia. En agosto del año pasado, en este mismo espacio, conté la experiencia de mi amiga Beatriz, quien necesitó viajar muchas veces a otra ciudad para recibir atención médica especializada. Entre los viáticos y el pasaje el Seguro le proporcionaba 812 pesos. Cuatro veces fue dinero tirado a la basura porque ¡el médico no se encontraba! Si hacemos cuentas, en cinco meses, sólo en una paciente, en un hospital, el IMSS desperdició 3 mil 284 pesos. A raíz de la publicación de ese artículo me escribieron varios médicos del IMSS, de distintas partes del país, para contarme varias ineficiencias y sus costos. ¿Cuánto impacta al presupuesto anual el rosario de ineficiencias?

Tampoco me van a decir que no hay corrupción. ¿Santiago Levy apostaría su cabeza a que el IMSS es un ejemplo de honestidad? Todos sabemos lo caro que cuesta la corrupción, la pregunta es: ¿cuánto impacta al presupuesto la corrupción en el Instituto? Y por último, no me van a decir que los salarios de la élite no afectan el presupuesto. En un esclarecedor artículo, Enrique Quintana (Reforma, julio 26) saca cuentas de lo que representan los salarios de las plazas de confianza, y señala cómo, a pesar de que se han reducido este tipo de plazas en un 20 por ciento, quienes ocupan esos espacios en promedio ganan más. Santiago Levy gana más de 200 mil pesos al mes, y 17 categorías por debajo del director general reciben ingresos superiores a 100 mil pesos mensuales.

Si el Instituto está en crisis ¿no sería deseable que todos, sin excepción, pusieran su grano de arena en esto de la austeridad? ¿Cuánto mejoraría el presupuesto si la élite ganara, digamos, la mitad?

En resumen: Sí, el IMSS está en crisis. Sí, urgen medidas drásticas para hacerlo viable. Pero, miremos todos los ángulos, toda la problemática, hagamos cirugía mayor y no nada más recetemos aspirinas a partir del dolor más evidente. Porque, y eso lo saben mejor los especialistas que yo, la aspirina va a calmar el dolor un tiempo, pero en una de esas enmascara el verdadero problema, que para cuando salga a flote ya es un problemón, ¿o no?

¿Sería mucho pedir que analizaran todos los ángulos?

Apreciaría sus comentarios: [email protected]

*Articulista y periodista de Quintana Roo

2004/CL/GV

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